Aunque no hay una forma segura de detener los ataques de pánico, puedes hacer que sean mucho menos probables si cuidas tu cuerpo y tu mente. Aprenda a poner pensamientos positivos en lugar de los negativos.
El primer paso es averiguar qué ocurre. Los síntomas de un ataque de pánico, como la aceleración de los latidos del corazón, la sudoración, la falta de aliento y la sensación de miedo o temor, son similares a los de un ataque al corazón o a los de otras enfermedades. Por eso, si tiene un ataque -o cree que lo ha tenido-, acuda a su médico (o a un servicio de urgencias, si es urgente) para descartar otras causas y asegurarse de que no le lleva a otros problemas, como desarrollar el miedo a salir de casa o crear problemas en el trabajo.
Los expertos no entienden del todo por qué se producen los ataques de pánico. Pero sí saben que las cosas que hacen a las personas vulnerables son:
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Los antecedentes familiares
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Acontecimientos estresantes, como la muerte de un ser querido
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Abuso de sustancias
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Problemas con el cerebro o el sistema nervioso
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Otros problemas psicológicos
Nutrición
El día a día puede traer consigo tensiones grandes y pequeñas. Tomárselos con calma empieza por cuidarse a sí mismo.
Come bien. Intenta llevar una dieta equilibrada. Aléjate de los alimentos que no te sientan bien, porque las reacciones pueden provocar ansiedad.
Evita fumar... y la cafeína. Pueden aumentar la ansiedad.
No bebas alcohol ni consumas drogas ilegales. Puede parecer que te calman. Pero pueden alterar tu equilibrio emocional, interferir en tu sueño y entrar en conflicto con los medicamentos.
Su mentalidad
Te estresas a menudo? Intenta averiguar si tiende a ocurrir en determinadas situaciones. Para empezar, toma nota de cuándo te pones ansioso y luego busca patrones. Una vez que descubras algo que te agota, busca formas de manejarlo mejor. Por ejemplo, si dar un paseo le ayuda a calmar los nervios, salga a pasear antes de enfrentarse a situaciones o acontecimientos que puedan agitarle.
Cambiar la forma de manejar los pensamientos negativos también puede ayudar. En nuestra mente, todos mantenemos una especie de comentario continuo sobre lo que estamos haciendo y viendo. Algunos de nosotros tenemos el hábito de centrarnos en pensamientos irracionales que hacen la vida más difícil de lo que tiene que ser. Puede que hagamos hincapié en lo negativo de las situaciones, o que pensemos que tenemos que tener el control todo el tiempo.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) puede ser muy útil para aprender a controlar nuestros pensamientos y elaborar estrategias prácticas.
La atención plena y la meditación son otras prácticas que pueden ayudar a lidiar con los pensamientos negativos.
Con la práctica, podemos reconocer lo que estamos haciendo y sustituir esos pensamientos por otros positivos. Podemos ver lo bueno de lo que ocurre y dejar de lado las cosas que no podemos controlar.
Tu cuerpo
Cuidarte físicamente puede mejorar tu estado de ánimo. Piensa en probar algunos de estos:
Ejercicio regular. Está comprobado que elimina el estrés y ayuda a tu estado de ánimo, al sueño y a casi todo lo demás. Para obtener los máximos beneficios, intente realizar al menos 2,5 horas semanales de actividad moderadamente intensa, como caminar, o 1,25 horas de ejercicio más intenso, como correr o nadar.
Yoga, tai chi... y otras actividades de ritmo lento. Pueden calmar la ansiedad.
Ejercicios de respiración. Si aprendes a controlar la rapidez con la que inhalas y exhalas, y lo practicas cada día, eso puede aliviar la ansiedad. También puedes recurrir a ello para ayudarte a calmarte si tienes un ataque.
Dormir lo suficiente. Evita que estés aturdido durante el día.
Varios medicamentos son útiles para prevenir los ataques de pánico. Considere la posibilidad de hablar con su médico sobre si esto sería apropiado para usted.
Su trabajo
Jornada de trabajo dura? ¿Un estrés laboral constante? Eso puede poner nervioso a cualquiera. Si crees que te está afectando, haz lo que puedas para que tus obligaciones vayan sobre ruedas:
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Gestiona tu tiempo. Haz listas de tareas y date el tiempo suficiente para cada trabajo. Si tienes un proyecto grande, divídelo en trozos manejables y establece mini plazos para ellos.
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Haz las tareas con cuidado, para que sea menos probable que tengas que dedicar tiempo a corregirlas después.
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No te comprometas a trabajar más de lo que puedas. Si tu plato se llena demasiado, consulta (con calma) a tu supervisor sobre cómo priorizar.
Perspectiva
Ten en cuenta una última cosa. Aunque tengas ataques de pánico, tú y tu médico tenéis muchas posibilidades de vencerlos. Casi el 90% de las personas que tienen ataques se alivian después del tratamiento. Una vida plena está a su alcance.