Linfoma de células del manto: Cuidarse a sí mismo

Los cambios en el estilo de vida, el apoyo emocional y un plan de cuidados a largo plazo pueden ayudarte a vivir lo mejor posible con este raro tipo de cáncer.

Pero hay formas de hacer frente a estos retos. Los cambios en el estilo de vida, el apoyo emocional y la planificación a largo plazo pueden ayudar.

He aquí algunas formas de potenciar su salud y vivir su mejor vida.

Planifique con antelación con su médico

Los medicamentos y otras terapias no suelen curar el linfoma de células del manto, por lo que es posible que necesites un tratamiento intermitente durante años. Eso significa que tendrás que acudir a citas médicas y seguir muchas instrucciones.

Tu médico especialista en cáncer (oncólogo) puede ayudarte a estar al tanto de tu atención médica con un documento llamado plan de atención de supervivencia. Pídale que le prepare este plan durante o inmediatamente después del tratamiento. Puede incluir información detallada como:

  • Un resumen de su tratamiento

  • Recomendaciones para los cuidados de seguimiento

  • Horarios de exámenes físicos y pruebas médicas para ver si su cáncer ha vuelto o se ha extendido

  • Exámenes que comprueban los efectos secundarios del tratamiento que pueden aparecer meses o años después

  • Información que puede ayudarle a satisfacer sus necesidades emocionales, sociales, legales y financieras

  • Recomendaciones sobre la dieta y el ejercicio físico

  • Derivación a especialistas

Para obtener más apoyo y respuestas a tus preguntas sobre la supervivencia, puedes llamar a la línea gratuita de Lymphoma Research Foundations al (800) 500-9976.

Obtén ayuda para los efectos secundarios del tratamiento

La amplia gama de tratamientos para el linfoma de células del manto incluye quimioterapia, fármacos dirigidos y trasplantes de células madre. Cada uno de ellos puede acarrear efectos secundarios.

La quimioterapia, por ejemplo, puede causar problemas como:

  • Cansancio extremo (fatiga)

  • Facilidad para sangrar o tener moratones

  • Infecciones

  • Pérdida de cabello

  • Náuseas y vómitos

  • Problemas nerviosos que causan entumecimiento, hormigueo y dolor

Es importante que informe a su médico siempre que tenga síntomas inusuales, incluso si no está seguro de que sean efectos secundarios de la medicación. El médico puede recomendar formas de aliviar estos problemas o evitar que se produzcan en el futuro.

Algunos efectos secundarios, como la fatiga, pueden durar meses o años. Otros efectos secundarios, denominados tardíos, pueden aparecer años después de haber terminado el tratamiento. Dependiendo del tratamiento que haya recibido, los efectos secundarios pueden incluir problemas de tiroides, problemas de memoria, depresión y problemas cardíacos. Pregunte a su médico si puede estar en riesgo de sufrir estos problemas. Su plan de cuidados de supervivencia puede incluir también información sobre ellos.

Comer sano

Un plan de alimentación nutritiva puede ayudarte:

  • Mantener tu energía y fuerza.

  • Manténgase en un peso saludable.

  • Hacer frente a los efectos secundarios del tratamiento.

  • Disminuir las posibilidades de contraer una infección.

  • Curarse y recuperarse más rápido.

Las necesidades nutricionales exactas de cada persona son únicas. Pero, en general, es buena idea seguir una dieta equilibrada que evite los alimentos procesados y se centre en frutas y verduras, proteínas magras y cereales integrales.

Puedes pedirle a tu médico, a un nutricionista o a un dietista que elabore un plan de alimentación específico para ti. Pueden recomendarte formas de afrontar retos como la falta de apetito o los cambios en el sabor de los alimentos. Puedes obtener una consulta personalizada gratuita con un dietista registrado a través de la Sociedad de Leucemia y Linfoma.

Siempre es mejor obtener los nutrientes esenciales de los alimentos, no de los suplementos. Habla con tu médico antes de probar cualquier suplemento. Existe la posibilidad de que ciertas vitaminas, minerales y hierbas -incluso las etiquetadas como naturales- puedan afectar al tratamiento del cáncer o provocar efectos secundarios.

Haga ejercicio con regularidad

La actividad física es una gran manera de aliviar el estrés y aumentar su energía y su sistema inmunológico.

Si aún no es activo, pida a su equipo médico que le ayude a crear una rutina de ejercicios que sea segura para usted. Tendrán en cuenta aspectos como su edad y cualquier otro problema de salud que tenga a la hora de elaborar un plan.

Si lleva un tiempo haciendo ejercicio, es importante que hable con su médico. Lo más probable es que no puedas hacer ejercicio durante tanto tiempo o con tanta intensidad como antes. Y eso está bien. Lo más importante es hacer ejercicio de forma constante y respetar tus nuevos límites.

También puedes preguntar a tu médico si los ejercicios de mente y cuerpo, como el tai chi y el yoga, pueden ser adecuados para ti. El tai chi combina movimientos fluidos y de equilibrio con ejercicios de respiración y meditación. A algunas personas con cáncer les ayuda a aliviar el dolor, la fatiga y los problemas de sueño. En el yoga, se realizan posturas que aumentan la flexibilidad mientras se presta atención a la respiración. Puede mejorar la ansiedad, la depresión y el estrés.

