La ansiedad y la depresión suelen acompañar al diagnóstico de cáncer. Afortunadamente, estas condiciones pueden ser tratadas.
Cada persona es diferente. Para algunos, estos sentimientos pueden convertirse en ansiedad y depresión.
Si tienes ansiedad, te preocupas mucho y te sientes tenso. Esto puede manifestarse de muchas maneras. Tu corazón puede latir más rápido. Puedes notar más dolores de cabeza o musculares. Puede cambiar tu apetito. Puede que comas mucho o poco. Puede tener malestar estomacal o diarrea. O puede tener una sensación de opresión en la garganta o en el pecho.
La tristeza es una emoción normal que todos sentimos, especialmente cuando pasamos por momentos difíciles. Puede tratarse de una depresión si tiene alguno de estos síntomas durante más de dos semanas:
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Sentimientos de tristeza que no terminan
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Sentirse emocionalmente insensible
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Sentirse sin esperanza o impotente
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Sentirse enfadado o de mal humor
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Tener dificultades para concentrarse
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Llorar mucho
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Falta de interés por la familia, los amigos o las actividades que solía disfrutar
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Fatiga
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Pérdida de apetito
Si sientes alguna de estas cosas, díselo a tu médico o consejero. Hay ayuda disponible. Es importante que cuides tu salud emocional y mental, además de tratar tu cáncer.
Tratamiento
Su médico puede prescribirle terapia de conversación (asesoramiento), medicamentos o una combinación de ambos.
Si está deprimido, hay varios tipos de antidepresivos. Si tiene ansiedad, también hay medicamentos para ello. Puedes sentirte mejor en tan sólo dos semanas, pero la medicación puede tardar hasta ocho semanas en hacer efecto.
La terapia tiene muchas formas. Puedes trabajar individualmente con un psicólogo o consejero. También puedes unirte a un grupo de apoyo contra el cáncer. Muchos hospitales grandes tienen grupos de apoyo para personas que pasan por los mismos tipos de cáncer. Si no puede encontrar un grupo de apoyo en persona, podría encontrar uno en línea.
Apoyo
Algunas organizaciones, como la Sociedad Americana del Cáncer, tienen programas que te ponen en contacto con alguien que ha pasado por el tratamiento del mismo tipo de cáncer que tú.
Además, puedes sacar fuerzas de tus seres queridos y de tu comunidad. A veces, la gente no sabe qué decir o cómo ayudar. Puedes iniciar la conversación y hacerles saber lo que sería útil.
No pienses que tienes que poner una cara valiente y ser siempre positivo. Comparte cómo te sientes realmente con un consejero, con tu equipo de atención al cáncer y con tu grupo de apoyo, si crees que no puedes hacerlo con tu familia. También puedes escribir tus sentimientos.
No te culpes por el cáncer. Busca fuentes de consuelo, que pueden ser la fe, la meditación y las técnicas de relajación.
Busque actividades que le gusten, ya sea las que le hayan proporcionado placer en el pasado o algunas nuevas que haya querido probar. En los días en que te sientas más fuerte, da un paseo o pasa tiempo con tus seres queridos o amigos. Todas estas cosas te ayudarán a levantar el ánimo.
También ayuda estar activo. El ejercicio puede hacerte sentir mejor física, mental y emocionalmente. Aunque no tengas energía para algo intenso, puede ser bueno probar actividades más suaves. Consulta primero con tu médico para asegurarte de que está bien.
La depresión después del tratamiento
Para algunas personas, la depresión continúa (o comienza) después de que su tratamiento contra el cáncer haya terminado y estén en remisión, debido al miedo a que el cáncer vuelva a aparecer. El miedo es tan fuerte que pueden no ser capaces de comer o dormir bien, y pueden faltar a las citas de seguimiento con su médico.
Para otros, esos sentimientos no son tan intensos cada día. Pero ciertas fechas pueden traer de vuelta los malos sentimientos (como los cumpleaños o la fecha en que se diagnosticó el cáncer). En esos momentos, es bueno centrarse en lo que se puede controlar. Acude a las citas con tu médico y sigue los cambios de estilo de vida que te recomienden para reducir las posibilidades de que el cáncer vuelva a aparecer.