Esta enfermedad, similar al autismo, requiere paciencia por parte de los padres, estructura y, a veces, un perro especial.
Empecé a notar que algo era diferente en mi hijo, Matthew, cuando tenía unos dos años. No establecía un buen contacto visual. Los ruidos le molestaban. Tenía problemas con algunas de sus habilidades motoras, como el uso de la cuchara.
También lo pasaba mal en la guardería. Lloraba cuando lo dejaba. No podía relacionarse con otros niños. Se molestaba si los juguetes se desordenaban. Y aplaudía mucho, más de lo normal. Cuando miro las fotos de él a esa edad, parecía muy triste, muy serio. Mi marido y yo pensamos que era así, que se le quitarían esos comportamientos. Pero no lo hizo. Los comportamientos empeoraron.
Diagnóstico del síndrome de Asperger
Finalmente, en enero de 2005 -cuando estaba a punto de cumplir 3 años- sus profesores de preescolar nos dijeron que estaban preocupados por su falta de sociabilidad y sus tendencias obsesivas. Nuestro pediatra revisó las notas de la escuela infantil y dijo que un solo síntoma no es inusual, pero que varios apuntan a algo más serio. Entonces mencionó el síndrome de Asperger. No tenía ni idea de lo que era. Pero después de que un pediatra especializado en problemas de desarrollo evaluara a Matthew, se confirmó el diagnóstico.
El síndrome de Asperger es similar al autismo, con algunas diferencias. Los niños autistas suelen tener un retraso en el habla, por ejemplo, mientras que el habla de los niños con Asperger tiende a desarrollarse normalmente. Pero los niños con Asperger tienen problemas con el lenguaje expresivo, así como con la empatía y la lectura de las señales sociales.
Asperger y TOC
Muchos niños con Asperger también desarrollan intereses obsesivos. Eso explica por qué Matthew empezó a centrarse en la basura a una edad temprana. Sabe más sobre ella que la mayoría de las personas que trabajan en las empresas de basura. El Asperger a veces tiene también otros componentes del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Matthew siente la necesidad de cerrar puertas y empujar sillas. Se altera mucho cuando cambia su rutina. Además, tiene problemas de ansiedad y de control de la ira. Por eso da palmadas: Le ayuda a organizarse cuando se altera.
Pero hasta cierto punto, el Asperger y el TOC son sólo etiquetas. Lo más importante es encontrar la mejor manera de ayudarle. Por eso intentamos muchas cosas diferentes: reducir los desencadenantes de su comportamiento agresivo, terapia ocupacional y física, un horario muy rutinario, medicamentos y encontrar amigos que sean buenos modelos para él. El año pasado también le compramos un cachorro de golden retriever llamado Tiger. Le ha ayudado a desarrollar sus habilidades sociales: Matthew puede hablar con Tiger, jugar con él y decirle que le quiere. Es una buena práctica para relacionarse con la gente.
El asperger no es insuperable. No es el beso de la muerte. Matthew es un niño muy brillante, pero su cableado es diferente. Eso es todo.