Lo que ocurre cuando tienes un ataque de pánico

El corazón se acelera. No se puede respirar. Palmas sudorosas. El mundo parece estar a punto de acabarse. Descubre con el médico lo que es tener un ataque de pánico y lo que puedes hacer al respecto.

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La respuesta de "lucha o huida" de tu cuerpo se pone en marcha. Puede parecer que surge de la nada, tal vez mientras caminas por la calle o haces la colada. Incluso puede despertarte de un sueño profundo. A menudo no hay una razón obvia para la combinación de síntomas. En parte por eso se llama "ataque". Puede ser tan repentino e intenso que te sientes impotente, incapaz de moverte o pensar con claridad.

Opresión en el pecho

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Una sacudida de adrenalina hace que tu corazón se acelere o lata con fuerza, o ambas cosas. Puede que te duela el pecho. Incluso podrías tener problemas para respirar.

Asfixia

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Se te hace un nudo en la garganta y no puedes tragar. O puedes pensar que vas a vomitar. Estas sensaciones pueden dificultar la recuperación de la respiración.

Terror

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No estamos hablando del miedo que se siente en el curso normal de la vida, cuando se está al borde de un acantilado, se plantea un tema difícil o se empieza un nuevo trabajo, por ejemplo. Durante un ataque de pánico, puede tener una sensación abrumadora de que algo realmente terrible está a punto de suceder -o de que va a morir- a pesar de saber que no es cierto.

Mareos

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A veces puedes marearte tanto que toda la habitación empieza a dar vueltas. O parece que estás desconectado de tu entorno.

Palmas sudorosas

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Este signo clásico de la ansiedad también puede ser un síntoma de un ataque de pánico. Es posible que también sudes en otros lugares, como debajo de los brazos, a veces bastante. Y también podrías tener escalofríos o sofocos.

Temblores y hormigueos

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Todo tu cuerpo puede empezar a temblar. Con la sangre que va al corazón y a los músculos, los dedos de las manos o de los pies pueden sentir un hormigueo o entumecimiento.

Dolor de cabeza

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Puede aparecer de repente y desaparecer con la misma rapidez. Al igual que los otros síntomas, esto por sí solo no significa necesariamente que estés teniendo un ataque de pánico.

¿Cuánto tiempo dura?

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Un ataque de pánico suele producirse de golpe y alcanza su punto álgido en unos 10 minutos. Luego, poco a poco empezarás a sentirte mejor. Los ataques rara vez duran más de una hora, y la mayoría terminan en 20 o 30 minutos. No son siempre iguales.

¿Es un ataque al corazón?

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Los síntomas son similares: Dolor en el pecho, problemas para respirar, mareos, sudoración, incluso la sensación de perder el control. Si es la primera vez que te sientes así, y tú o algún familiar cercano habéis tenido algún problema cardíaco, acude a urgencias... para estar seguro.

Cuándo acudir al médico

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Probablemente no tengas que preocuparte si sólo tienes uno o dos incidentes y desaparecen sin otros problemas. Pero si te ocurre con más frecuencia o si te preocupa, deberías acudir a tu médico. Él puede ayudarte a averiguar qué es lo que provoca los ataques y cómo controlarlos. También querrá descartar una afección cardíaca llamada prolapso de la válvula mitral.

Causa

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Los ataques de pánico suelen ser hereditarios y suelen estar relacionados con el estrés. A veces, hay una razón física: tu glándula tiroides produce demasiada hormona. No tienes suficiente azúcar en la sangre. Has bebido demasiada cafeína o has tomado una droga estimulante como las anfetaminas o la cocaína. O estás abusando de las drogas o el alcohol o te estás absteniendo de ellos.

Trastorno de pánico

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Si tu médico no puede encontrar una causa física y, sin embargo, sigues teniendo ataques de pánico, es posible que tengas un trastorno de pánico, especialmente cuando no puedes dejar de preocuparte por la llegada del siguiente. Es posible que cambies tu forma de vivir el día a día para evitarlos.

Lo que puedes hacer

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El primer paso es lo que estás haciendo ahora: entender lo que está pasando. Cuando te des cuenta de que es poco probable que te haga daño, que sólo dura unos minutos y que también le ocurre a otras personas, puede que te preocupe menos. El simple hecho de saber que hay formas de tratarlas, incluyendo la terapia y la medicación, puede ser un alivio.

Conectar con la gente

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La ansiedad prospera cuando te sientes solo. Es mejor ver a la familia y a los amigos en persona, pero por teléfono o por ordenador es mejor que nada. Si no tienes gente a la que acudir, considera la posibilidad de unirte a grupos sociales, como un club de lectura o una liga deportiva, para conocer a gente con intereses comunes y empezar a establecer relaciones.

Duerme lo suficiente

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Procura dormir entre 7 y 9 horas por noche. Si te cuesta conciliar el sueño, mantén tu habitación fresca, oscura y silenciosa. No veas la televisión ni utilices el ordenador o el smartphone justo antes de acostarte. También ayuda irse a dormir y despertarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.

Haz ejercicio

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Haz 30 minutos la mayoría de los días -aunque sean 10 minutos cada vez- y tendrás menos probabilidades de estar estresado. Eso puede reducir tus probabilidades de tener un ataque de pánico. Cualquier ejercicio ayuda, pero es mejor si realizas actividades que muevan tanto los brazos como las piernas al ritmo: caminar, correr, nadar, bailar.

Evita los cigarrillos, la cafeína y el alcohol

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Pueden provocar ataques de pánico o empeorar uno, si los padeces con regularidad. Muchos medicamentos -incluidas las píldoras para la alergia, las píldoras dietéticas y los medicamentos para el resfriado- contienen fármacos que podrían tener un efecto similar. Habla con tu médico si necesitas ayuda para eliminar estas cosas de tu vida.

Practica la relajación

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Técnicas como la meditación y el yoga pueden ayudarte a liberar tensiones y entrenarte para estar en paz y centrado. La respiración profunda y controlada es una gran manera de calmarse cuando se siente al límite con los síntomas de ataque que se avecinan.

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