La pandemia de COVID-19, y el estrés que ha traído consigo, han cambiado nuestras vidas de muchas maneras. Aprende cómo, y qué puedes hacer al respecto.
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La pandemia del COVID-19, y el estrés que ha traído consigo, han cambiado nuestras vidas en muchos aspectos. Esos cambios pueden pasar factura a tu salud, tanto física como mental. Pero puedes hacer algunas cosas para limitar sus efectos.
Ansiedad
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Muchos aspectos de la pandemia pueden hacerte sentir más ansioso o preocupado de lo habitual. Si tienes problemas para dormir o notas cambios en tu apetito o energía, es buena idea que te tomes un descanso de las noticias y las redes sociales y que encuentres tiempo para tus aficiones y para hacer ejercicio, aunque sea haciendo algunos estiramientos o dando un paseo diario...
Depresión
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Las dificultades causadas por la pandemia pueden ser aún más duras de sobrellevar si te sientes aislado por el distanciamiento social. Si te sientes triste, desesperado o de mal humor la mayor parte del tiempo, es importante que te pongas en contacto con tus amigos o familiares y hables de cómo te sientes. Si te sientes deprimido durante varios días, o tienes pensamientos de hacerte daño, acude a tu médico o a un teléfono de salud mental para pedir ayuda.
Dolores de cabeza
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La ansiedad también puede afectarte físicamente. Los dolores de cabeza y las migrañas son algunos de los síntomas más comunes causados por la preocupación y la incertidumbre durante la pandemia. Además de desconectar y ser más activo, la meditación o los ejercicios de respiración pueden ayudarte a aliviar el estrés.
Pérdida de cabello
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El adelgazamiento o la caída de mechones de pelo puede ser un signo preocupante de estrés pandémico, pero sólo es temporal. Ocurre cuando más cabellos de los habituales entran en la fase de muda al mismo tiempo. Es posible que empieces a notarlo entre 2 y 3 meses después de que el estrés se haya desatado, y que deje de hacerlo una vez que el estrés haya remitido.
Problemas dentales
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Si sientes la mandíbula dolorida o los dientes te duelen o están sensibles, puede que estés apretando la mandíbula o rechinando los dientes sin saberlo. El estrés puede provocarlo, y suele ocurrir cuando se duerme o se está muy concentrado. Además de los ejercicios de relajación muscular, tu dentista puede recomendarte que duermas con un protector bucal.
Problemas de la piel
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Lavarse las manos es una parte importante para frenar el contagio del COVID-19, pero hacerlo con frecuencia puede romper los aceites naturales que protegen tus manos y resecarlas. Si notas que tus manos están más secas de lo habitual, sobre todo si tienes una afección como el eczema, prueba a utilizar una menor cantidad de jabón y agua tibia en lugar de caliente. Cuando termines, date palmaditas en las manos con una toalla y utiliza enseguida crema de manos o vaselina.
Cansancio ocular
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Durante la pandemia, las pantallas se han convertido en una conexión con el mundo exterior, ya sea un monitor para el trabajo, un televisor para el entretenimiento o un teléfono para las redes sociales. Pero pasar demasiado tiempo frente a ellas puede provocar ardor, picor y lagrimeo en los ojos, e incluso visión borrosa o doble. Para protegerse, apague las luces superiores para aliviar el deslumbramiento, asegúrese de que sus lentes correctoras tienen la graduación adecuada, utilice lágrimas artificiales para ayudar a los ojos secos y asegúrese de hacer descansos frecuentes.
Aumento de peso
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Durante la pandemia, hay varias cosas que han facilitado la aparición de kilos de más, como trabajar desde casa, hacer menos ejercicio y picar entre horas por el estrés. No seas demasiado duro contigo mismo, pero si sientes que necesitas controlar tus hábitos alimentarios, puedes hacer un plan semanal de comidas y tentempiés, llevar un registro de lo que comes cada día o, si trabajas desde casa,... ir a la cocina sólo cuando puedas sentarte y disfrutar de la comida.
Hábitos poco saludables
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Los malos hábitos son aún más difíciles de abandonar cuando se tiene tiempo libre y pocas distracciones. Tanto si se trata de beber alcohol como de fumar o de jugar a videojuegos durante horas, es fácil resbalar y pasar por alto (o ignorar) las señales de advertencia. Si estás haciendo algo en secreto o un ser querido ha intentado hablar contigo sobre ello, probablemente sea el momento de dejarlo. Si tienes problemas para dejar un hábito poco saludable, tu médico puede ayudarte.
Dolor de cuello y espalda
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La mesa del comedor o la encimera de la cocina no son necesariamente un buen sustituto del puesto de trabajo ergonómico de su oficina. Con el tiempo, sentarse en una posición encorvada o tener el monitor a una altura incorrecta puede dañar partes de la columna vertebral y causar todo tipo de problemas de cuello y espalda. Lo mejor es designar una zona de trabajo y seguir unas pautas para que sea lo más cómoda posible. Y no olvides levantarte y caminar a menudo.
Dolor de manos y muñecas
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Una configuración de trabajo cómoda también es importante para otras partes de tu cuerpo. Asegúrese de que la altura de su silla esté ajustada de manera que sus antebrazos estén a la altura del teclado. Mantén el teclado plano o inclinado en dirección contraria a ti (nunca hacia ti). También es buena idea hacer descansos y sacudir las muñecas a menudo. También puede ayudar a mantener las manos calientes.