Diabetes infantil de tipo 2: Síntomas, causas y tratamientos

Hace años, era raro oír hablar de un niño con diabetes de tipo 2. Los médicos solían pensar que los niños sólo tenían el tipo 1. Durante mucho tiempo incluso se llamó diabetes juvenil.

Ahora ya no. Ahora, según los CDC, más de 208.000 personas menores de 20 años tienen diabetes. Esta cifra incluye tanto la diabetes de tipo 1 como la de tipo 2.

Esto es lo que debe saber si su hijo es diagnosticado con el tipo 2.

Qué es la diabetes de tipo 2?

Seguramente habrás oído hablar de la diabetes y de los niveles altos de azúcar en sangre a la vez. Esto es lo que ocurre. Su sistema digestivo descompone los carbohidratos en un tipo de azúcar llamado glucosa. El páncreas crea una hormona, conocida como insulina, que traslada la glucosa de la sangre a las células, donde se utiliza como combustible.

En la diabetes de tipo 2, las células del cuerpo de su hijo no responden a la insulina y la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo. Esto se llama resistencia a la insulina. Con el tiempo, los niveles de azúcar en su cuerpo son demasiado altos para poder manejarlos. Esto podría conducir a otras condiciones en el futuro, como enfermedades del corazón, ceguera e insuficiencia renal.

¿Quién lo padece?

La diabetes de tipo 2 es más probable que afecte a los niños que:

  • Chicas

  • Sobrepeso

  • Tener antecedentes familiares de diabetes

  • Ser indio americano, afroamericano, asiático o hispano/latino

  • Tienen un problema llamado resistencia a la insulina

La principal causa de la diabetes tipo 2 en los niños es el exceso de peso. En Estados Unidos, casi 1 de cada 3 niños tiene sobrepeso. Una vez que un niño pesa demasiado, tiene el doble de probabilidades de padecer diabetes.

Una o varias de estas cosas pueden contribuir al peso extra o a la obesidad:

  • Una alimentación poco saludable

  • Falta de actividad física

  • Miembros de la familia (vivos o muertos) que han tenido sobrepeso

  • En raras ocasiones, un problema hormonal u otra condición médica

Al igual que en el caso de los adultos, la diabetes de tipo 2 es más probable que afecte a los niños que tienen un peso extra alrededor de la parte media.

Cuáles son los síntomas?

Al principio, puede no haber síntomas. Con el tiempo, puede notar:

  • Pérdida de peso inexplicable

  • Tener mucha hambre o sed, incluso después de comer

  • Boca seca

  • Orinar mucho

  • Fatiga

  • Visión borrosa

  • Respiración pesada

  • Curación lenta de llagas o cortes

  • Picor en la piel

  • Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies

Lleve a su hijo al médico si nota alguno de estos síntomas.

Cómo se trata?

El primer paso es llevar a tu hijo al médico. Ellos pueden saber si tiene sobrepeso basándose en su edad, peso y altura. Le harán una prueba de azúcar en sangre para ver si tiene diabetes o prediabetes. Si tiene diabetes, es posible que haya que tomar algunas medidas adicionales para saber si es de tipo 1 o de tipo 2.

Hasta que lo sepan con seguridad, pueden administrarles insulina. Una vez que confirmen que se trata de una diabetes de tipo 2, le pedirán que les ayude a cambiar su estilo de vida. Pueden sugerirles que tomen un medicamento llamado metformina. La metformina y la insulina son los dos únicos medicamentos aprobados para reducir la glucemia en niños menores de 18 años, pero se están estudiando otros.

Su hijo debe hacerse una prueba de hemoglobina A1c cada tres meses. Esta prueba mide sus niveles medios de azúcar en sangre durante ese periodo.

Tendrán que controlar su nivel de azúcar en sangre:

  • Cuando empiecen o cambien de tratamiento

  • Si no cumplen los objetivos del tratamiento

  • Si tienen que administrarse insulina

  • Si toman un medicamento con sulfonilurea

El médico le enseñará tanto a medir el azúcar en sangre como a decirle con qué frecuencia. La mayoría de los expertos sugieren tres o más veces al día si están con insulina. Si no lo están, pueden comprobarlo con menos frecuencia, pero deben hacerlo después de las comidas. Pueden utilizar una prueba tradicional de pinchazo en el dedo o un monitor continuo de glucosa.

Medidas que puede tomar

Para mantener la alimentación de su hijo por el buen camino y el azúcar en sangre controlado:

  • Trabaja con un dietista para crear un plan de comidas: Tres comidas al día y algunos tentempiés programados entre ellas. Mantén el tamaño de las porciones en forma razonable.

  • Toma aproximadamente la misma cantidad de carbohidratos en cada comida para evitar los picos de azúcar en sangre después de comer. Los carbohidratos afectan al azúcar en sangre más que otros alimentos.

  • Enseñe a su hijo a contar los carbohidratos.

  • Prepare el almuerzo escolar de su hijo. Si van a comprar el almuerzo, sepa qué hay en el menú para poder controlar mejor su insulina y el resto de sus comidas.

  • Prepara cajas con zumo, bocadillos, pastillas de azúcar y otras cosas que tu hijo necesite para tratar sus bajadas de azúcar. Ponga su nombre en la caja y entregue una a su hijo, a la enfermera de la escuela y a un profesor.

