Prevención de la diabetes de tipo 1

Varios esfuerzos examinan la posibilidad de detener el desarrollo de la diabetes de tipo 1. Hasta el momento, los resultados son contradictorios, en el mejor de los casos.

Si no fuma cigarrillos, reduce en gran medida el riesgo de padecer cáncer de pulmón y enfisema. Si mantiene un peso saludable, sigue una dieta moderada y hace ejercicio con regularidad, aumenta en gran medida la posibilidad de tener un corazón sano.

Pero si corres el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 1 debido a antecedentes familiares de la enfermedad o a otros factores, ¿hay algo que puedas hacer para evitarla? La respuesta es un claro "tal vez".

Los expertos en diabetes reconocen ahora que la diabetes de tipo 1 es una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmunitario del cuerpo, por alguna razón, se vuelve contra sí mismo y comienza a atacar y destruir las células de los islotes beta del páncreas que producen y liberan insulina. Cuando se destruyen suficientes islotes beta, el organismo no puede producir suficiente insulina para regular adecuadamente el azúcar en sangre, lo que da lugar a la diabetes de tipo 1.

Dado que la diabetes de tipo 1 está causada por un sistema inmunitario normal que se ha estropeado, los investigadores creen que es posible intervenir y prevenir, interrumpir o al menos ralentizar el proceso de desarrollo de la enfermedad. Sin embargo, los resultados hasta ahora han sido, en el mejor de los casos, contradictorios.

Ensayo de prevención de la diabetes de tipo 1

El mayor y más ambicioso ensayo de prevención realizado hasta la fecha es el Ensayo de Prevención de la Diabetes - tipo 1 (DPT-1), iniciado en 1994. El estudio se diseñó para determinar si es posible prevenir o retrasar la aparición de la diabetes tipo 1 en personas con riesgo de desarrollar la enfermedad. La teoría en la que se basaba el ensayo era que, al recibir dosis bajas de insulina durante un periodo prolongado, el sistema inmunitario podría aprender a volverse "tolerante" a la insulina y, por tanto, dejar en paz a las células de los islotes beta productoras de insulina.

Tras un cribado inicial, los pacientes fueron asignados, en función de su nivel de riesgo (basado en los antecedentes familiares y los perfiles genéticos), a uno de los dos brazos del ensayo:

  • El ensayo de inyección de insulina (completado). Las personas que se determinó que tenían un alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 en un plazo de cinco años fueron asignadas aleatoriamente a un grupo de tratamiento o a un grupo de control (no tratado). El grupo de tratamiento recibió dos inyecciones diarias de insulina de baja dosis y acción prolongada, además de un tratamiento de infusión de insulina intravenosa de cinco días de duración. Lamentablemente, esta rama del ensayo resultó ser un fracaso, ya que el 60% de los pacientes, tanto del grupo tratado como del no tratado, pasó a desarrollar diabetes de tipo 1.

  • Ensayo de antígeno oral. Este, el segundo brazo del DPT-1, incluyó a participantes con riesgo intermedio (25-50%) de desarrollar diabetes tipo 1 en un plazo de cinco años que son asignados aleatoriamente a recibir insulina oral o un placebo (píldora ficticia). "Esta rama del ensayo se basa en una hipótesis completamente diferente [a la de la rama de inyecciones]", afirma el experto en diabetes John Dupre, FRCP, MA, profesor de medicina de la Universidad de Western Ontario en Londres, Ontario. "Hay una historia muy plausible sobre la regulación del sistema inmunitario ejercida por el intestino, y hay datos animales bastante buenos que lo sugieren". El ensayo está en curso y se espera que los resultados se anuncien en 2004.

TRIGR

El Ensayo para Reducir la Diabetes en las Personas con Riesgo Genético (TRIGR) se basa en una idea intrigante pero controvertida. Tanto los estudios en humanos como en animales realizados en Finlandia, país que cuenta con una de las tasas más altas de diabetes tipo 1 del mundo, sugieren que los niños alimentados exclusivamente con leche materna desde el nacimiento y que no están expuestos a las proteínas de la leche de vaca (ni en la fórmula infantil ni en la leche normal) pueden tener un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 1.

