Factores desencadenantes de la espasticidad y cómo gestionarlos

¿Qué empeora la espasticidad? Averigüe qué debe buscar y cómo controlar los factores desencadenantes.

He aquí cómo controlar algunos de los desencadenantes más comunes:

Cambie de posición con frecuencia. Si pasas largos periodos en la misma posición, ejerces mucha presión sobre la misma zona de la piel durante demasiado tiempo. Esto puede provocar úlceras por presión y una mala circulación sanguínea. Esto, a su vez, puede provocar espasticidad. Pero cuando cambies de posición, hazlo lentamente. Un estiramiento brusco también puede desencadenar los síntomas.

Evita la irritación de la piel. Cualquier cosa que roce demasiado tu piel puede provocar los espasmos musculares. Elige ropa que no te apriete ni te pique y elimina las etiquetas que te irriten. Lleva zapatos cómodos que te queden bien. Mantén las uñas de los pies recortadas, para que no rocen con otros dedos.

Si llevas una férula o utilizas un catéter, éstos también pueden rozar tu piel y activar tus músculos. Pide a tu médico que te aconseje cómo amortiguar estos elementos para que no te irriten la piel.

Cuidado con las infecciones. Las infecciones del tracto urinario (ITU) son uno de los desencadenantes más comunes de la espasticidad. Si notas que necesitas orinar más a menudo de lo habitual, o si orinar es doloroso o tiene un olor fuerte, toma nota. Puede que tengas la sensación de que siempre necesitas orinar pero que luego no sale nada. Si tienes estos síntomas, tu médico puede tomar una muestra de orina para comprobar si hay bacterias. Es posible que necesites antibióticos para tratarla. Si no se trata, esta infección puede provocar espasmos.

Es posible tener una infección sin estos síntomas, por lo que si tu espasticidad empeora y no puedes averiguar la causa, tu médico puede comprobar tu orina para estar seguro.

Otras infecciones también pueden provocar espasmos. Asegúrate de que te atiendan de inmediato por:

  • Infecciones respiratorias

  • Infecciones de las encías

  • Infecciones de los dientes

  • Resfriados

  • Gripe

  • Bichos del estómago

Los espasmos también pueden aumentar después de una vacuna contra la gripe. En este caso, no deberían durar mucho. Sin embargo, si los espasmos no se resuelven pronto después de la vacuna contra la gripe, acuda a su médico.

Ten cuidado. Las fracturas óseas u otras lesiones en los músculos, tendones o huesos empeoran la espasticidad. A menudo se producen después de una caída. Utiliza las ayudas que necesites, como un bastón o un andador, para moverte con seguridad y evitar lesiones.

Controla tu temperatura. Tanto el frío como el calor extremos son desencadenantes habituales de la espasticidad. La temperatura de tu cuerpo puede cambiar a causa del clima, el ejercicio, tu ropa o la fiebre. Siempre que sea posible, ponte capas de ropa para poder quitarte alguna cuando tengas calor. Evita salir al aire libre cuando haya temperaturas extremas.

Mantén tus intestinos en movimiento. El estreñimiento también puede provocar espasmos. Si no haces caca con regularidad, o tus heces son pequeñas, duras y difíciles de expulsar, es posible que necesites la ayuda de un médico para volver a mover los intestinos. El estreñimiento también puede provocar hemorroides, que también desencadenan espasmos. Cuanto antes consigas que tus intestinos vuelvan a moverse con regularidad, mejor.

A veces sus intestinos pueden llenarse y quedar impactados. Cuando esto ocurre, puedes tener diarrea junto con síntomas de estreñimiento. Acude a tu médico para que lo revise.

Controla la fatiga y el estrés. Estar demasiado cansado o emocionalmente agobiado son dos caminos hacia la espasticidad. Si tienes problemas para dormir, habla con tu médico sobre cómo descansar mejor. Un consejero puede ayudarte a controlar los sentimientos de ansiedad y depresión que pueden provocar estrés mental.

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