Cómo escuchar a tu cuerpo

¿Banderas rojas?

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Tu cuerpo suele avisarte si algo va drásticamente mal de repente. Si algo se siente realmente mal -como cambios en la capacidad de ver, hablar, caminar, pensar con claridad o comunicarse, o tener dolor en el pecho o falta de aliento- llame al 911. No espere a ver si se siente mejor. Si se trata de un accidente cerebrovascular o un ataque al corazón, necesita atención médica de inmediato. 

Necesita un día de descanso?

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No te sientes con fuerzas para tu entrenamiento habitual. Deberías pasar de largo? Sintonízate. Te sientes dolorido y agotado? Entonces puede que necesites un día más ligero. ¿O te sientes tentado por tu programa favorito y tu sofá? La frecuencia con la que necesitas descansar depende de la intensidad de tu entrenamiento, de lo que hagas y de cómo te sientas. Si no tienes dolor, un poco de movimiento suele ser una buena idea. Un entrenador personal certificado puede darte un programa de entrenamiento que incluya la recuperación. 

¿Está envejeciendo?

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Un poco de dolor por el desgaste de tu cuerpo es natural a medida que envejeces. O puedes notar que no eres tan flexible o fuerte como antes. La amortiguación en tus articulaciones y entre los huesos de tu columna vertebral puede empezar a romperse. Eso puede perjudicar y limitar tus movimientos. Es útil mantenerse activo, pero cuando el dolor no desaparece, el médico podría sugerir una rutina de ejercicios de "rehabilitación" especializada para controlarlo.

Tu ritmo cardíaco se siente desviado

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Puede sentirse aturdido o mareado con un pulso acelerado, aleteante o lento. Si dura más de unos minutos o sucede con frecuencia, podría ser por una enfermedad o un problema de ritmo cardíaco. Un dolor grave en el pecho o la dificultad para caminar o hablar podrían significar un ataque al corazón o un derrame cerebral: Acude a un hospital. Un entrenamiento fácil que de repente parece duro y eleva el pulso más de lo habitual puede significar que te estás excediendo. Habla con un médico sobre tus síntomas. 

¿Quemado?

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Si tienes un estrés que no cede, puede afectarte mucho. Puedes notar que tienes menos energía, dolores de cabeza, malestar estomacal u otros síntomas. Pequeñas cosas de las que antes podías librarte ahora te molestan. Pueden ser señales de que necesitas mejorar tu gestión del estrés. Lo que ayuda: el ejercicio, las relaciones positivas, la meditación, sonreír y reír, y tomar descansos de lo que le causa estrés. 

El estado de ánimo es importante

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Todo el mundo tiene momentos en los que se siente deprimido o ansioso. Pero si tienes depresión o ansiedad, esas condiciones pueden afectarte tanto física como emocionalmente. Puedes notar que lloras mucho, te aíslas, evitas hacer cosas que normalmente te gustan, tienes los músculos tensos, te cuesta concentrarte y duermes o comes más (o menos) de lo normal. Estos son indicios para que hables con tu médico o con un terapeuta en busca de ayuda. 

Cambios en el apetito

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Si notas que comes mucho más, o mucho menos, de lo habitual, tu cuerpo puede estar diciéndote que algo no va bien. Puede ser que estés estresado y comas por motivos emocionales. O puede que estés deprimido y eso te haya quitado el apetito. Algunas enfermedades, e incluso el envejecimiento, también pueden afectar a tu apetito. Ayuda estar activo y favorecer la comida sabrosa y saludable. Si eso no ayuda, hágaselo saber a su médico.

Lesionado o sólo dolorido?

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Una buena sesión de gimnasio puede provocar un ligero dolor. Pero un dolor muscular que dura varios días podría significar que te has excedido -demasiado, demasiado pronto o demasiado fuerte- y tienes una lesión. Es mejor esperar hasta que vuelvas a la normalidad para volver a hacer ejercicio. Así que, para mantenerte sano y seguir con tu rutina, mantén una intensidad baja y aumenta el ritmo lentamente. 

Ponga el freno

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Cuando estés haciendo ejercicio y tu cuerpo te grite "¡Para!", escucha. Puede que te hayas roto un hueso o que te hayas desgarrado un músculo o un ligamento. Prueba con el RICE:

  • Descansa: Acuéstate y mantén tu peso alejado.

  • Hielo: 20 minutos seguidos

  • Compresión: Utilizar un vendaje para dar soporte.

  • Elevación: Eleva la zona lesionada (por encima de la nariz si puedes)

Acude a urgencias o a una clínica si el dolor es intenso, empeora o también tienes fiebre y escalofríos. Llame a su médico si le sigue doliendo después de 2 semanas.

Problemas de sueño

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Sueles dar vueltas en la cama por la noche? Puede que tu cuerpo te esté diciendo que necesitas dormir más. En primer lugar, prueba cosas sencillas, como acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, durmiendo al menos 7 horas por noche. Mantén tu habitación fresca y no veas la televisión ni mires el teléfono después de acostarte. Ser activo durante el día también ayuda. Evita las comidas copiosas y la cafeína demasiado cerca de la hora de acostarse. Si esto no es suficiente, pregunta a tu médico cuál puede ser el problema.

Dolor que no cesa

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Notas punzadas y dolores que se repiten una y otra vez? No intentes disimularlos con medicamentos ni te limites a "trabajarlos". Lo que quieres es evitar que un dolor menor se convierta en un problema mayor que no desaparece. Un médico puede ayudarte a localizar el origen del problema y a tratarlo. Puede que necesites fisioterapia para empezar a sentirte mejor.

Un nuevo bulto

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Tanto si eres una mujer con un bulto en el pecho como si eres un hombre joven con un bulto en los testículos, es bueno que un médico te revise. Realmente no se puede saber lo que son, sólo en base a cómo se sienten. No siempre son cáncer, pero es importante informarse de los nuevos bultos con seguridad, y lo antes posible, por si necesitas tratamiento.

Una mala reacción

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Quizá crees que estás empezando a tener alergia al polen, o que tu intestino no soporta la lactosa o el gluten. O notas que tu piel te pica y está seca de repente. Son cosas sobre las que es fácil sacar conclusiones. Pero es una buena idea acudir a un médico para averiguar si realmente tienes una alergia o si hay algo más que está causando tus síntomas. Así sabrás qué debes evitar y cómo tratar los desencadenantes.

Confía en ti mismo

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Te conoces por dentro y por fuera: cómo te sientes en un buen día, qué sientes "apagado", cuándo estás enfermo, cuándo estás descansado. Todo puede manifestarse en tu cuerpo, desde una mandíbula apretada por el estrés hasta un dolor en la pantorrilla después de ir de excursión todo el fin de semana, pasando por algo serio. A veces es difícil darse cuenta por uno mismo, así que nunca dudes en preguntar a tu médico, que está ahí para ayudarte. 

Lo que ayuda a tu médico

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Cuando vayas a tu médico para averiguar la causa de los problemas que has notado, hay algunas cosas que te ayudarán. Lleva una lista de tus síntomas, cuándo empezaron, qué parece que te ayuda, qué los empeora y cómo has intentado solucionar el problema. Cuéntale al médico todo lo que tomas, incluidas las vitaminas, los productos de herbolario, los medicamentos de venta libre y los recetados. Y lleva una lista de preguntas que te ronden por la cabeza.

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