Bandas rojas de rabietas

La mayoría de los niños tienen rabietas de vez en cuando. ¿Pero cuándo cruzan la línea y se convierten en algo más?

La mayoría de los niños discuten, se muestran poco cooperativos y desobedecen a la autoridad de vez en cuando. Pero cuando ese enfado y esa hostilidad se producen con frecuencia -lo que da lugar a otros problemas con los amigos, en la escuela o en casa- puede ser motivo de preocupación.

Aunque los padres y cuidadores pueden ignorar las rabietas de los niños pequeños y de los preescolares, es más difícil ignorarlas más adelante. Los niños mayores agresivos pueden suponer un peligro tanto para los demás como para ellos mismos.

¿Qué es lo "normal"?

Una rabieta típica puede ocurrir cuando un niño pequeño está cansado o frustrado, o durante las rutinas diarias como la hora de acostarse, de comer o de vestirse.

Lo que no es típico es cuando el arrebato surge de la nada, o es tan intenso que el niño se agota. Cuando se convierte en algo habitual, debería ser una señal de alarma.

Algunas de las cosas que pueden ser motivo de preocupación son

Hostilidad hacia personas, objetos o ambos. Es posible que un niño quiera golpear o patear a su cuidador por frustración de vez en cuando. Pero cuando esto ocurre en más de la mitad de las rabietas del niño, podría haber un problema.

Tu hijo intenta hacerse daño. Puede que intenten hacer algo... como:

  • Morderse a sí mismos

  • Rascarse... a sí mismos

  • Golpear su cabeza contra la pared

  • Tratar de lastimarse el pie pateando algo

Tu hijo no puede calmarse por sí mismo. Es decir, tienes que apartarlos del entorno o prometerles algo después de casi cada rabieta para desactivarla.

Numerosas rabietas. En casa, eso significa entre 10 y 20 rabietas al mes. Si ocurren cinco veces al día en más de un día, también es motivo de preocupación.

Rabietas muy largas. Si las rabietas suelen durar más de 25 minutos, eso podría indicar un problema subyacente.

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¿Por qué ocurre esto?

Un niño puede arremeter con regularidad debido a:

  • TDAH

  • Ansiedad

  • Un problema de aprendizaje

  • Problemas de procesamiento sensorial

  • Autismo

Algo llamado trastorno de conducta disruptiva también podría ser la causa. Esto es más que una rabieta. Puede incluir un patrón de acciones que interfiere con la vida diaria. Puede incluir:

  • Luchar contra

  • Crueldad

  • Argumento

  • Desafío a la autoridad

Dos de los trastornos del comportamiento disruptivo más comunes son el trastorno negativista desafiante (TOD) y el trastorno de conducta (TC).

Los niños con TOD pueden mostrar signos de ser rencorosos, malos o crueles con los demás.

Son muy hostiles y pasan mucho tiempo discutiendo o desafiando a la autoridad. Pueden ser más propensos a tener ansiedad o depresión a medida que crecen.

Los niños con EC pueden llegar a tener problemas en la vida diaria con sus amigos o en casa. Sus continuas acciones disruptivas o violentas pueden incluir el acoso, el uso de armas, la destrucción de la propiedad, el robo y la mentira.

Si le preocupa el comportamiento de su hijo, hable con su pediatra. Ellos pueden remitirle a un psiquiatra o a un psicólogo, si es necesario. El tratamiento temprano puede ayudar y puede centrarse en objetivos como enseñar a su hijo a manejar la ira y la frustración de forma más adecuada.

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