El doctor explica las lesiones del ligamento cruzado craneal (LCC) en los perros, incluyendo sus síntomas, causas y tratamiento.
Las causas de las lesiones del LCC en los perros son múltiples, como la actividad, la raza, la edad y la obesidad.
Síntomas de las lesiones del LCC en los perros
Las lesiones del LCC en los perros son uno de los problemas ortopédicos más frecuentes.
Dependiendo de la gravedad de la lesión del LCC, los síntomas de un perro pueden ir desde un indicio de cojera hasta la imposibilidad de soportar peso en la pata lesionada. Un perro con una lesión del LCC también puede presentar hinchazón en la parte interior de la rodilla.
Un indicador de la rotura del LCC en los perros es la presencia del "signo del cajón". Esto significa que cuando el veterinario sujeta el fémur del perro en su sitio, la tibia puede ser arrastrada hacia delante de forma similar a un cajón que se desliza. Sin embargo, la ausencia del signo del cajón no significa que no haya daños en el LCC.
Además de un examen físico completo, su veterinario probablemente tomará radiografías de la rodilla de su perro para investigar el alcance del daño y descartar otras posibles causas de cojera. Las radiografías permitirán a su veterinario determinar la presencia de líquido o artritis en la articulación, y también si algún pequeño trozo de hueso se desprendió con el ligamento cuando se rompió.
Perros con riesgo de rotura del LCC
Ciertas razas son más propensas a las lesiones del LCC de los perros, como los labradores, los terranovas, los pastores alemanes, los rottweilers y los golden retrievers.
Los animales obesos y los que hacen ejercicio extenuante ocasionalmente -los llamados "guerreros de fin de semana"- también pueden ser más propensos a desarrollar lesiones del LCC. A menudo, estas afecciones crónicas persisten durante largos periodos de tiempo, y el perro se vuelve gradualmente más cojo a medida que el ligamento se daña más y más. A veces, sin embargo, un perro no presenta síntomas evidentes hasta que el ligamento se rompe finalmente, a menudo con algo tan simple como un ligero paso en falso.
Además, algunos estudios han demostrado que el 5% de los machos castrados antes de los 12 meses y el 8% de las hembras desarrollaron lesiones del LCC más adelante.
Los estudios han demostrado que aproximadamente la mitad de los perros que se rompen el LCC en una pata desarrollarán la afección en la pata opuesta.
Tratamiento de las lesiones del LCC en un perro
Si no se trata, la cojera causada por un CCL parcialmente desgarrado o roto mejorará o desaparecerá por completo en muchos perros, especialmente los pequeños, en un plazo de tres a seis semanas. No obstante, la falta de un LCC sano hará que los huesos se rocen entre sí, lo que conducirá al desarrollo de espolones óseos, dolor, artritis y una disminución de la amplitud de movimiento. Estos problemas son más probables en perros de tamaño mediano y grande.
El tratamiento conservador y no quirúrgico de las lesiones del LCC suele utilizarse sólo en perros que pesan menos de 9 kilos. Esto incluye reposo y medicamentos antiinflamatorios durante seis semanas o dos meses, seguidos de un programa suave de ejercicio y, si hay obesidad, pérdida de peso. Sin la cirugía, la articulación de la rodilla sufrirá cambios degenerativos.
La cirugía del LCC para perros incluye una serie de técnicas diferentes cuyo objetivo es proporcionar estabilidad a la articulación. Dependiendo del procedimiento utilizado, pueden pasar de dos a tres semanas antes de que su perro pueda soportar peso en la pierna lesionada y, en todos los casos, el ejercicio suele estar restringido durante al menos ocho semanas para permitir una curación adecuada. Puede ser muy difícil mantener a su perro tranquilo durante el periodo de rehabilitación, por lo que puede ser necesario mantenerlo en una jaula cuando no esté disponible para supervisar su actividad.
Su veterinario podrá aconsejarle sobre la aplicación de hielo en la rodilla de su perro y la realización de ejercicios suaves de amplitud de movimiento para ayudar a la rehabilitación de su perro. Aunque este periodo de curación puede ser difícil para usted y su perro, el cumplimiento estricto de las recomendaciones de su veterinario proporcionará el mejor resultado y será la forma más rápida de que su mejor amigo vuelva a estar a cuatro patas.
Aunque no es tan común como la cirugía, su veterinario puede recomendar la terapia con células madre. Las células proceden de la propia mascota y pueden inyectarse en la zona afectada para suprimir la inflamación, aliviar el dolor y hacer que crezca nuevo tejido.