"En estudios realizados tanto en Toronto como en Finlandia con ratones, los que fueron alimentados con la proteína de la leche de vaca tenían más probabilidades de padecer diabetes que los que fueron alimentados con una fórmula hidrolizada [en la que las proteínas han sido predigeridas y no son detectadas por el sistema inmunitario]", dice Peggy Franciscus, enfermera titulada, coordinadora de la rama estadounidense del ensayo TRIGR, con sede en el Hospital Infantil de Pittsburgh.

"Basándonos en eso y observando algunos de los estudios finlandeses, aquellos niños que fueron destetados tempranamente de la lactancia materna -digamos que antes de los 4 meses- y luego se les dio una fórmula con proteína de leche de vaca tuvieron una mayor incidencia de diabetes tipo 1 que aquellos que fueron amamantados exclusivamente más allá de ese período de tres meses, o se les dio una fórmula con proteína predigerida.'

La teoría, según explica el doctor Franciscus, es que el sistema inmunitario del niño, aún en desarrollo, considera la proteína entera como algo extraño, lo que le lleva a producir anticuerpos que atacan tanto a la proteína como a las células de los islotes beta del páncreas que producen insulina. La teoría se ve respaldada por los datos de un pequeño estudio finlandés que muestra que los niños que recibieron fórmulas de proteínas de leche de vaca tenían evidencia en el torrente sanguíneo de autoanticuerpos de las células de los islotes, que se cree que son una posible causa de la diabetes tipo 1.

"El principio de la historia es que la gente se dio cuenta de que en Samoa Occidental no había diabetes de tipo 1. Pero cuando esas personas se trasladan a sociedades que utilizan productos lácteos -y en Samoa Occidental hasta hace poco no lo hacían- empiezan a tener diabetes, y ahora sí la tienen en Samoa Occidental y sí consumen proteínas lácteas", explica Dupre, que es investigador principal de la rama canadiense del estudio TRIGR.

Se han hecho observaciones similares en la isla de Cerdeña, donde hasta hace poco la leche de cabra, pero no la de vaca, era habitual en la dieta, y en Puerto Rico, donde los programas de nutrición patrocinados por el gobierno han aumentado el uso de fórmulas infantiles a base de leche de vaca, dice Dupre al doctor.

Los resultados finales del estudio TRIGR no se esperan hasta aproximadamente 2007.

DAISY

El estudio DAISY (Diabetes AutoImmune Study in the Young) se diseñó para responder a la pregunta de si ciertos tipos de virus estomacales (enterovirus) podían causar una mayor susceptibilidad a la diabetes. El estudio analizó dos hipótesis alternativas: que los enterovirus se transmiten de la madre al nacer o se adquieren en la primera infancia, lo que da lugar a una infección crónica que provoca una respuesta autoinmune, o que las infecciones tardías adquiridas por niños que ya tienen una función anormal de las células de los islotes beta pueden poner el último clavo en el ataúd de las células secretoras de insulina.

Pero al igual que el ensayo DPT-1, este estudio arrojó resultados negativos. "De este estudio no se desprende que la infección por enterovirus sea un factor de riesgo para el desarrollo de la autoinmunidad de las células beta", escriben los investigadores en el número de enero de 2003 de la revista Diabetes Research and Clinical Practice.

ENDIT

El Ensayo Europeo de Intervención en la Diabetes con Nicotinamida, o ENDIT, llevado a cabo en Europa, Canadá y EE.UU., estudia si dosis elevadas de nicotinamida, una forma de vitamina B3 con propiedades antioxidantes, pueden ayudar a preservar la función de las células de los islotes beta en personas con riesgo de padecer diabetes de tipo 1 debido a sus antecedentes familiares. Los resultados del ensayo, anunciados en una reunión europea sobre la diabetes a principios de 2003, indicaron que el suplemento no ofrecía ninguna protección adicional contra la diabetes, dice el doctor Dupre.

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