Vivir lo mejor posible con un cáncer de mama en fase inicial

Se puede seguir viviendo una vida vibrante después de un diagnóstico de cáncer de mama. Sólo hace falta un poco de planificación y esfuerzo. Esto es lo que necesita saber.

Vigila lo que comes y bebes

Los alimentos saludables fortalecen tu cuerpo. No hay una dieta especial para las personas que viven con cáncer, sólo los mismos alimentos que todos deberíamos comer, como:

Frutas y verduras. Intenta comer dos tazas y media o más cada día. Combina las verduras de color verde oscuro, rojo y naranja.

Granos integrales. Busque pan, cereales y arroz integral que tengan un 100% de grano entero.

Grasas. Conserva los alimentos que contienen grasas insaturadas, como los frutos secos, la mantequilla de nueces, el aguacate y el aceite de oliva.

Lo que debes comer y beber menos es la carne roja y procesada, las bebidas endulzadas con azúcar, los alimentos procesados y el alcohol.

Recuerda también que debes beber suficiente agua. Es especialmente importante si tiene problemas para retener la comida durante el tratamiento del cáncer. O si ha perdido agua por la sudoración, la fiebre o la diarrea. Si el agua le parece demasiado insípida, pruebe:

  • Té de hierbas

  • Zumo de frutas mezclado con agua

  • Leche de soja sin grasa

Intenta beber al menos de 8 a 10 vasos de líquido al día. Evita el alcohol, el té negro y los refrescos con cafeína ya que pueden desencadenar la deshidratación.

Manténgase en movimiento

Las investigaciones demuestran que las posibilidades de vivir más tiempo después de un diagnóstico de cáncer aumentan cuando se es activo. Y sólo se necesita una cantidad moderada de ejercicio para ver los beneficios como un aumento de la energía y el estado de ánimo, junto con menos estrés y ansiedad.

Las actividades que cuentan como ejercicio moderado son:

  • Jardinería

  • Caminar

  • Bailando

Prueba a nadar, jugar al tenis o hacer footing para que tu corazón bombee aún más. Los expertos sugieren 150 minutos de ejercicio a la semana. Es decir, 30 minutos al día, 5 días a la semana. También puedes incluir entrenamiento de fuerza dos o más veces por semana. Asegúrate de preguntar a tu médico qué es seguro.

Controla la fatiga

La mayoría de las personas tienen fatiga en algún momento durante el tratamiento del cáncer de mama. Te sentirás agotada, incluso después de una buena noche de sueño. Ese cansancio a veces persiste después de haber terminado el tratamiento. Algunos consejos para controlar la fatiga son

Manténgase activa. El ejercicio puede ser lo último que se le ocurra. Pero puede ayudarle a sentirse mejor. Empiece con 15 minutos de ejercicio y vaya aumentando poco a poco hasta llegar a una hora o más.

Consiga nutrientes. Asegúrese de consumir suficientes proteínas, vitaminas, minerales y calorías en general. Hable con su médico o con un nutricionista sobre lo que puede necesitar.

Practica una buena higiene del sueño. Acostúmbrese a acostarse y levantarse a la misma hora todos los días. Las siestas cortas están bien. Intenta que sean de unos 30 minutos.

Planifica tu día. Reserva las tareas importantes para cuando te sientas mejor y hazlas poco a poco.

Busque apoyo

Una gran parte del cuidado de uno mismo cuando se tiene cáncer es pedir ayuda cuando se necesita.

Amigos y familiares

Habla con tus familiares y amigos y hazles saber cómo pueden echarte una mano. Puede ser llevarle a una cita con el médico, hacer la compra, cuidar a los niños o simplemente hablar con alguien.

Grupos de apoyo

También puede ser útil hablar con otras personas que están en un viaje similar al del cáncer. Los grupos de apoyo también son un gran recurso para obtener ideas sobre cómo manejar el cáncer y compartir sus sentimientos y preocupaciones. Busca el grupo que mejor se adapte a tus necesidades. Puede ser uno para personas que viven con cáncer de mama o con cualquier tipo de cáncer. También hay grupos centrados en el tratamiento, junto con otros para determinados grupos de edad o sexo.

Asesoramiento

Si los sentimientos sobre su diagnóstico de cáncer afectan a su vida diaria, piense en hablar con un profesional de la salud mental. Su trabajo es ayudarle a llegar a la raíz de sus preocupaciones y ayudarle a aprender a manejar los cambios que el cáncer puede traer. Su equipo de salud puede sugerirle a alguien que haya trabajado con personas con cáncer.

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