Ayude a sus hijos a manejar la presión escolar
Por Sara Novak
Lily Coulter, una joven de 17 años que cursa el último año de secundaria en Charleston, SC, no está segura de qué fue lo que finalmente la hizo estallar el pasado mes de marzo.
Estaba en el entrenamiento de voleibol cuando de repente rompió en sollozos incontrolables. Fue algo fuera de lo común para Coulter, una estudiante de alto rendimiento académico, atleta y ahora presidenta de la clase.
"Todo fue muy rápido, pero se acumuló tras dos semanas de ansiedad", dice.
"Estaba estresada por mi trabajo escolar y sentía que los entrenamientos me quitaban tiempo para hacer las cosas", dice Lily.
Aquella tarde, en casa, la madre de Lily, Krysten, podía oír que las cosas estaban mal mientras su hija intentaba hablar de ello. "Recuerdo que me limité a escuchar porque lo que decía era irracional y sólo necesitaba una oportunidad para desahogarse", dice su madre.
Después, Lily se encerró en su habitación para pasar un rato a solas. Se sentó ante su querido piano y se perdió en su música durante unas horas. Después de un tiempo, pudo calmarse.
"Tengo la suerte de que las dos veces que he tenido ataques de pánico he sido capaz de superarlos por mí misma", dice.
Aun así, Krysten Coulter estaba realmente preocupada por su hija aquella noche. La presión para rendir en la escuela se había vuelto demasiado. Le preocupaba que empezara a hacer mella en la salud mental de Lily. Se pregunta dónde acabará.
El año que viene, Lily planea irse de casa para cursar su primer año de universidad. La madre de Lily ya está nerviosa por eso. "Se ha presionado así desde el jardín de infancia. Me preocupa cómo lo afrontará si no estamos allí".
La presión es real
El escenario es demasiado común, dice la psicóloga Madeline Levine, PhD, autora de Ready or Not: Preparing Our Kids to Thrive in an Uncertain and Rapidly Changing World. Los niños como Lily sienten el peso de la presión académica más que nunca, dice Levine.
"Hace veinticinco años, cuando le preguntabas a un niño por su mayor fuente de estrés, te decía que había un divorcio o que se peleaba con su hermano".
Continúa
"Ahora siempre es el estrés de la escuela", dice Levine.
Y la pandemia no ha ayudado. Los índices de depresión y ansiedad se han duplicado en los niños en edad escolar durante la pandemia, según algunos estudios. El origen del aumento no está claro, pero los niños suelen interiorizar las expectativas de la cultura que les rodea, dice Levine.
Pueden provenir de sus amigos, de las redes sociales o de sus padres. "Los mensajes vienen de todas partes, pero los más destacados provienen de sus padres", dice Levine.
Herramientas para reducir la presión académica
Aquí hay algunas cosas que los padres pueden hacer para ayudar a sus hijos a mantener la escuela en una perspectiva saludable, dice Levine:
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Evita centrarte únicamente en las notas. "Si sólo te centras en las notas, acabas teniendo un niño de 11 años que piensa que sólo es tan bueno como su última actuación", dice.
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Haz preguntas y sé curioso, y no solo sobre el rendimiento escolar. Por ejemplo: ¿Qué asignaturas les gustan? Qué no les gusta? En qué clubes o equipos o actividades participan? ¿Tienen un grupo social sano? ¿Se sienten solos? "Nunca se puede escuchar demasiado a tu hijo", dice Levine.
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Permitir un tiempo no estructurado. Los niños y los adolescentes necesitan tener al menos un tiempo al día para "trastear". No siempre tienen que ser tareas escolares o actividades extraescolares planificadas. Es incluso mejor si este tiempo de inactividad puede ocurrir al aire libre en la naturaleza.
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Cena con tus hijos siempre que sea posible. Es una buena oportunidad para escuchar los problemas y adelantarse a ellos para que sean más fáciles de tratar. También es importante que tu hijo sepa que la unidad familiar protege del estrés. La familia está ahí independientemente de cómo vaya el colegio.
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Evita hablar demasiado de la riqueza material delante de tus hijos. En lugar de hablar del lujoso coche nuevo del vecino o de su piscina, céntrate en lo que la gente hace para ayudarse entre sí y a su comunidad. Intenta enseñar a los niños a valorar al trabajador social, no solo al genio multimillonario de Silicon Valley, dice Levine.
Continuación
El estrés de la presión académica puede manifestarse de diferentes maneras. Presta atención a los grandes cambios de humor o de comportamiento. Aunque es normal que los chicos estén de mal humor de vez en cuando, los grandes cambios pueden ser una señal de problemas más graves.
Algunos adolescentes lo hacen evidente. Hacen amenazas, inician peleas o interrumpen los eventos escolares y sociales. Pero éstas son las excepciones, dice Levine. Lo más frecuente es que las presiones escolares lleven a un joven a la depresión, el retraimiento y la ansiedad.
Esto puede ser más difícil de detectar. Puedes notar una autocrítica excesiva, problemas de sueño, cambios repentinos en el peso corporal, pérdida de interés en las actividades que antes les gustaban o hablar de autolesiones (incluido el suicidio).
En estos casos, puede ser el momento de buscar ayuda profesional. Un médico puede recomendar un consejero de salud mental o un psiquiatra apropiado en su área.
Mirando al futuro
Lily Coulter sabe de primera mano lo difícil que puede ser compaginar los estudios, la música, los deportes, los amigos y la salud familiar y mental. Así que se tomó un tiempo para pensar durante el verano y decidió hacer un cambio.
Para eliminar parte de la presión que sentía la primavera pasada, decidió pasar al equipo de voleibol en su último año. Dice que ya se siente mejor y que está emocionada por su último año de instituto.