Si tiene vértigo o problemas de audición, es posible que el sistema de equilibrio de su cuerpo esté alterado.
Si una enfermedad o una lesión dañan este sistema, puedes tener un trastorno vestibular. Los síntomas más comunes son los mareos y los problemas de equilibrio, pero también puede haber problemas de audición y visión.
Trastornos vestibulares comunes
Vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB): Es la causa más común del vértigo posicional, una sensación repentina de que uno gira o se balancea. Se produce cuando pequeños cristales de calcio en una parte del oído se desplazan a una zona donde no deberían estar. Esto hace que el oído interno le diga al cerebro que se está moviendo cuando en realidad no es así.
El VPPB puede tratarse mediante una serie de movimientos de la cabeza que el médico le guía. Estos movimientos devuelven los cristales al lugar donde deberían estar.
Laberintitis: Es posible que la conozcas como una infección del oído interno. Se produce cuando se inflama una frágil estructura situada en el interior del oído, conocida como laberinto. Esto no sólo afecta a tu equilibrio y audición, sino que también puedes tener dolor de oído, presión, pus o líquido que sale del oído, náuseas y fiebre alta.
Si la laberintitis está causada por una infección bacteriana, es posible que tengas que tomar antibióticos. El médico también puede recomendar esteroides para ayudar a bajar la inflamación u otro tipo de medicamento conocido como antiemético para ayudar a los vómitos y mareos.
Neuritis vestibular: Una infección vírica en otra parte del cuerpo, como la varicela o el sarampión, puede provocar este trastorno que afecta al nervio que envía la información sobre el sonido y el equilibrio desde el oído interno al cerebro. Los síntomas más comunes son mareos repentinos con náuseas, vómitos y dificultad para caminar.
Para tratar la neuritis vestibular, el médico puede administrarle un medicamento para eliminar el virus que la causa.
Enfermedad de Meniere: Las personas que padecen este trastorno sufren ataques repentinos de vértigo, acúfenos (un pitido, zumbido o rugido en los oídos), pérdida de audición y sensación de plenitud en el oído afectado. Esto puede estar causado por un exceso de líquido en el oído interno, gracias a un virus, una alergia o una reacción autoinmune. La pérdida de audición empeora con el tiempo y puede ser permanente en algunos casos.
Algunos cambios en el estilo de vida pueden ayudar -como reducir la sal, la cafeína y el alcohol- y la medicación puede aliviar los ataques cuando se producen. En raras ocasiones, las personas necesitan una intervención quirúrgica para aliviar los síntomas. Se cortan o extirpan partes del oído interno afectado para que dejen de enviar señales de equilibrio erróneas al cerebro.
Fístula perilinfática (PLF): Se trata de un desgarro o defecto entre el oído medio y el oído interno lleno de líquido que puede provocar mareos y cierta pérdida de audición. La fístula perilinfática puede ser de nacimiento o estar causada por un barotrauma (aumento de la presión en el oído), un traumatismo craneal o por levantar objetos pesados.
La cirugía puede ayudar a reparar las fístulas perilinfáticas. Las aberturas o desgarros pueden taparse con tejido extraído de la parte externa del oído.
Otros trastornos vestibulares
Neuroma acústico: este tumor en el oído interno no es canceroso y crece lentamente, pero puede comprimir los nervios que controlan la audición y el equilibrio. Esto provoca pérdida de audición, pitidos en el oído y mareos. En algunos casos, el neuroma puede presionar el nervio facial y hacer que ese lado de la cara se sienta adormecido.
El neuroma acústico se puede extirpar con cirugía, o el médico puede tratarlo con radiación para impedir que crezca.
Ototoxicidad: Algunos medicamentos y productos químicos pueden dañar el oído interno. Otros atacan el nervio que conecta el oído interno con el cerebro. Cualquiera de ellos puede provocar una pérdida de audición. A veces, esto mejora cuando se deja de tomar el fármaco o se mantiene alejado de la sustancia química. En otros casos, el daño puede ser permanente.
Agrandamiento de los acueductos vestibulares (EVA): Los estrechos canales óseos que van desde el oído interno hasta el interior del cráneo se denominan acueductos vestibulares. Si se agrandan más de lo debido, se puede perder la audición. Las causas de la EVA no están claras, pero parecen estar relacionadas con ciertos genes que se pueden heredar de los padres.
No hay ningún tratamiento probado para el AVE. La mejor forma de proteger la audición es evitar los deportes de contacto o cualquier cosa que pueda provocar una lesión en la cabeza, y mantenerse alejado de los cambios rápidos de presión, como los que se producen al bucear.
Migraña vestibular: Si el cerebro envía señales erróneas al sistema de equilibrio, puede provocar un fuerte dolor de cabeza, mareos, sensibilidad a la luz o al sonido, pérdida de audición y zumbidos en los oídos. Algunas personas también dicen tener la visión borrosa.
Si tiene migrañas vestibulares con frecuencia, su médico puede darle un medicamento para prevenirlas. Muchos medicamentos, como algunos antidepresivos y bloqueadores de los canales de calcio (que relajan los vasos sanguíneos), pueden ayudar.
Mal de debarquement: cuando se mueve de una manera que nunca antes había hecho, como en un barco, su cerebro se adapta a la sensación. Pero a veces puede quedarse atascado en el nuevo movimiento y sentirse desequilibrado, como si se balanceara o oscilara, incluso después de haber dejado de moverse. Esto suele mejorar en unas horas, pero a veces los síntomas pueden persistir durante semanas o incluso años. ?
Puede experimentar otros síntomas, como caminar tambaleándose, tener problemas de concentración o sentir fatiga. No hay cura, pero se pueden controlar los síntomas con medicamentos y rehabilitación vestibular.