Elige el profesional adecuado
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Al igual que tu médico, quieres un fisioterapeuta que tenga experiencia en tu enfermedad. Haga preguntas sobre su trayectoria, el plan de su terapia, cualquier equipo especial que vaya a necesitar y la duración de su tratamiento. Debe poder hablar cómodamente sobre lo que ocurre durante sus sesiones.
Venga preparado
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Traiga una lista de sus medicamentos a su primera cita y cualquier radiografía o resonancia magnética. Tome notas con antelación sobre sus síntomas, como qué movimientos le causan dolor y cuándo empezó el problema. Eso ayudará a su fisioterapeuta a identificar su condición y a diseñar su plan de tratamiento.
Vístete como es debido
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Lleve ropa y zapatos cómodos con suela antideslizante, incluso para su primera visita. Es posible que tu terapeuta mueva la articulación que te molesta para comprobar su funcionamiento o comprobar cómo caminas, te levantas de una silla o haces otros movimientos. Si te asignan ejercicios para hacer en casa de inmediato, te observarán hacerlos para asegurarse de que tu forma es la correcta.
Establece objetivos
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Qué quieres poder hacer después de la rehabilitación? Levantarse de una silla con más facilidad? Volver a jugar al tenis? Conoce cuál es tu objetivo y asegúrate de que tu fisioterapeuta también lo sepa. Ellos adaptarán su tratamiento teniendo en cuenta sus objetivos. Los avances a corto plazo también son importantes. Celebra cada paso en el camino, por pequeño que sea.
Haz los deberes
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Su terapeuta puede darle ejercicios para hacer en casa entre las citas. Es importante que los hagas. Gran parte del beneficio de la rehabilitación proviene del trabajo que realizas por tu cuenta, lejos de la clínica.
No te excedas
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No dejes de hacer los deberes, pero sigue las instrucciones de tu terapeuta al pie de la letra. Si añades más peso y repeticiones, o te ejercitas más a menudo de lo que te han dicho, no te curarás más rápido. Incluso podrías retrasar tu recuperación o sufrir una nueva lesión.
Toma notas
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Sea un socio activo en su rehabilitación. Registre detalles sobre cómo se siente durante sus ejercicios en casa. Dígale a su terapeuta si le duele o se pone tenso o débil durante sus rutinas. Les ayudará a mantener el control de tu progreso.
Controla el dolor
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Es importante que sigas con tu terapia, pero no ignores las señales de alarma de tu cuerpo. Habla con tu fisioterapeuta sobre cualquier molestia y pídele consejos para afrontarla.
¿Calor o frío?
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Consulta con tu terapeuta si es mejor una almohadilla térmica o una bolsa de hielo. El calor relaja los músculos doloridos, aumenta el flujo sanguíneo y mejora la amplitud de movimiento. El frío ralentiza la circulación, lo que ayuda a controlar la inflamación y la hinchazón. Ambos pueden aliviar el dolor. Pero recuerda que sólo proporcionan una ayuda temporal. Ninguno de ellos es una solución a largo plazo para tu problema.
Remolinos
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Es posible que un buen remojo alivie tu tensión y dolor muscular. También aumenta tu flujo sanguíneo y ayuda a cortar el dolor que está relacionado con la inflamación.