La depresión y la ansiedad pueden ser hereditarias. Averigüe por qué estas afecciones son hereditarias, cómo saber si corre el riesgo de padecerlas y las formas de evitar la depresión y la ansiedad.
Si alguien de su familia padece alguna de estas enfermedades, o ambas, es más probable que usted también las padezca. Pero eso no significa que lo tengas definitivamente. Y puedes tener una depresión o un trastorno de ansiedad aunque nadie de tu familia lo tenga.
Lo más importante es que recibas tratamiento para cualquier trastorno de salud mental, tanto si se da en tu familia como si no. Si tienes parientes con ansiedad, depresión o ambos, querrás conocer los signos a los que debes prestar atención, qué hacer si empiezas a tenerlos y qué puedes hacer para reducir tu riesgo.
Lo que muestra la investigación
Los médicos ven indicios de que la ansiedad y la depresión son en parte hereditarias a partir de estudios sobre gemelos. Los gemelos idénticos tienen el mismo conjunto de genes, mientras que los gemelos fraternos sólo comparten la mitad de sus genes. Es más probable que ambos padezcan ansiedad o depresión, en comparación con los gemelos fraternos. Esto sugiere que estos trastornos pueden estar relacionados con determinados genes, lo que los convierte en hereditarios.
Sin embargo, no se ha encontrado un gen único que cause la depresión o la ansiedad. Por tanto, es difícil explicar cómo se transmiten estas enfermedades a través de los genes. Las combinaciones de diferentes genes de los padres pueden afectar a la probabilidad de padecer ansiedad o depresión. Pero los médicos no saben qué grupos exactos de genes causan estas enfermedades.
Tenga en cuenta que la mayoría de los trastornos médicos no se deben únicamente a la genética. El entorno, el estilo de vida y las experiencias personales también son importantes. Las familias suelen compartir estas cosas, lo que puede dificultar la determinación del papel que desempeña la genética. Puede haber una mezcla de riesgo genético y otras cosas en la vida diaria de una persona.
Si la ansiedad o la depresión son cosa de familia
La edad puede ser una pista sobre si su familia podría tener un vínculo genético con la ansiedad o la depresión. Si una de estas afecciones aparece en alguien antes de los 20 años, es más probable que sus familiares también lo hagan. En la mayoría de los casos, cuanto más joven es la persona cuando padece ansiedad o depresión, más probable es que sea hereditaria.
La ansiedad y la depresión pueden seguir siendo genéticas si aparecen en los miembros más mayores de la familia. Pero a menudo, las nuevas afecciones en personas mayores de 20 años están relacionadas con acontecimientos vitales dolorosos o estresantes.
Es más probable que herede la tendencia a la ansiedad o la depresión si un familiar cercano la padece, en lugar de un pariente más lejano. Si tiene un gemelo, padre o hermano que padece ansiedad o depresión, es más probable que la sufra porque está estrechamente relacionado con ellos.
Señales de advertencia
Todo el mundo debería conocer los síntomas de la ansiedad y la depresión, sobre todo si estas afecciones se dan en tu familia. Si sabes a qué atenerte, podrás detectar estos trastornos a tiempo y conseguir ayuda antes.
Todo el mundo se siente deprimido o preocupado de vez en cuando. Eso es normal. Cuando se convierte en una enfermedad, es más que eso.
Las personas con depresión suelen sentirse desesperadas. Otros signos son la falta de energía, el mal humor o la ira, los cambios repentinos de peso, la pérdida de interés por las aficiones, los fuertes sentimientos de culpa, el comportamiento descuidado y los problemas de concentración. Estos síntomas deben durar al menos dos semanas para que se diagnostique una depresión.
Los trastornos de ansiedad tienen muchos síntomas similares a los de la depresión. En ambos casos puede haber pérdida de energía y falta de concentración. Las personas con ansiedad también suelen ponerse muy nerviosas, tener pánico, acelerar el ritmo cardíaco, respirar rápidamente, tener dificultades para dormir por la noche, tener problemas de estómago o notar que evitan las cosas que les provocan ansiedad.
Dígale a su médico
Si la ansiedad o la depresión se dan en tu familia, es importante que se lo comuniques a tu médico, igual que harías con cualquier condición física.
No hay forma de prevenir totalmente la depresión y la ansiedad, pero hay formas de reducir el estrés y cuidarse. Estos hábitos son buenos para todo el mundo, y si sabes que la ansiedad y la depresión se dan en tu familia, hay cosas que puedes hacer para evitar que empeoren.
Consejos para evitar la depresión y la ansiedad
Si está en riesgo de sufrir depresión o ansiedad, querrá hacer todo lo posible para prevenirlas, al igual que haría con cualquier otra condición médica grave:
Considere la posibilidad de iniciar un asesoramiento proactivo. Buscar un terapeuta antes de que surja un problema puede ayudarle a aprender a manejar situaciones que podrían desencadenar ansiedad o depresión. Háblales de tus antecedentes familiares de estas u otras enfermedades. Si quieres que te remitan a un terapeuta, pregúntale a tu médico.
Repasa los nutrientes clave. Una dieta saludable puede ayudar al cuerpo y al cerebro. Asegúrese de consumir una cantidad suficiente de estos nutrientes:
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Ácidos grasos omega-3. Están en algunos pescados (como el salmón, el atún y las sardinas), las semillas de lino y las de calabaza. Estas grasas son necesarias para la salud del cerebro.
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Vitaminas B. Las personas con niveles bajos de vitamina B son más propensas a desarrollar depresión. Los alimentos que contienen vitaminas B son las verduras verdes, las alubias, las lentejas, los cereales integrales, las semillas, los frutos secos, las frutas, la carne, los huevos y otros productos animales.
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Vitamina D. Los niveles bajos de vitamina D están relacionados con la depresión, pero no está claro si realmente la causan. El cuerpo produce vitamina D si se expone al sol, o puede obtenerla de alimentos enriquecidos o suplementos.
Limita los azúcares añadidos. Los alimentos que contienen azúcar de forma natural, como la fruta, mantendrán la energía de tu cuerpo a un nivel más constante.
Una forma sencilla de conseguir una buena nutrición es incluir en tu dieta muchas verduras, frutas, cereales integrales y suficientes proteínas magras y grasas saludables, y comer menos alimentos altamente procesados o con alto contenido en grasas saturadas. Piensa en la tradicional dieta mediterránea como ejemplo. Si no estás seguro de que tus hábitos alimentarios sean correctos, consulta a tu médico o a un dietista titulado.
Haga del ejercicio un hábito. Las investigaciones demuestran que puede ayudar a combatir la depresión leve o moderada. Además, es una forma estupenda de liberar el estrés, mejorar el estado de ánimo y el nivel de energía, y cuidar la salud física.
Duerma lo suficiente. La ansiedad y la depresión pueden dificultar la obtención de una cantidad adecuada de sueño de calidad. La mayoría de las personas necesitan entre 7 y 8 horas por noche.
Si te sientes ansioso mientras haces algo, da un paso atrás y respira profundamente. También puedes empezar a meditar o a realizar otras prácticas de atención plena, que te ayuden a mantenerte en el aquí y ahora, en lugar de en los pensamientos depresivos o ansiosos.
Haz pausas en las tareas diarias. Esto puede ayudarte a mantener una mentalidad positiva.
Evite o reduzca el consumo de alcohol y cafeína. Esto puede ayudar a prevenir los ataques de pánico.
Dé prioridad a las relaciones sanas. Las personas que forman parte de tu vida pueden marcar una gran diferencia en cómo te sientes y pueden ayudar a apoyarte y animarte.