8 trucos para vencer los antojos de carbohidratos

Los antojos de carbohidratos: La mayoría de nosotros los tenemos. Pero si cedes a ellos con demasiada frecuencia, pueden afectar a tu salud. Descubre por qué te apetecen los carbohidratos y cómo puedes vencerlos.

Por qué tenemos antojo de carbohidratos?

Los antojos suelen aparecer cuando nos sentimos estresados. Cuando comes carbohidratos, se libera una sustancia química "feliz" en tu cerebro como la serotonina. Muchos de los alimentos que solemos desear -dulces, panes blancos y refrescos- están llenos de carbohidratos simples que tu cuerpo procesa muy rápidamente. Esto aumenta rápidamente los niveles de la hormona del bienestar, pero también hace que los niveles de azúcar suban y bajen.

Cómo vencer los antojos de carbohidratos

Mantén tu cerebro ocupado. Es difícil pensar en los antojos cuando tu mente está ocupada con la diversión. En un experimento, los voluntarios que jugaron al videojuego Tetris durante unos minutos descubrieron que les frenaba el deseo de comer, drogarse y otros placeres. Los investigadores creen que eso se debe a que el cerebro tiene una capacidad limitada para hacer malabarismos con imágenes que compiten entre sí.

Come con atención. A veces, la búsqueda de carbohidratos no se debe al hambre, sino al aburrimiento. O es habitual que te des un capricho con un bol de helado después de cenar. Comer con atención puede ayudar. Practica la atención al motivo por el que estás comiendo, reduce la velocidad para saborear la comida y céntrate en el momento. Esto ayuda a tu cerebro a sincronizarse con tu estómago y a recibir la señal de que estás lleno. Los estudios muestran una fuerte relación entre la alimentación consciente y la reducción del peso corporal.

Elige el tipo correcto de carbohidratos. No todos los carbohidratos son iguales. Los carbohidratos complejos, que se encuentran en los cereales integrales y las verduras, son la principal fuente de energía del cuerpo. Tardan un poco en ser digeridos, por lo que los niveles de azúcar en sangre aumentan lentamente y te sientes satisfecho durante más tiempo. Las verduras sin almidón, como las zanahorias, tienen menos carbohidratos que las que tienen almidón, como las patatas. Comprueba en las etiquetas de los alimentos que compras el contenido de carbohidratos y el azúcar en la lista de ingredientes. Incluso los alimentos que no son "dulces" pueden tener más azúcar añadido de lo que esperas.

Encuentra un sistema que te funcione. Es posible que puedas eliminar alimentos como el pan, los dulces y la bollería "de golpe". O, si lo intentas, puede que acabes sintiéndote privado y obsesionado con lo que te dices a ti mismo que no puedes comer. Si ese es el caso, hazlo poco a poco: Prueba a tomar un té sin azúcar, o a comer zanahorias y hummus en lugar de una galleta. Puede que descubras que una vez que reduzcas el consumo de alimentos y bebidas dulces de esta manera, los querrás menos.

Manténgase activo. El ejercicio, sobre todo el de tipo aeróbico, sirve para mantener el apetito bajo control. También es un estimulante natural del estado de ánimo y puede ayudarle a formarse una imagen corporal positiva. Todas estas cosas buenas pueden mantener tu mano fuera del tarro de las galletas.

Duerme bien: ¿Dormiste bien anoche? Si no descansas lo suficiente, tiendes a consumir más calorías durante las horas de vigilia. La falta de descanso puede afectar a las hormonas que actúan sobre el apetito. Esto puede provocar un aumento de peso. Intenta dormir entre 7 y 9 horas seguidas por noche.

Bebe agua. Muchas veces, cuando crees que tienes hambre, en realidad estás deshidratado o aburrido. Cuando tengas ganas de comer carbohidratos o estés a punto de comer sin sentido, coge un vaso de agua. Como ventaja adicional, el agua no tiene calorías ni carbohidratos. ¿No te gusta beber agua? Prueba con agua con gas o añade unas rodajas de fruta, como limón o naranja, para darle más sabor.

Tómate un tiempo. ¿Estás estresado? La tensión puede desencadenar esas ganas de comer carbohidratos cuando menos lo esperamos. Las herramientas de gestión del estrés, como el yoga y la meditación, pueden ayudarte a comer con más atención. Estés donde estés, haz un reset y aléjate para hacer una pausa mental de 5 minutos.

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