Conozca las pruebas que utilizará su médico para comprobar su estado si tiene cáncer de colon que se extiende al hígado.
El cáncer es complejo y su tratamiento es cada vez más específico para cada persona. Por eso los médicos necesitan toda la información posible para guiarte.
Eso significa que no hay un enfoque único para el seguimiento. Seguirás haciéndote las pruebas que ya conoces, como las de imagen, los análisis de sangre y los exámenes físicos. Su equipo de médicos estudiará los resultados para:
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Averiguar cuál es la situación actual
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Elegir los mejores tratamientos
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Realiza un seguimiento con más pruebas para que puedas seguir el progreso y hacer los cambios que necesites
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Cómo entran en juego las imágenes
Sus médicos utilizan imágenes tomadas en diferentes momentos para buscar cambios en el tamaño, la forma y otras características de los tumores. También quieren ver si han aparecido otros nuevos.
La tomografía computarizada suele ser la más utilizada porque permite obtener imágenes del vientre, el tórax y la pelvis en una sola toma. Normalmente, se toma un medio de contraste, ya sea por vía oral o intravenosa, para obtener resultados más claros.
El médico puede utilizar la resonancia magnética para planificar una intervención quirúrgica o para saber con seguridad si un tumor es canceroso o no.
A veces, los médicos también utilizan la TEP. En algunos casos, pueden mostrar más claramente cómo afecta el tratamiento a un tumor.
Qué comprueban los análisis de sangre
Espérelos con frecuencia, aproximadamente cada 3-6 meses, para ver cómo está reaccionando al tratamiento y cuándo podría necesitar hacer algunos cambios.
Sus médicos suelen hacer un seguimiento:
El antígeno carcinoembrionario (CEA). Es una sustancia producida por algunos tumores. Cuando sube, puede significar que el cáncer ha vuelto a aparecer. Cuando baja, puede ser una señal de que el tratamiento ha funcionado. Si sus tumores no producen CEA, esta prueba no será útil para usted.
Recuento sanguíneo completo (CBC). Esta prueba general mide diferentes aspectos de su sangre. Su médico estará especialmente interesado en sus niveles de:
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Plaquetas. Son una parte importante de tu sangre que la ayuda a coagular. Comprobar los niveles de plaquetas puede indicarte si tienes más posibilidades de que se produzca un coágulo.
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Glóbulos rojos y hemoglobina. Los niveles bajos significan que tienes anemia, un problema común a medida que los cánceres avanzan.
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Los glóbulos blancos. Si sus cifras son demasiado altas o demasiado bajas, podría ser un signo de infección.
Pruebas de la función renal. El cáncer y algunos tratamientos pueden suponer una carga para tus riñones, por lo que debes hacerte estas pruebas regularmente. Miden los niveles de desechos que normalmente manejan tus riñones. Si las cifras no son correctas, es posible que los médicos tengan que ajustar el tratamiento que está recibiendo.
Pruebas de la función hepática. Estas pruebas comprueban el estado del hígado midiendo los niveles de ciertas proteínas y enzimas. El médico observará cómo cambian las cifras a lo largo del tiempo para asegurarse de que el hígado sigue cumpliendo su función y de que los cuidados que recibe no le causan daños hepáticos graves.
Por qué es importante el examen físico
Puede que no sea de alta tecnología, pero un examen físico tiene mucho valor. Su médico le palpará el dolor o los bultos, le revisará la piel y le preguntará por sus síntomas.
Esta última parte es importante. Informe a su médico de cualquier cambio o problema nuevo que observe, aunque parezca menor. Es una información útil, pero no sólo eso. Ciertas cuestiones podrían ser emergencias, como:
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Dolor en el pecho
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Ictericia severa, en la que su piel se vuelve amarillenta y con picor
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Dificultad para respirar
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Cambios en la forma en que se le vigila
No hay forma de predecir cómo le irán las cosas, pero puede esperar algunas diferencias en función de si su cáncer es curable o no.
Cuando el cáncer es curable. Es tan importante como siempre seguir los consejos de tu médico para el seguimiento. La razón principal es comprobar si hay signos de que el cáncer ha vuelto a aparecer.
Tendrás una rutina más o menos así:
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Durante los dos primeros años después de la cura, te harás un examen físico, análisis de sangre y un TAC cada 3-6 meses. Y te harás una colonoscopia al año.
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En los años 2-5, las pruebas pueden extenderse un poco a cada 6-12 meses.
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Después de 5 años, puede seguir necesitando pruebas anuales.
Cuando el cáncer no es curable. Puede esperar visitas de seguimiento más o menos cada 3 meses para comprobar lo bien que está funcionando su tratamiento. Las pruebas que necesita dependen del tipo de atención que reciba y de cómo responda a ella.
Si está participando en un ensayo clínico para probar un nuevo tipo de tratamiento, es posible que tenga visitas de seguimiento hasta cada dos meses.