Una hernia discal puede causar un dolor extremo en la parte baja de la espalda. Pero, ¿cómo saber si se trata de una hernia discal y no de un simple dolor de espalda?
El dolor de espalda puede aparecer sigilosamente cuando menos te lo esperas. Un minuto estás sentado cómodamente frente al televisor, y al siguiente intentas ponerte de pie, y -¡ay! -- un dolor agudo se irradia por la parte baja de la espalda.
¿Podría tener una hernia discal? Es posible.
La columna vertebral de un adulto está formada por 24 huesos llamados vértebras. Algunas de las vértebras están protegidas por discos blandos hechos de una sustancia gelatinosa. Estos discos le permiten mover la columna vertebral e inclinarse.
Pero si un disco entre dos vértebras empieza a salirse de su sitio, puede irritar los nervios circundantes y provocar un dolor extremo. Este problema se denomina hernia discal, rotura o deslizamiento.
Signos de una hernia discal
Uno de los signos puede ser dónde está el dolor. Aunque las hernias discales pueden producirse en cualquier parte de la columna vertebral, son más comunes en la parte inferior de la columna vertebral (la columna lumbar), justo por encima de las caderas. El dolor puede extenderse desde la espalda hasta las nalgas, los muslos e incluso las pantorrillas.
Las molestias derivadas de una hernia discal suelen empeorar cuando se realiza alguna actividad y disminuyen cuando se descansa. Incluso toser, estornudar y sentarse pueden empeorar los síntomas porque ejercen presión sobre los nervios pinzados. Una hernia discal también puede provocar una sensación de hormigueo o entumecimiento. La parte afectada de la espalda también puede sentirse débil.
La edad también influye. Al envejecer, los discos tienden a romperse y a perder su capacidad de amortiguación. Esto hace más probable una hernia discal.
Diagnóstico de la hernia discal
La mejor manera de saber si tiene una hernia discal es acudir a su médico. Theyll probable hacer un examen físico para encontrar la fuente de su dolor. Esta suele ser la única prueba que necesitará para confirmar el diagnóstico. El médico le examinará la espalda en busca de puntos dolorosos. Puede pedirle que se tumbe de espaldas y que levante o mueva las piernas de determinadas maneras. Si siente dolor, es probable que se trate de una hernia discal.
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Si su médico quiere descartar otras fuentes de su dolor, o señalar los nervios específicos que se agravan, puede hacer más pruebas, incluyendo:
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Radiografías. Aunque una radiografía estándar no puede mostrar si tienes una hernia discal, puede mostrar a tu médico el contorno de tu columna y descartar si tu dolor está causado por otra cosa, como una fractura o un tumor.
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Mielograma. Esta prueba utiliza un tinte inyectado en su líquido cefalorraquídeo y una radiografía para localizar la presión en la médula espinal.
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TAC. Un TAC (o TAC) toma varias radiografías desde diferentes ángulos y las combina para crear imágenes de su médula espinal y de las estructuras que la rodean.
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RESONANCIA MAGNÉTICA. Una resonancia magnética utiliza ondas de radio, un campo magnético y un ordenador para crear imágenes detalladas en 3D de la médula espinal y las zonas circundantes. Las imágenes de resonancia magnética pueden localizar la posición de la hernia discal, observar su interior y también determinar qué nervios están afectados.
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Electromiograma (EMG). Su médico podría utilizar estas pruebas para ver si algún nervio está dañado o comprimido. La prueba de EMG utiliza un dispositivo para detectar la pequeña cantidad de electricidad que producen las células musculares cuando son estimuladas por los nervios conectados a ellas. Un electrodo de aguja colocado en un músculo registra su actividad eléctrica y busca cualquier cosa que no sea como debería.
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Los estudios de conducción nerviosa (NCS) suelen realizarse al mismo tiempo que el EMG. En esta prueba, los nervios son estimulados con pequeños impulsos eléctricos por un electrodo en un punto del cuerpo mientras otros electrodos detectan los impulsos en un punto diferente. El tiempo que tardan los impulsos eléctricos en viajar entre los electrodos permite al médico saber si hay daños en los nervios.