¿La telerrealidad y las redes sociales han fomentado el aumento del narcisismo y la pérdida de empatía en los niños?
Probablemente tú lo haces. Si tus hijos son preadolescentes o mayores, seguro que también lo hacen: tomarse un sinfín de selfies para documentar momentos de la vida, por intrascendentes que sean. Se complican con los filtros para mostrar una versión mejorada de la realidad. Y luego publican estas fotos seleccionadas en toda una serie de redes sociales, persiguiendo nuevos seguidores y "likes" para obtener una afirmación positiva.
Es probable que sus hijos también envíen mensajes de texto en lugar de hablar, ya que sus dispositivos son tanto un instrumento como una barrera para la verdadera comunicación.
¿Este creciente nivel de mirarse el ombligo y de intercambio indirecto está promoviendo un aumento del narcisismo y la pérdida de empatía en nuestra cultura, especialmente entre las generaciones más jóvenes? ¿Están perdiendo los niños su sentido de la compasión y la comunidad?
Sí, sostiene Michele Borba, EdD, autora de UnSelfie: Why Empathetic Kids Succeed in Our All-About-Me World. Las investigaciones que describe en su libro sugieren un asombroso aumento del 58% en los pensamientos, aspiraciones y acciones egocéntricas entre los universitarios estadounidenses de todos los grupos demográficos durante las últimas tres décadas, con una disminución del 40% en el comportamiento empático.
El síndrome del selfie no tiene que ver únicamente con la toma de fotos y las redes sociales, explica Borba. Se refiere a un cambio en nuestra cultura general hacia el hiperindividualismo, un cambio que se observó por primera vez alrededor del año 2000. Nos hemos vuelto más competitivos y centrados en nosotros mismos con el auge de la telerrealidad; incluso las letras de las canciones, que antes decían Dos corazones laten al unísono, ahora dicen Yo esto y Yo lo otro. En los libros se ven muchos más "es" y menos "es". Los niños solían querer crecer y convertirse en algo, hacer algo. Ahora se limitan a decir rico y famoso.
¿Cuál es el antídoto para la Era del Yo-Me-Me? Resulta que enseñar empatía -la capacidad de ponerse en el lugar de otro e imaginar cómo se siente esa persona- a niños de tan solo 1 o 2 años, y seguir modelando y reforzando la empatía hasta que tengan la edad suficiente para salir de casa, es la clave.
¿Cómo combatir el narcisismo e inculcar la empatía a los niños? Borba ofrece estas nueve ideas:
1. Desarrollar la alfabetización emocional. En la era de los mensajes de texto, los niños no reconocen las señales faciales ni la entonación de la voz. Para entender sus propios sentimientos y los de los demás, Borba aconseja programar un tiempo de desconexión regular. Recuperar la comida familiar. Dejar el móvil y hablar. Ojo con ojo. Así podrán ver y escuchar las expresiones y el significado de cada uno.
2.Haz una declaración de misión familiar. Dile a tus hijos: Esto es lo que representa nuestra familia: Se espera que seáis amables. Que os preocupéis por los demás. Socialmente responsables con los demás. Crea un cartel con esta declaración y cuélgalo en la nevera, para que lo vean y lo interioricen cada día. Los padres también deben practicar lo que predican.
3. Manténgase centrado en los demás. Enseña a tus hijos a preguntarse: ¿Cómo me sentiría yo como esa otra persona? Pregúntelo cuando imponga la disciplina. Pregúnteselo cuando vea la televisión. Señala a un personaje que pase por algo difícil y pregúntale: ¿Qué necesita para sentirse mejor? Pregúntalo lo suficiente y la empatía aparecerá.
4.Lee buenos libros. Introduce ficción literaria, como Charlottes Web, sugiere Borba, con ricos dilemas morales para enseñar empatía. La novela para jóvenes adultos Wonder es otro gran ejemplo, dice.
5. Respira. Los niños deben aprender a gestionar sus emociones mediante la autorregulación. Cuando el estrés aumenta, a veces todos entramos en modo de supervivencia y desactivamos la empatía, dice Borba. La respiración profunda es una forma de llegar a un estado más consciente. Les digo a los niños que respiren lenta y profundamente desde la barriga. Se puede enseñar esta técnica incluso a los niños más pequeños. Es fabulosa para los adolescentes. Les ayuda a relajarse.
6. Practica la amabilidad. Si te comportas con amabilidad, la amabilidad se convierte en un hábito. Conozco a una familia que ordena a sus hijos, cuando se van a marchar, que hagan dos cosas amables al azar y que les informen durante la cena. Cosas sencillas, como sonreír a otro niño o abrir la puerta a un profesor. Te prometo que les encanta el refuerzo positivo que reciben. Desarrolla una mentalidad bondadosa, y no sólo durante las vacaciones. Diviértete con esto: Crea una cesta de fichas de bondad y deja que los niños propongan ideas. Cada día, dígales que elijan dos.
7. Enseñe a resolver conflictos. Los jugadores de equipo son colaboradores y solucionan los problemas cuando surgen los conflictos, dice Borba. Sin embargo, la sociedad puede ser muy competitiva. Yo animo a los niños más pequeños a resolver los conflictos con juegos de piedra, papel y tijera, que enseñan la empatía a través del juego. Un viejo pero bueno. A los niños mayores les enseña a parar, escuchar sus sentimientos, contar por turnos el problema sin interrupciones ni menosprecios, reducir las opciones hacia una solución, decidirla, darse la mano... y dejarlo estar.
8. Arriesgar el cuello. Los niños que aprenden a tener valor moral se convierten en futuros líderes, según Borba, que ha estudiado las obras y biografías de 30 premios Nobel. Son los niños que no soportan el acoso ni ver a otro niño enfadado, dice Borba. Aun así, puede ser desalentador adoptar una postura. Los Navy Seals aprenden cuatro técnicas para superar rigurosas pruebas de entrenamiento en situaciones difíciles, añade. Enséñaselas a tus hijos. La primera es la autoconversación positiva: Estoy tranquilo y tengo el control. La segunda es la de "chunk it": Puedo pasar los próximos 5 minutos. Cuando pasen esos 5 minutos, repítelo para dar pequeños pasos hacia la superación de un problema. La tercera es la respiración profunda, que aleja el miedo. Y la cuarta es hacer un ensayo mental para visualizar el éxito.
9. Cultivar a los que marcan la diferencia Los padres deben dar a sus hijos oportunidades de servir y devolver... y, lo que es igual de importante, deben seguir sus pasiones y animar a los niños a perseguir las suyas, dice Borba. Además, hay que utilizar los periódicos, y no para la pesadilla; todo lo negativo puede adormecer. Busque historias edificantes y léaselas a los niños antes de acostarse para que se sientan maravillados por el mundo.