¿Cuál es la verdadera historia de las grasas saturadas? ¿Puedes volver a comer carne roja y mantequilla? El doctor te dice lo que necesitas saber.
Durante décadas se nos ha advertido de que el consumo de grasas saturadas, del tipo que se encuentra en la carne, el queso y otros alimentos lácteos, puede provocar enfermedades cardíacas. En cambio, se nos ha dicho que elijamos las grasas saludables de los frutos secos, las semillas, el pescado y los aceites vegetales.
Una nueva investigación cuestiona esta creencia. Una revisión reciente de 72 estudios no encontró ninguna relación entre las grasas saturadas y las enfermedades del corazón. La revisión también demostró que las grasas monoinsaturadas, como las del aceite de oliva, los frutos secos y los aguacates, no protegen contra las enfermedades cardíacas.
Este no es el primer estudio que cuestiona la idea de que las grasas saturadas son malas para el corazón. Hace cinco años, otra revisión de la investigación tampoco encontró ninguna relación entre las grasas saturadas y las enfermedades del corazón.
Aun así, estos estudios no son la última palabra. Ahora mismo, no todo el mundo está de acuerdo en que las grasas saturadas sean inofensivas.
Los principales grupos sanitarios, como la Asociación Americana del Corazón, afirman que consumir muchas grasas saturadas aumenta las probabilidades de padecer enfermedades cardíacas, y no están cambiando sus directrices.
¿Qué debe comer?
Hasta que la ciencia descubra la respuesta, ¿qué debes comer?
No veas el estudio como una luz verde para llenarte de mantequilla, filete y queso. Sea inteligente con las grasas saturadas de su dieta.
Numerosos estudios demuestran que si se sustituyen las grasas saturadas por grasas poliinsaturadas, se reduce el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, afirma Alice Lichtenstein, profesora de ciencia y política de la nutrición en la Universidad Tufts de Boston. Las grasas poliinsaturadas, a menudo denominadas ácidos grasos omega-3 y omega-6, proceden de los aceites vegetales -soja, maíz y canola- y de pescados grasos como el salmón, la caballa, el arenque y la trucha. También se encuentran en la mayoría de los frutos secos, especialmente en las nueces, los piñones, las pacanas y las nueces de Brasil.
La mejor manera de prevenir las enfermedades del corazón puede ser comer más alimentos integrales y no procesados. Así que coma pescado, judías, frutas, verduras, arroz integral, frutos secos, semillas, aceites vegetales y de oliva, e incluso algunos productos animales como el yogur y la carne y el queso de alta calidad. La dieta mediterránea, que obtiene alrededor del 45% de las calorías de la grasa -incluyendo pequeñas cantidades de grasa saturada- es una buena opción.
Y recuerde: La dieta no es la única razón por la que las personas padecen o no enfermedades del corazón. Los genes y los hábitos de vida (como el tabaquismo, el ejercicio y el estrés) también influyen.