  • Planifica que coman más o menos a la misma hora cada día.

También deben hacer ejercicio durante al menos 60 minutos cada día. Limitar su tiempo de pantalla en casa a menos de 2 horas al día.

Haz que tu hijo se involucre

Una de las mejores cosas que puede hacer por su hijo es que participe en el control de su enfermedad. Cuanto más lo hagan, más confianza tendrán.

Utilice su mejor criterio para lo que cree que su hijo puede manejar. Incluso cuando asuma más responsabilidades, mantén un ojo en las cosas y dale apoyo cuando lo necesite.

A los 3-7 años, pueden:

  • Elegir qué dedo utilizar para comprobar los niveles de azúcar en sangre.

  • Elegir dónde ponerse la inyección de insulina.

  • Cuente antes de sacar la pluma o jeringa de insulina.

A los 8-11 años, pueden:

  • Administrarse la insulina mientras usted vigila.

  • Notar los síntomas de bajada de azúcar y tratarse ellos mismos.

  • Aprender a contar los carbohidratos y empezar a elegir algunos alimentos saludables.

A partir de los 12 años, pueden:

  • Comprobar el nivel de azúcar en sangre y administrarse la insulina cada vez más por su cuenta.

  • Cuente los carbohidratos.

  • Establezca recordatorios sobre cuándo tomar las pastillas o comprobar los niveles.

La adolescencia puede traer nuevos retos. Cambios físicos durante la pubertad que pueden dificultar el control del azúcar en sangre. Además, pueden empezar a aparecer problemas de peso e imagen corporal. Vigile a su hijo para detectar problemas emocionales, como la depresión y la ansiedad, y esté atento también a los trastornos alimentarios. Si te preocupa, habla con su médico. Tal vez quieras considerar la posibilidad de hacer terapia.

Consejos para mantener la seguridad de tu hijo

Siga estos consejos para ayudar a mantener a su hijo seguro y saludable en casa y en la escuela:

  • Asegúrese de que su hijo lleva una pulsera o collar de identificación médica en todo momento. Esto es especialmente importante cuando no están contigo.

  • Entregue a la escuela un plan detallado por escrito sobre cómo manejar la condición de su hijo, incluyendo cómo administrar las inyecciones de insulina, los horarios de las comidas y los refrigerios, y un rango de azúcar en la sangre objetivo. Puede crearlo usted mismo o utilizar una plantilla llamada Plan de Gestión Médica de la Diabetes.

  • Crear un 504 o un Programa Educativo Individualizado. Estos documentos recogen lo que hay en el plan médico para la diabetes de tu hijo y detallan las responsabilidades de la escuela. Ayudan a mantener la seguridad de tu hijo y a garantizar que reciba la misma educación y las mismas oportunidades que los demás.

  • Asegúrese de que la escuela de su hijo, los entrenadores, los padres de sus amigos y otras personas sepan cómo comunicarse con usted y con el médico de su hijo en caso de emergencia.

  • Enseñe a su hijo, a su familia y a cualquier persona responsable de su hijo cómo notar un nivel bajo de azúcar en la sangre y qué hacer al respecto.

Intente mantener la calma cuando su hijo cometa errores en el control de la diabetes. Necesita que su hijo se sienta cómodo diciéndole cuando algo va mal en lugar de intentar ocultarlo.

¿Se puede prevenir?

Las mismas medidas que se utilizan para tratar la diabetes tipo 2 en los niños también pueden prevenirla. Reduzca las calorías, las grasas no saludables y los dulces en la dieta de su hijo. Asegúrese de que realizan actividad física cada día. Los estudios demuestran que el ejercicio tiene un efecto espectacular en la reducción de la resistencia a la insulina. Estas son dos formas importantes de ayudar a su hijo a conseguir y mantener un peso saludable y unos niveles normales de azúcar en sangre.

Preocupaciones especiales

A los niños -especialmente a los adolescentes- les puede resultar difícil hacer cambios para prevenir o controlar la diabetes tipo 2. He aquí algunas formas de ayudar:

  • Hable con su hijo sinceramente sobre la salud y el peso. Apóyelo. Anímelos a hablar de sus preocupaciones.

  • No separe a su hijo para darle un trato especial. Toda su familia puede beneficiarse de hacer cambios en la dieta y la actividad.

  • Haga los cambios lentamente. Al igual que la diabetes tardó en desarrollarse, también se necesitará tiempo para lograr una mejor salud.

  • Realice más actividades con las que su hijo disfrute. Reduzca la cantidad de tiempo que su familia pasa viendo la televisión o jugando a los videojuegos.

  • Si su hijo se niega a seguir su plan, intente averiguar por qué. Los adolescentes, por ejemplo, están lidiando con los cambios hormonales, las demandas de su tiempo, la presión de los compañeros y otras cosas que parecen más importantes para ellos que su salud.

  • Establezca objetivos pequeños y fáciles de alcanzar. Planifique recompensas especiales para su hijo cuando cumpla cada objetivo. Luego pase a la siguiente.

  • Hable con un educador en diabetes, un médico, un dietista u otro profesional de la diabetes para obtener más ideas sobre cómo ayudar a su hijo a ser más saludable.

Trabajando juntos, usted, su hijo y su equipo de atención médica para la diabetes pueden estar seguros de que seguirán estando sanos durante años.

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