Uno de los secretos para perder peso es mantenerse hidratado. Beber agua antes de las comidas puede ayudarle a ingerir menos calorías. Además, es fácil confundir la sed con el hambre, un error que puede llevar a comer en exceso.
Es un mito que hay que beber 8 vasos de agua al día. El agua que ingieres en las comidas también cuenta.
Aun así, es fácil quedarse corto. Tanto si simplemente te olvidas de beber como si no te gusta el sabor, estos 11 consejos pueden ayudarte a incluir más agua en tu dieta.
1. Cíñete a un horario.
Al igual que cualquier otra cosa, crear una rutina puede ayudarte a rellenar el vaso con más frecuencia.
Por ejemplo, bebe un vaso nada más levantarte, y luego otra vez con cada comida y merienda. Configura tu smartphone para que te envíe un recordatorio varias veces al día.
2. Lleva tu H20 para llevar.
Llevar tu propia botella es ecológico y una forma estupenda de asegurarte de tener siempre agua a mano. Invierte en una botella que te encante para que quieras llevarla contigo allá donde vayas.
3. Añade un poco de efervescencia.
Prepara un sencillo spritzer bajo en calorías: Vierte un chorrito de zumo 100% de fruta en agua de seltz sin azúcar o en un refresco. El zumo de naranja y el de manzana son buenas opciones, o prueba algo más divertido (piensa en granada, frambuesa negra o zumo de acai).
4. Prueba un refuerzo de sabor.
Quién dice que el agua tiene que saber a poco? Puedes hacerla más sabrosa con frutas, verduras, hierbas frescas o especias.
Llena una jarra con agua y hielo, añade algunos extras y espera al menos dos horas antes de dar el primer sorbo. Prueba a acompañar las fresas con hojas de albahaca fresca, los pepinos con hojas de menta o las manzanas con ramas de canela.
5. Celebra una fiesta del té.
Relájate y desconecta con una taza de té descafeinado. Es igual de hidratante que el agua sola, pero con sabor.
6. Toma leche.
Los lácteos también te ayudan a hidratarte. Consigue tu dosis de calcio con un vaso de leche baja en grasa o sin grasa. O disfruta de un yogur, que tiene un 85% de agua. Si no te gustan los lácteos, cambia por tu alternativa favorita, como la leche de almendras, de cáñamo, de soja o de arroz. Los alimentos lácteos y las "leches" vegetales fortificadas también te aportan calcio y vitamina D.
7. Empieza con una sopa.
Cuando salgas a cenar, elige como aperitivo una sopa a base de caldo (no cremosa). Conseguirás un extra de líquidos, además de que te ayudará a llenarte más rápido. Los estudios demuestran que puede ayudarte a comer menos durante la comida.
8. Pida una ensalada.
La ensalada es otro entrante inteligente. Está repleta de verduras ricas en agua (la lechuga tiene un 96% de agua) y es baja en calorías, siempre que no te pases con el aliño y otros aderezos que engordan.
9. Come sandía.
Haciendo honor a su nombre, esta fruta (que tiene un 91% de agua) es especialmente hidratante. Corta un poco para el postre o para picar a lo largo del día.
10. Toma brócoli.
Algunos alimentos ricos en agua no son tan evidentes. El brócoli, por ejemplo, tiene casi un 90% de agua. Echa un par de puñados en tu próximo salteado, o cómelos crudos con hummus.
11. Cuenta tu café.
Sorpresa: Las bebidas con cafeína cuentan para tu total de líquidos diarios. Eso sí, no te pases, ya que también pueden hacer que tengas que orinar con más frecuencia. Unas dos tazas de café al día están bien para la mayoría de la gente.