Terapias para el autismo: ABA, RDI y terapias sensoriales

Las terapias para el trastorno del espectro autista varían, pero se ha demostrado que tienen éxito. ¿Cuál podría ser el tratamiento adecuado para su hijo?

Análisis del comportamiento aplicado (ABA)

Es una de las terapias más aceptadas para los niños con trastorno del espectro autista. El entrenamiento ABA es más eficaz si la terapia comienza cuando los niños son menores de 5 años, aunque los niños mayores con TEA también pueden beneficiarse.

El ABA ayuda a enseñar conductas sociales, motrices y verbales, así como habilidades de razonamiento, y trabaja para controlar el comportamiento desafiante. Se basa en la enseñanza de estas habilidades mediante la observación y el refuerzo positivo.

Para obtener los máximos beneficios del análisis conductual aplicado, su hijo necesitará una terapia individual extensa durante una media de 25 horas a la semana. El inconveniente es que este tipo de terapia intensiva es cara.

La formación en ABA también es más eficaz si usted mismo se forma en ella. De este modo, puede enseñar a su hijo y reforzar constantemente los comportamientos positivos. Sin embargo, su uso requiere mucho tiempo y mucha habilidad para hacerlo bien.

Pero ayudará a tu hijo a generalizar las habilidades que ha aprendido. También ayudará a disminuir la probabilidad de que su hijo tenga comportamientos poco saludables o negativos.

Intervención para el desarrollo de las relaciones (RDI)

El entrenamiento RDI es una terapia relativamente nueva y registrada para el trastorno del espectro autista. Los creadores del tratamiento creen que el entrenamiento RDI es más eficaz cuando los niños empiezan a recibir la terapia a una edad temprana, pero puede ser beneficioso para personas de todas las edades.

El objetivo del entrenamiento en RDI es enseñar a los niños a pensar con flexibilidad y a relacionarse con otras personas. Normalmente, el entrenamiento en RDI comienza ayudando a los niños a desarrollar las relaciones con sus padres y otros miembros de la familia. Es muy similar a otras terapias para el TEA en el sentido de que se centra en el déficit principal del trastorno: las habilidades sociales y la interacción.

La participación de los padres es clave para su éxito. Se enseña a los padres a aprovechar todas las oportunidades como momentos de enseñanza. Estos momentos son oportunidades para involucrar a su hijo y construir habilidades sociales más apropiadas.

Dado que la formación en RDI es relativamente nueva, no hay muchas pruebas clínicas que demuestren su eficacia. Sin embargo, los estudios llevados a cabo por sus creadores han demostrado una mejora significativa en los niños tratados con RDI.

Para proporcionar a su hijo un entrenamiento en RDI, tendrá que dedicar tiempo a los talleres o a ver vídeos para aprender a dar a su hijo un programa de intervención eficaz. Esta instrucción para usted puede llevar mucho tiempo y ser costosa.

También tendrá que comprometerse a mantener una comunicación regular con un consultor certificado del programa de RDI, lo que incluye la grabación regular de las interacciones con su hijo.

Integración sensorial y terapias relacionadas

Muchos niños con TEA tienen problemas sensoriales. Algunos son excesivamente sensibles a estímulos como las luces, los ruidos y el tacto. Otros no son lo suficientemente sensibles.

Hay una serie de terapias que han tenido éxito en el tratamiento de los niños con trastorno del espectro autista. Aunque estas terapias pueden ayudar, no hay documentación científica que demuestre que las terapias sensoriales son eficaces para tratar el trastorno.

Los terapeutas expertos en llevar a cabo terapias sensoriales para el TEA trabajan individualmente con el niño. El objetivo es ayudar a regular la reacción del niño a los estímulos externos.

Por ejemplo, si el niño es hipersensible al tacto, el terapeuta trabajará para desensibilizarlo con el tiempo. El terapeuta puede acariciar firmemente la piel del niño con tejidos de distinta textura para que se acostumbre a las sensaciones.

El terapeuta se esfuerza por hacer que las actividades sean agradables y se asemejen a un juego para el niño. De este modo, la terapia sensorial no se convierte en algo abrumador para ellos. No se les obliga a hacer nada, pero el terapeuta empuja sus límites para ayudarles a mejorar.

Se pueden utilizar varias terapias sensoriales para tratar diversos problemas que afectan a los niños con TEA. Por ejemplo, girar en una silla puede reducir la hiperactividad de algunos niños. Otras terapias sensoriales pueden incluir el balanceo, la terapia de vibración y el ejercicio aeróbico.

Es posible que usted y el terapeuta de su hijo tengan que experimentar con diversas opciones terapéuticas para determinar cuáles ayudan a su hijo a mejorar. El pediatra del desarrollo o el neurólogo también pueden orientarle.

Hot