De los Archivos del doctor
Una noche cualquiera, los estadounidenses están pegados a sus televisores para ver a los buenos intentando atrapar a los malos.
Los domingos por la noche se emite Cold Case, de la CBS, en el que los detectives resuelven crímenes del pasado, y los lunes se emite Medium, de la NBC, una serie en la que una madre de familia/psíquica ayuda al fiscal del distrito con los asesinatos y secuestros locales. Y casi todas las demás noches de la semana, hay alguna versión de Crime Scene Investigation (CSI), de la CBS, en la que investigadores avispados utilizan técnicas forenses de alta tecnología, como los perfiles de ADN, para resolver los casos, o Law and Order, de la NBC, y sus diversos spin-offs.
Deja de lado la telerrealidad
Parece que estos días los dramas policíacos son la nueva televisión imprescindible. La nueva oleada de programas policíacos está haciendo trabajar a los TiVos y a los dispositivos de grabación de vídeo digital, ya que millones de estadounidenses no parecen tener suficiente. Pero, ¿por qué estamos tan enganchados a estas series?
"Cuando yo era joven, teníamos vaqueros e indios y sombreros blancos y negros para separar a los buenos de los malos", dice el psicoterapeuta Robert Butterworth, de Los Ángeles. "En cierto sentido, [la nueva oleada de programas policíacos] son versiones mejoradas de las obras de moralidad, porque los malos son atrapados por los buenos y se hace en combinación con la ciencia contemporánea". Desarrolladas a finales del siglo XIV y florecientes a lo largo del siglo XVI, las obras de moralidad suelen incluir personificaciones del bien y del mal en su lucha por el alma de un hombre.
Con las amenazas del terrorismo y las catástrofes naturales como el huracán Katrina y Rita, "la gente está ansiosa en un mundo incierto y hoy puede recibir el mensaje de que los malos ganan y estas obras muestran que no es así", dice Butterworth. "La tecnología moderna hace que el crimen no pague y esa es la premisa final: 'te atraparemos, y usaremos cualquier herramienta que tengamos para atraparte'", dice.
Por ejemplo, "Cold Case". En este programa, los detectives se dedican a resolver casos ocurridos hace meses, años o décadas. El mensaje aquí es que "el tiempo pasa y eso no significa que estés libre de culpa", dice.
Lástima que la vida no imite a la televisión
Pero a veces la fantasía puede interferir con la realidad, dice. La realidad es que no todos los crímenes se resuelven o se pueden resolver. "Los espectadores pueden tener erróneamente la suposición de que [los policías] siempre resuelven el crimen y pueden empezar a pensar 'caramba, ¿qué pasó conmigo?", dice. "Por un lado, estos programas pueden ser disuasorios, pero por otro, los espectadores pueden tener una falsa percepción".
Tomemos el caso de Natalee Holloway, una estudiante de 18 años que desapareció en un viaje de estudios a Aruba el 30 de mayo de 2005. Si fuera el tema de un programa de televisión, este crimen se habría resuelto en menos de una hora, pero a día de hoy, los investigadores de Aruba no parecen estar más cerca de averiguar qué le ocurrió a Holloway, para frustración de su familia.
"Estos programas pueden dar a los delincuentes la sensación de que el crimen no paga, y pueden darnos la falsa sensación de que todos los crímenes se resolverán porque tenemos los medios de alta tecnología para hacerlo", explica Butterworth.
La autora de True Crime, Ann Rule, tiene su propia teoría sobre la popularidad de estos programas. "Sé que la gente lee libros de crímenes reales porque les fascina el comportamiento humano", dice Rule, ex policía de Seattle y autora de muchos libros, entre ellos el ya infame El extraño a mi lado, sobre el asesino en serie Ted Bundy. "Mis lectores son personas muy amables que quieren saber por qué alguien llegaría a ser un asesino y qué le hizo ser así", dice Rule, autora del libro de próxima aparición Worth More Dead.
La gente también está interesada en la ciencia forense, dice. "He visto algunos minutos de CSI aquí y allá y me he reído un poco porque en algunos casos utilizan técnicas forenses que aún no se han inventado, aunque los verdaderos avances en materia de ADN, cotejo de cabellos y fibras, y escaneo automatizado de huellas dactilares en ordenadores son apasionantes y gratificantes".
En sus términos más sencillos, el ADN o material genético está presente en todo tipo de pruebas recogidas en la escena del crimen (pensemos en la sangre, el pelo, la piel, la saliva y el semen). Los científicos pueden analizar el ADN de las muestras de pruebas para ver si coincide con el de un sospechoso.
Aun así, "a algunas personas les gusta escandalizarse, me temo, y en estos programas hay algunas "maquetas" bastante grotescas de escenas de cuerpos", dice. "Admitámoslo, el trabajo de detective está muy alejado de la mayoría de las vidas ordinarias y puede ser misterioso y emocionante, y los detectives de la televisión suelen ser bastante atractivos", dice.
Y hay más, "siempre queremos que ganen los buenos, y eso sin duda forma parte de ello".
Esto es suficiente para algunos espectadores, como Angela Costa, una ejecutiva de relaciones públicas de Mountain View, California. "Mi novio y yo somos ávidos espectadores de la serie CSI", dice a doctor. "Creo que sí tiene que ver con el hecho de ver cómo se atrapa a la gente por sus crímenes cuando en la realidad muchos se salen con la suya, literalmente", dice.
La televisión del crimen es una televisión imprescindible
"Para la mayoría de la gente, la fascinación por los programas de crímenes es benigna", dice el doctor Jack Levin, director del Centro Brudnick sobre Violencia y Conflictos de la Universidad Northeastern de Boston, y autor de varios libros, entre ellos Asesinatos Extremos. "Los espectadores realmente escapan de los problemas reales de la vida cotidiana para adentrarse en los asesinatos, ya sea en Ley y Orden o en CSI".
Una segunda fuente de fascinación puede ser negativa, añade. "Mucha gente lo ve para saber cómo puede evitar ser víctima", dice al doctor. "Pueden haber sido víctimas en el pasado o pueden creer que son vulnerables, de modo que miran para aprender", dice.
"Gran parte de la fascinación tiene que ver con el creciente uso de las pruebas físicas, especialmente el ADN, para resolver los crímenes", dice. "Da al espectador medio una información falsa sobre cómo se resuelven los casos, porque son muy pocos los que se resuelven así", dice. "En CSI, siempre hay pruebas dactilares y reconstrucción facial y los detectives pueden establecer la hora de la muerte en 15 minutos", dice. "Creo que hace que la gente se sienta más segura al pensar que es algo científico y eso es muy atractivo para la gente, especialmente para aquellos que están preocupados por su seguridad personal", afirma.