La depresión es un trastorno emocional y físico. El médico explica cómo la depresión aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades.
La depresión no sólo provoca síntomas físicos, sino que también puede aumentar el riesgo de padecer ciertas enfermedades o afecciones físicas, o bien empeorarlas. A su vez, algunas enfermedades también pueden desencadenar la depresión.
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La depresión provoca síntomas físicos
La depresión afecta a mucho más que al estado de ánimo. Estos son algunos de los síntomas físicos más comunes de la depresión:
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Aumento de los dolores y molestias, que se dan en aproximadamente dos de cada tres personas con depresión
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Fatiga crónica
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Disminución del interés por el sexo
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Disminución del apetito
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Insomnio, falta de sueño profundo o exceso de sueño
Qué causa estos síntomas de depresión? Los cambios en el cerebro tienen un efecto en muchos de los sistemas del cuerpo. Por ejemplo, el funcionamiento anormal de los mensajeros cerebrales (neurotransmisores), como la serotonina, puede alterar tu umbral del dolor. Esto significa que te vuelves más sensible al dolor, especialmente al de espalda. La serotonina también afecta al sueño y disminuye el deseo sexual: casi la mitad de las personas con depresión tienen problemas con el sexo.
Por desgracia, las personas con depresión, así como sus familias y los profesionales de la salud, suelen pasar por alto los signos y síntomas físicos de la depresión. En un caso, los investigadores descubrieron que los problemas de sueño, la fatiga y las preocupaciones por la salud son indicadores fiables de depresión en los adultos mayores. Sin embargo, descubrieron que estos signos se descartan de forma rutinaria e incorrecta como una parte natural del envejecimiento.
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La depresión aumenta el riesgo de padecer enfermedades físicas
La depresión aumenta el riesgo de padecer una serie de enfermedades y otras afecciones al aumentar, por ejemplo, los niveles de hormonas del estrés como el cortisol o la adrenalina.
La depresión puede afectar al sistema inmunitario, dificultando la lucha de tu cuerpo contra las infecciones. Algunas vacunas, como la del herpes zóster, pueden incluso ser menos eficaces en adultos mayores con depresión.
La depresión también se ha relacionado con las enfermedades del corazón y con un mayor riesgo de abuso de sustancias.
Depresión y enfermedades médicas: Un círculo vicioso
Se cree que muchos de los cambios físicos causados por la depresión, como el insomnio o la falta de sueño profundo, debilitan su sistema inmunológico. Esto puede empeorar las enfermedades existentes. A su vez, los cambios físicos causados por la depresión o las enfermedades crónicas pueden desencadenar o empeorar la depresión. Todos estos cambios pueden dar lugar a un círculo vicioso difícil de romper sin un tratamiento tanto para la depresión como para cualquier otra enfermedad.
Muchas enfermedades o trastornos graves coexisten con la depresión. Entre ellas se encuentran:
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Ataque al corazón
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Enfermedad de la arteria coronaria (sin infarto)
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Enfermedad de Parkinson
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Enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple o el lupus
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VIH/SIDA
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Accidente cerebrovascular
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Cáncer
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Diabetes
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Enfermedad renal
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Artritis
La depresión aumenta el riesgo de algunas de estas enfermedades, pero no siempre. Por ejemplo, no hay pruebas que apoyen la idea de que la depresión provoque cáncer, aunque ambas suelen coexistir. Al mismo tiempo, es importante saber que la depresión no es un resultado inevitable de enfermedades graves como el cáncer y el VIH, ni que no pueda controlarse.
Una vez que se enferma, ¿cómo influye la depresión en el curso de la enfermedad? Por un lado, es más probable que desarrolle complicaciones. Esto puede ser cierto porque la depresión magnifica los cambios físicos en el cerebro y el cuerpo. Si ya tiene una enfermedad cardíaca, por ejemplo, los niveles más altos de hormonas del estrés pueden dificultar la reparación de los tejidos necesarios.
La depresión también puede dificultar el seguimiento de las instrucciones, la toma de medicamentos o el cumplimiento de otros aspectos de un régimen de tratamiento. El dolor, que es habitual en la depresión, también puede complicar el tratamiento de la misma. Esto significa que las personas con dolor crónico tienden a tener peores resultados de depresión.
Tratar la depresión, mejorar la salud
A estas alturas, ya sabes que tu salud física y mental ejecutan una delicada danza, afectándose mutuamente en gran medida. Asegúrese de hablar de ambas con su médico. Los síntomas de la depresión y los trastornos médicos no psiquiátricos... pueden coincidir. Por lo tanto, es importante que hable con su médico de todos sus síntomas y condiciones de salud. Esto ayudará a su médico a averiguar cuál es la causa de los síntomas físicos: la depresión, otra enfermedad o ambas. Revise también los medicamentos que esté tomando. Algunos pueden provocar síntomas de depresión. Asegúrese de que su profesional de la salud mental coordine el tratamiento de la depresión con sus otros proveedores de atención médica.
La buena noticia es que el tratamiento de la depresión suele ser un "dos por uno": al tratar la depresión, también puede mejorar su salud en general. Por ejemplo, algunas investigaciones sobre la diabetes sugieren que ciertos medicamentos antidepresivos y la psicoterapia pueden ayudar a mejorar el control glucémico, que es necesario en la gestión de la diabetes. Se ha demostrado que el control de la depresión con medicación, grupos de apoyo o psicoterapia, o una combinación de ambos, mejora la calidad de vida y la adherencia al tratamiento, pero no la supervivencia, de algunos pacientes con cáncer, muchos de los cuales no reciben tratamiento para la depresión.
Si tiene depresión, hable con su médico sobre el tratamiento. Además de los antidepresivos y la terapia conversacional, el ejercicio puede ser útil. Estudios recientes demuestran que el ejercicio puede ser eficaz para la depresión leve o moderada. Y, por supuesto, ayuda con muchas otras dolencias. Si estás pensando en tomar remedios a base de hierbas, asegúrate de consultarlo primero con tu médico. Algunos pueden interactuar de forma perjudicial con los medicamentos u otros suplementos.