6 condiciones médicas similares al TDAH

La mayoría de las personas que padecen TDAH también tienen otra afección o trastorno. Estas son algunas de las afecciones que suelen confundirse con el TDAH. Infórmese con el médico.

Puede parecer un diagnóstico obvio, pero antes de que empieces a formarte una opinión, debes saber que no es tan sencillo. Un médico tiene que identificar el TDAH observando el comportamiento de tu hijo. No hay análisis de sangre ni escáneres cerebrales que den un diagnóstico definitivo.

Además, hay muchos otros trastornos que presentan los mismos o similares síntomas que el TDAH, por lo que es importante que el médico busque todas las posibilidades antes de llegar a una conclusión.

Afecciones similares al TDAH

Los problemas de comportamiento de su hijo pueden deberse a un gran número de trastornos biológicos, fisiológicos y emocionales que se parecen al TDAH. Estos son algunos de los más comunes.

Trastornos de ansiedad. Alrededor de una quinta parte de los niños con TDAH tienen también algún tipo de trastorno de ansiedad, como ansiedad por separación, ansiedad social o ansiedad general. Y los niños con TDAH son más propensos que otros a padecer ansiedad. El tipo de medicación que toman para el TDAH marca una gran diferencia si también tienen ansiedad. Los estimulantes pueden empeorar la ansiedad, pero los antidepresivos pueden ayudarla.

Depresión. Aproximadamente 1 de cada 7 niños con TDAH tiene también un diagnóstico de depresión. Los expertos creen que puede empeorar por el estrés que provoca el TDAH. Para complicar aún más las cosas, algunos medicamentos para el TDAH tienen efectos secundarios que pueden parecerse a los síntomas de la depresión, como cambios en los hábitos de alimentación y sueño.

Trastorno del espectro autista. Al igual que el TDAH, se trata de un trastorno que afecta al desarrollo del cerebro. Los dos trastornos se dan a veces juntos, pero los expertos no saben por qué. Ambos pueden hacer que los niños se concentren en una sola cosa. Pero los niños del espectro autista pueden evitar el contacto visual y no querer jugar con otros niños. Su lenguaje tiende a desarrollarse lentamente o no se desarrolla en absoluto.

Trastorno de oposición desafiante. Los niños que pierden mucho los nervios, se niegan a seguir las normas, discuten con los adultos y dicen cosas feas a los demás suelen ser diagnosticados de trastorno negativista desafiante (TOD). El TOD es más frecuente en los niños que en las niñas. Desaparece en un plazo de 3 años en aproximadamente el 60% de los niños. Al igual que en el caso del TDAH, es probable que el médico espere hasta que el niño tenga al menos 4 años para diagnosticar el TOD. Este tipo de comportamiento puede ser normal a los 2 o 3 años, pero se convierte en un problema si continúa a medida que el niño crece. El médico querrá esperar para hacer un diagnóstico firme hasta que el comportamiento de su hijo sea más extremo de lo que corresponde a su edad.

Llame a su médico si observa que su hijo se comporta así con al menos una persona, que no sea un hermano, durante al menos 6 meses, especialmente si afecta a su trabajo escolar y a su vida familiar.

Trastorno de la conducta. Entre el 30% y el 50% de los niños con TDAH y TOD pueden padecer un trastorno de la conducta (TC), un patrón más grave de comportamiento antisocial. Estos niños suelen mentir o robar y tienden a despreciar el bienestar de los demás. Corren el riesgo de meterse en problemas en la escuela o con la policía.

Problemas de aprendizaje. Alrededor de la mitad de los niños con TDAH tienen también un problema de aprendizaje. Muchos niños con problemas de aprendizaje también se meten en líos en la escuela por no escuchar, no terminar el trabajo o ser desorganizados. Al igual que el TDAH, los problemas de aprendizaje no afectan a la inteligencia, pero pueden hacer que los niños se queden atrás en la escuela y en el trabajo. Por ejemplo, la dislexia, un tipo de trastorno de la lectura, se observa a menudo en niños con TDAH. El diagnóstico de los problemas de aprendizaje requiere pruebas académicas específicas, que realiza un psicólogo.

Trastorno bipolar. Los estudios han demostrado que los síntomas del trastorno bipolar a menudo se solapan con los del TDAH, lo que dificulta el diagnóstico de ambos trastornos. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios de humor entre períodos de intensos altibajos emocionales. El niño bipolar puede tener estados de ánimo eufóricos y grandiosidad (sentimientos de importancia) que se alternan con períodos de depresión o mal humor crónico.

Trastorno del procesamiento sensorial. Este trastorno provoca una gran sensibilidad a cosas como el tacto, el sonido o la luz. Los niños pueden actuar en respuesta, provocando síntomas similares a los del TDAH, como problemas de atención, comportamiento o aprendizaje.

Trastornos convulsivos. Un tipo de epilepsia denominado crisis de ausencia suele diagnosticarse erróneamente como el tipo de TDAH de falta de atención. Ambas enfermedades hacen que los niños se desconecten o se queden mirando al espacio. En el caso del TDAH, se puede conseguir que vuelvan a concentrarse tocándolos o haciendo un ruido fuerte. Pero en el caso de las crisis de ausencia, pueden parecer totalmente inalcanzables.

Pérdida de audición o visión. Si tu hijo no ve ni oye bien, puede tener problemas en el colegio. Es posible que no pueda ver la pizarra ni oír a su profesor. Estos problemas pueden dar lugar a malas notas y mala conducta, que pueden parecer síntomas de TDAH cuando no lo son.

Síndrome de Tourette. Muy pocos niños tienen este síndrome, pero muchas personas con síndrome de Tourette también tienen TDAH. El síndrome de Tourette es una enfermedad neurológica que provoca tics nerviosos y gestos repetitivos. Algunas personas pueden parpadear con frecuencia, carraspear mucho, resoplar, olfatear o ladrar palabras. A veces, estos tics pueden empeorar con la medicación para el TDAH.

Trastornos del sueño. Estos trastornos son muy comunes en los niños y adultos que tienen TDAH. Pero a veces también pueden confundirse. Cuando los niños están cansados, suelen hacer cosas que pueden parecer TDAH, como ser hiperactivos o impulsivos, ser agresivos o comportarse mal.

Abuso de sustancias. Aproximadamente la mitad de los niños han probado una droga ilícita al menos una vez en su último año de instituto. Es importante tener en cuenta esta posibilidad si su hijo empieza a mostrar síntomas de TDAH en la adolescencia.

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