Aprenda acerca de la peritonitis infecciosa felina (FIP), incluyendo las causas gatos, síntomas fip, y los tratamientos.
La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una enfermedad viral causada por un coronavirus felino que afecta a los gatos salvajes y domésticos. Este tipo de coronavirus es diferente del coronavirus que causa el COVID-19 en las personas.
El coronavirus felino es muy común y no suele causar problemas graves, aparte de una leve diarrea. Pero cuando el coronavirus felino cambia a una cepa específica del coronavirus, puede desarrollarse la PIF. En aproximadamente el 10% de los gatos infectados, el virus se multiplica y muta, dando lugar a una infección conocida como virus de la peritonitis infecciosa felina (FIPV) que se extiende por todo el cuerpo del gato. Puede causar una reacción inflamatoria extrema en los tejidos que rodean el abdomen, el riñón o el cerebro.
Aunque se cree que la PIF no es contagiosa, es una enfermedad muy grave. Cuando un gato contrae la PIF, ésta es progresiva y casi siempre mortal.
Síntomas de la PIF
Los primeros signos de la PIF pueden variar, pero a menudo incluyen fiebre que sube y baja, pérdida de apetito y de energía. A medida que pasa el tiempo, los gatos infectados pueden presentar más síntomas de PIF que dependen de la forma de PIF.
La PIF tiene una forma "seca" y otra "húmeda". Los gatos infectados pueden tener síntomas de una sola forma o una combinación de ambas.
Forma seca. La forma seca de la PIF provoca una infección y lesiones inflamatorias alrededor de los vasos sanguíneos del cuerpo del gato. Esta infección puede afectar al cerebro, el hígado, los riñones, los pulmones y la piel. Esta forma suele provocar que el gato tenga convulsiones y se mueva de forma anormal o descoordinada. En algunos casos, los gatos también tienen sed y orina excesivas, vómitos, pérdida de peso e ictericia.
Forma húmeda. En esta forma de la enfermedad, el líquido se acumula en el abdomen, lo que provoca un aspecto panzudo. También puede acumularse líquido en el pecho, lo que dificulta la respiración del gato. Esta forma de PIF provoca daños en los vasos sanguíneos, lo que da lugar a una inflamación y a una fuga de líquido de la sangre hacia el abdomen y el pecho.
Una vez que un gato tiene PIF en cualquiera de sus formas, los síntomas tienden a empeorar con el tiempo. La eutanasia (o poner a dormir al gato) suele ser necesaria en cuestión de semanas o meses.
Diagnóstico de la PIF en los gatos
La PIF es difícil de diagnosticar. Muchos de sus síntomas podrían ser también síntomas de otros problemas, y no hay ningún análisis de sangre disponible para confirmar la PIF. Es más probable que su veterinario asuma que existe PIF si su gato:
Tiene un número bajo de glóbulos blancos
Tiene un número inusualmente alto de glóbulos blancos
Tiene concentraciones elevadas de proteínas en la sangre
Muestra un color amarillento en las encías o en los ojos
Pertenece a un grupo de alto riesgo (gatos jóvenes o que viven en un entorno superpoblado)
Si hay una acumulación de líquido en el abdomen o el pecho de su gato, su veterinario puede recoger una muestra del líquido para analizarla. El fluido con un alto porcentaje de proteínas es un indicador de PIF y con frecuencia estará teñido de amarillo. Si se sospecha de PIF, su veterinario puede realizar una radiografía o una ecografía de su gato.
Hay algunas otras pruebas que pueden ayudar a respaldar el diagnóstico de PIF. La prueba de la inmunoperoxidasa puede detectar los glóbulos blancos infectados por el virus. La tecnología de reacción en cadena de la polimerasa puede utilizarse para analizar el virus en el tejido o el líquido corporal. A veces, puede realizarse una biopsia del tejido infectado dentro de la cavidad abdominal.
Aunque estas pruebas pueden ayudar a respaldar el diagnóstico de los veterinarios, ninguna de ellas es 100% precisa?
Opciones de tratamiento de la PIF
La PIF se ha considerado durante mucho tiempo una enfermedad intratable. No fue hasta hace poco que se introdujeron medicamentos antivirales para ayudar a tratar la PIF. Estos fármacos aún no han sido aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), y su eficacia a largo plazo es aún desconocida...
Otros tratamientos de la PIF pueden incluir cuidados de apoyo, como el drenaje del líquido acumulado, y transfusiones de sangre.
Debe consultar a su veterinario para que le ayude a decidir qué opción de tratamiento es la mejor para su gato.
Existe una vacuna para la PIF del gato?
Aunque existe una vacuna contra la PIF, no se ha demostrado su eficacia y no está recomendada por el Panel Asesor de Vacunas Felinas de la Asociación Americana de Profesionales Felinos. Aunque la vacuna puede ser segura, los riesgos deben sopesarse cuidadosamente. Antes de empezar cualquier vacuna o tratamiento nuevo, debe hablar con su veterinario.
Dado que la PIF se desarrolla tras la mutación del coronavirus intestinal felino, la mejor manera de prevenir la PIF en su gato es evitar la infección inicial del coronavirus. Para prevenir la infección, se recomienda lo siguiente:
Mantenga a su gato lo más sano posible.
Mantenga limpias las cajas de arena.
Mantenga las cajas de arena alejadas de los platos de comida y agua.
Si tiene varios gatos, mantenga un máximo de tres gatos en cada habitación para evitar el hacinamiento.
Enfrentarse a un gato enfermo puede ser aterrador. Un veterinario puede ayudarle a determinar las mejores medidas para cuidar de su gato.