Aliviar el estrés

Todos los desafíos y las responsabilidades que conlleva el manejo del linfoma de células del manto pueden hacer que tu mente se acelere de vez en cuando. Encuentra formas de relajarte y de hacerte cargo de tu estrés. Podrías:

  • Pasar unos minutos cada día en un lugar tranquilo y silencioso.

  • Haz cosas que te gusten, como leer un libro, jugar con tu mascota o escuchar música.

  • Escribe lo que sientes en un diario para ayudarte a procesar tus emociones.

  • Confía en amigos y familiares, en persona, por teléfono o por videochat.

  • Haz que tus seres queridos sepan exactamente cómo pueden ayudarte. Tal vez sea una llamada de teléfono a la semana para recibir apoyo emocional. O tal vez te gustaría que te hicieran los recados o que hicieran otras tareas cuando te falte tiempo y energía.

Acércate a otras personas con linfoma de células del manto

A veces ayuda conocer a otras personas con linfoma que entienden por lo que estás pasando. Puedes compartir tus experiencias, hacer preguntas y animarte mutuamente.

La Sociedad de Leucemia y Linfoma tiene varias maneras de ayudarte a conectarte. Puedes unirte a un grupo de apoyo, hablar con un voluntario o participar en un chat de apoyo en línea. También puedes obtener apoyo de pares uno a uno a través de la Fundación para la Investigación del Linfoma.

Consigue ayuda para la depresión y la ansiedad

La vida con linfoma podría hacerte sentir triste, asustado o aislado a veces. Si las emociones fuertes como éstas duran dos semanas o más, es hora de hablar con tu médico. La depresión y la ansiedad son comunes entre las personas con cáncer. Cuanto antes reciba un diagnóstico, antes podrá obtener el alivio que merece.

Pide a tu médico que te remita a un profesional de la salud mental, como un psiquiatra o un consejero. Los tratamientos como la terapia de conversación y la medicación pueden ayudar.

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Duerme lo suficiente

Si no duermes bien por la noche, esto puede afectar todo, desde tu salud mental hasta tu sistema inmunológico y tu capacidad para hacer ejercicio y comer bien.

A veces, los medicamentos para el linfoma pueden perjudicar el sueño. Por lo tanto, habla con tu médico oncólogo si tienes problemas para dormir o para mantenerte dormido. Algunas personas logran dormir mucho mejor cuando el médico cambia la hora del día en que toman ciertos medicamentos.

Una rutina relajante y constante a la hora de acostarse también puede ayudarte a dormir mejor. Algunas formas de relajarse son:

  • Practicar ejercicios de respiración u otras técnicas de relajación.

  • Omita la cafeína varias horas antes de acostarse.

  • Apaga la televisión, la tableta o el teléfono, ya que pueden mantenerte despierto.

Considerar las terapias complementarias

Algunas terapias complementarias podrían aliviar su estrés, síntomas o efectos secundarios. Es posible que pueda probar una o más de ellas con su plan de tratamiento habitual. Sin embargo, comprenda que no funcionan para todo el mundo.

Lo más importante es que consulte a su médico oncólogo antes de probar cualquier tipo de terapia complementaria, para que se asegure de que es segura para usted. Por ejemplo, puede haber momentos durante el tratamiento en los que sea demasiado arriesgado que reciba acupuntura o masajes, porque su recuento de plaquetas o de glóbulos blancos sea bajo. Por lo tanto, su equipo médico puede decirle que espere.

Si tu médico te dice que puedes probar un determinado tipo de terapia complementaria, dile a la persona que te la administra (llamada profesional) si estás recibiendo o recuperándote del tratamiento para el linfoma de células del manto.

Algunos tipos de terapias complementarias son

Acupresión. Un profesional frota o ejerce presión en partes específicas de tu cuerpo. Puede ayudar a controlar los síntomas.

Acupuntura. Un profesional inserta agujas muy finas en su cuerpo, lo que puede aliviar el dolor leve y ciertos tipos de náuseas. Una vez más, tenga en cuenta que puede ser necesario evitar esto durante el tratamiento del cáncer.

Aromaterapia. El aroma de los aceites esenciales se absorbe a través de un difusor o cuando un profesional los masajea en el cuerpo. Esto puede aliviar el estrés y las náuseas.

Masaje terapéutico. Cuando un terapeuta frota, amasa y manipula los músculos y otros tejidos blandos, puede aliviar el estrés, la ansiedad, la depresión y el dolor. También puede hacer que te sientas más alerta.

Meditación. Los estudios sugieren que cuando te tomas un tiempo para concentrarte tranquilamente en el presente (prestando atención a tu respiración, por ejemplo), puede aliviar el estrés de la ansiedad, la depresión y el dolor.

Otros consejos para cuidarse

Si fuma, deje de hacerlo. Puedes pedirle a tu médico que te ayude a dejar el hábito.

Y si bebes alcohol, pregúntale a tu médico qué cantidad es adecuada para ti.

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