Datos sobre las modas alimentarias

¿Cuáles son las pruebas de que las vitaminas, los minerales o sustancias similares tienen un efecto sobre los trastornos del estado de ánimo? Y pueden estas sustancias mejorar realmente el estado de ánimo o incluso tratar la depresión?

Datos sobre las modas alimentarias

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Por el doctor Ronald Pies De los archivos del médico

Un viaje a la tienda de alimentos saludables puede ser desalentador en estos días. El consumidor suele encontrarse con un estante tras otro de vitaminas, minerales, hierbas y otras sustancias supuestamente naturales, todas ellas promocionadas para mejorar el bienestar de alguna manera. Muchos de estos productos de venta libre hacen sutiles afirmaciones sobre sus efectos en el estado de ánimo, el pensamiento o la energía, sin aportar datos científicos que los respalden.

Dado que muchos de estos preparados están clasificados como "sustancias alimenticias", la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) no puede regularlos como verdaderos medicamentos. En efecto, corresponde a la FDA demostrar que una sustancia alimentaria no es segura, en lugar de que sea el fabricante el que demuestre que lo es. ¿Cuáles son las pruebas de que las vitaminas, los minerales o sustancias similares tienen un efecto sobre los trastornos del estado de ánimo? Y ¿pueden estas sustancias mejorar realmente el estado de ánimo o incluso tratar la depresión?

Las modas alimentarias provocan carencias de vitaminas

Las deficiencias de vitaminas son poco frecuentes en Estados Unidos y otros países desarrollados. De hecho, el exceso de vitaminas puede ser ahora más común que la deficiencia de vitaminas. Cuando se producen deficiencias, suelen deberse a modas alimentarias que provocan afecciones médicas por la mala absorción de nutrientes en el intestino, o a errores innatos en el manejo de los nutrientes. El alcoholismo también es una de las principales causas de las deficiencias vitamínicas, debido a la mala alimentación, la mala absorción de nutrientes y otros factores. Los ancianos y las personas con enfermedades mentales o retraso mental también corren el riesgo de padecerlas, por lo general debido a una mala nutrición y a un mal cuidado.

Ocasionalmente hay individuos cuya depresión, ansiedad o problemas de memoria son causados por una deficiencia de alguna vitamina, mineral u oligoelemento - más comúnmente, una de las vitaminas del complejo B. Las deficiencias de tiamina (vitamina B1), niacina, piridoxina (B6) o cobalamina (B12) a veces producen problemas mentales o emocionales, incluida la depresión. La deficiencia de ácido fólico puede causar problemas en el estado de ánimo y la función mental. Aunque sólo una pequeña minoría de las personas gravemente deprimidas padece este tipo de carencias vitamínicas, este problema debe descartarse cuando el cuadro clínico levanta sospechas; por ejemplo, cuando un individuo deprimido tiene un historial de cirugía intestinal que puede haber provocado una mala absorción de vitaminas del grupo B. Si la depresión se debe a una deficiencia vitamínica, el tratamiento debe incluir la reposición o suplementación de la vitamina antes de que el paciente pueda recuperarse completamente.

Interés por el cromo

Recientemente ha habido un gran interés por un oligoelemento llamado cromo. (Los oligoelementos son metales, como el zinc o el cobre, que se encuentran en cantidades muy pequeñas en el cuerpo humano y son necesarios para diversas funciones vitales). Se sabe desde hace muchos años que el cromo es esencial para la forma en que nuestro cuerpo maneja el azúcar. La carencia de cromo dificulta que las células y los tejidos utilicen la glucosa, un azúcar simple. Este problema es especialmente grave en las personas con diabetes, en las que la deficiencia de la hormona insulina ya genera problemas de azúcar en sangre. Pero el papel del cromo en la depresión sólo está surgiendo ahora. Un estudio reciente del Dr. Malcolm McLeod y sus colegas investigó el uso del cromo en cinco pacientes con una forma crónica de depresión llamada distimia. En un caso, un paciente que no había respondido bien a un antidepresivo tipo Prozac decidió por su cuenta añadir cromo a su medicación. Al cabo de unos días se sentía mucho mejor. Varios otros casos relatados por McLeod también parecían mostrar una notable mejoría cuando se añadía cromo a la medicación antidepresiva habitual de los pacientes.

No te lo creas todavía

Aunque estos informes de casos son intrigantes, deben considerarse con cierto escepticismo. Deben realizarse estudios controlados a gran escala antes de que cualquier persona con depresión crónica se apresure a exigir que se le empiece a administrar cromo, y mucho menos que tome este elemento sin la supervisión de un médico. Además, se ha informado de al menos un caso de un paciente que se volvió maníaco (extremadamente agitado y excitado) después de tomar un compuesto de venta libre llamado ma-huang, que contiene cromo, cafeína y un potente estimulante llamado efedrina. El ma-huang se vende a menudo como una hierba china, y es un buen ejemplo de por qué los llamados productos naturales deben abordarse con mucha precaución. No obstante, la historia del cromo es de gran interés y puede que algún día nos dé una nueva forma de abordar el tratamiento de la depresión. Mientras tanto, consulte a su médico si se siente grave o persistentemente deprimido.

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