Unos pocos mentirosos prolíficos dan mala fama al resto de nosotros
Por Lisa Rapaport
11 de noviembre de 2021 -- Cero. Ese es el número de mentiras que muchos de nosotros decimos en un día normal, según un nuevo estudio publicado en Communication Monographs.
La media de dos mentiras diarias está muy distorsionada, dicen los científicos, porque un puñado de personas parece mentir cada vez que abre la boca. El resto somos Abes honestos.
La mayor parte de las investigaciones sobre nuestras formas de mentir se han basado en instantáneas de la deshonestidad en un único momento. Este resultado puede verse muy distorsionado por circunstancias inusuales que nos llevan a ser inusualmente veraces o engañosos. Para obtener una imagen más clara de lo honestos -o deshonestos- que podemos ser realmente, los científicos pidieron a 632 estudiantes universitarios que llevaran un diario durante 3 meses, registrando todas las mentiras que decían.
En total, los participantes registraron 116.366 mentiras, con un número diario de falsedades que oscilaba entre 0 y 200.
Los investigadores examinaron estas mentiras de varias maneras. La principal pregunta que hicieron los investigadores fue cuántas veces habían mentido los participantes en las últimas 24 horas. Un día cualquiera, el 63,4% de los estudiantes confesó al menos una mentira, pero el 36,6% de ellos no dijo ninguna.
Un grupo de mentirosos de élite, situado en el 1% más alto de falsedades, también fue el que más varió de un día a otro en el número de mentiras que dijo. Para estos mentirosos de élite, la variación en torno a sus promedios diarios fue de 22,8 mentiras, en comparación con 1,5 para la mayoría de las personas del estudio, que suelen decir sólo una o dos mentiras al día.
La mayoría de los estudiantes tuvieron un puñado de días malos en los que dijeron más mentiras de lo habitual. Y en la mayoría de las semanas del estudio, el día con la media más alta de mentiras cayó en un fin de semana. En conjunto, estos resultados sugieren que la mentira es situacional, y algo que la mayoría de nosotros puede evitar cuando quiere.
Los estudiantes universitarios tienden a ser menos veraces que los adultos mayores, señala el equipo del estudio. Pero los resultados siguen sugiriendo que la mayoría de las personas que son sorprendidas en una mentira pueden estar teniendo un mal día, y no son necesariamente deshonestas como una cuestión de rutina.