Apoyo, asesoramiento y terapia para la enfermedad de Alzheimer

El médico le ayuda a buscar opciones de asesoramiento y apoyo en materia de salud mental si usted o un ser querido ha sido diagnosticado con la enfermedad de Alzheimer.

La decisión de buscar asesoramiento es un paso importante. Con demasiada frecuencia, la gente no busca ayuda porque se siente avergonzada o culpable. Pero cuando se busca ayuda, se toma la decisión de sentirse mejor y mejorar la vida. Un proveedor de atención de salud mental capacitado puede ayudarle a elegir la terapia adecuada que satisfaga sus necesidades.

¿Cómo empiezo?

Pida al médico que le trata el Alzheimer que le remita a algunos profesionales de la salud mental. Pueden ser terapeutas familiares, trabajadores sociales, psicólogos o psiquiatras.

Cuando tengas la primera visita con el consejero que elijas, te preguntarán por qué quieres asesoramiento, qué síntomas tienes (emocionales, mentales y físicos) y tu historial médico. Es posible que te den una encuesta para rellenar con estas preguntas.

Tus respuestas darán al consejero una mejor idea de la mejor manera de ayudarte. Puedes hablar de:

  • El mejor tipo de asesoramiento para usted

  • El mejor lugar para tenerlo (oficina del consejero, clínica ambulatoria, hospital, centro de tratamiento residencial, visita de telemedicina)

  • Quién se unirá a su tratamiento (usted solo, sus familiares, otras personas que viven con una enfermedad como el Alzheimer)

  • Con qué frecuencia debe tener sesiones

  • Cuánto tiempo puede durar el asesoramiento

  • Cualquier medicamento que pueda ayudarle

Tipos de asesoramiento

Hay muchos tipos diferentes de apoyo que pueden ayudarle a manejar su diagnóstico de Alzheimer. Podría utilizarlos juntos o solos, dependiendo de su plan de tratamiento.

  • Asesoramiento de intervención en crisis.

    Si el dolor o la desesperación se convierten en una emergencia, un consejero puede ayudarle a superar la crisis y remitirle a más asesoramiento o atención médica, si lo necesita. Puedes encontrar estos servicios a través de las agencias de salud de la comunidad, las líneas de ayuda y las líneas directas.

  • Asesoramiento individual.

    Te reúnes uno a uno con un consejero, normalmente en la intimidad de su despacho. Este arreglo funciona bien cuando quieres trabajar en tus patrones y hábitos de pensamiento, o si tus problemas son muy personales y es difícil hablar de ellos frente a otros. Esta puede ser una buena opción para usted si se enfrenta a la depresión, la ansiedad o el dolor al lidiar con el Alzheimer.

  • La terapia familiar.

    Un diagnóstico de enfermedad de Alzheimer puede afectar a toda la familia. Es posible que tenga que tomar decisiones difíciles sobre sus finanzas o sobre quién se encargará de su cuidado. Estas tensiones cotidianas, combinadas con los efectos emocionales del diagnóstico, pueden ser mucho para sus seres queridos. La terapia familiar puede ayudarles a resolver los problemas juntos. También podéis aprender nuevas formas de apoyaros mutuamente.

  • Terapia de grupo.

    Te unirás a otras personas para discutir los problemas juntos, guiados por un consejero. Los miembros del grupo suelen enfrentarse al mismo problema que usted, pero no siempre. La sesión ofrece un lugar en el que puedes confiar en otras personas que comprenden y comparten tus luchas.

  • Tratamiento residencial de larga duración.

    En este caso, recibes terapia mientras vives en un centro de tratamiento. Un programa puede durar más de un año o sólo una o dos semanas. Te centrarás principalmente en tu problema y en recuperarte. Otras actividades, como el trabajo, la familia y las aficiones, pasan a un segundo plano durante este tiempo. En la mayoría de los programas, recibirá asesoramiento diario y participará en una terapia de grupo regular. Es posible que necesite más asesoramiento una vez finalizado el tratamiento residencial.

  • Grupos de autoayuda y apoyo.

    Estos te permiten ponerte en contacto con otras personas que tienen Alzheimer y con sus familias y cuidadores. Podéis ofreceros mutuamente comprensión y consejo sobre los retos de la enfermedad. Se reunirán regularmente sin un terapeuta o consejero. Pregunte a su equipo médico si hay grupos que se reúnan en su zona.

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