Aunque esté planificada y sea bien intencionada, el hecho básico es que cuando te operas, alguien está cortando tu piel y manipulando tus entrañas. Tu cuerpo reaccionará a ello, igual que cuando te cortas o te golpeas accidentalmente.
A menudo, su médico puede darle una idea de lo que puede esperar después. A veces también habrá complicaciones, cosas que no son parte normal del proceso de curación. Aunque las más habituales no suelen ser graves, algunas, como los coágulos de sangre, pueden resultar peligrosas. Y retrasarán tu recuperación.
Preste atención a lo que le ocurre a su cuerpo y a cómo se siente en los días y semanas posteriores a la intervención. Si te preocupa o algo parece "raro", llama a tu médico.
Dolor
Casi todo el mundo tiene algo de dolor después de la cirugía. La cantidad dependerá del tipo de procedimiento al que se haya sometido y de su estado de salud antes de entrar en el quirófano.
Actualmente, muchos procedimientos son menos "invasivos": al final, duele menos y te recuperas más rápido. Y hay muchas opciones para controlar el dolor. No te resistas. Hable con su médico antes de la operación sobre sus opciones y lo que es mejor para usted.
Cuando tu dolor esté bien controlado, estarás más dispuesto a moverte de nuevo, y eso es clave para volver a tu rutina diaria. Además, tendrás menos probabilidades de sufrir complicaciones como coágulos de sangre o neumonía.
Reacción a la anestesia
Cuando se despierte de "estar anestesiado", no se sentirá bien. Las quejas más comunes son:
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Estar mareado
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Confusión
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Escalofríos
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Picor
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Dolor de garganta
Estos síntomas no suelen durar mucho.
Las reacciones graves a la anestesia son raras, pero se producen. Para algunas personas, la confusión y la pérdida de memoria pueden durar hasta una semana. Y ciertas personas tienen un mayor riesgo de pérdida de memoria a largo plazo. Hable con su médico sobre estos riesgos si tiene:
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Enfermedades del corazón
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Alzheimer
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Parkinson
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Enfermedad pulmonar
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Un accidente cerebrovascular anterior
Problemas respiratorios
La anestesia dificulta la respiración normal y reprime las ganas de toser. Después de una cirugía torácica o abdominal, podría dolerle inspirar profundamente o expulsar el aire. La mucosidad puede acumularse en los pulmones.
Es posible que no tenga ningún síntoma. Pero si una gran parte de su pulmón se colapsa o deja de inflarse, puede causar:
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Dificultad para respirar
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Respiración y ritmo cardíaco rápidos
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Labios o piel azulados
Para prevenir un colapso pulmonar, su médico puede hacerle utilizar un dispositivo llamado espirómetro de incentivo. Éste mide tu respiración y te ayuda a practicar la respiración lenta y profunda.
Levántese y muévase tan pronto como pueda después de la operación. Intente toser para ayudar a eliminar el líquido de los pulmones y dejar que se vuelvan a inflar.
Infecciones
La mayoría de ellas son menores y afectan sólo a la piel que rodea el corte quirúrgico. Retrasan el proceso de curación. Pero a veces alguna puede llegar a ser grave e incluso poner en peligro la vida.
Ten cuidado con:
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Enrojecimiento e hinchazón alrededor del corte
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Drenaje de líquido o pus de la herida
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Fiebre
Por lo general, menos de 3 personas de cada 100 contraerán una infección después de la cirugía. Pero las probabilidades aumentan si eres mayor, fumas, tienes sobrepeso o padeces diabetes u otros problemas médicos. El riesgo también es mayor cuando se trata de una operación de urgencia o de una intervención que dura más de un par de horas.
Tus médicos, enfermeras y otros profesionales sanitarios deben limpiarse bien las manos y todos los instrumentos y dispositivos que utilicen. Mientras te recuperas, sigue cuidadosamente las instrucciones de tu médico para cuidar tu corte. Lávate las manos antes de hacerlo. Cuando los amigos y familiares vengan a visitarte, pídeles que también se limpien las manos con agua y jabón o con un desinfectante para manos.
Problemas para usar el baño
Algunos tipos de anestesia pueden dificultar la micción. Si sientes que necesitas ir pero no puedes, es posible que el médico tenga que ponerte un pequeño tubo llamado catéter en la uretra para ayudarte a vaciar la vejiga. Suele ser un problema de corta duración, pero puede provocar una infección o daños en la vejiga si no se trata.
El estreñimiento también es común después de la cirugía. La anestesia puede provocarlo. También lo pueden causar ciertos medicamentos para el dolor, un cambio en la dieta o estar en cama durante mucho tiempo.
El médico puede recetar laxantes o ablandadores de heces para ayudar a mantener el movimiento intestinal. Manténgase bien hidratado. Levántese y muévase cuando su médico le diga que puede hacerlo.
Coágulos de sangre
La trombosis venosa profunda (TVP) puede ser un problema sobre todo después de una operación de cadera o pierna. Es un coágulo de sangre en una vena profunda del muslo o del vientre. Puede hacer que la pierna se hinche, se enrojezca y duela, o puede no causar ningún síntoma.
La TVP puede ser peligrosa porque, si el coágulo se desprende, puede llegar a los pulmones y bloquear el flujo sanguíneo. Esto se denomina embolia pulmonar. Los síntomas incluyen:
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Dificultad repentina para respirar
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Tos
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Dolor en el pecho
A menudo, estas son las primeras señales que tendrás de problemas, y se trata de una emergencia médica.
Es más probable que se forme un coágulo en los primeros días después de la cirugía. Su mejor opción para evitarlo es ponerse en movimiento tan pronto como pueda. Incluso la simple elevación de las piernas en la cama puede estimular la circulación y reducir las posibilidades de sufrir una TVP.
Pérdida de músculo
No parece que tus músculos vayan a debilitarse tras unos días de descanso en la cama, pero pueden hacerlo. Incluso los adultos jóvenes y sanos pierden alrededor del 1% de sus músculos en un día de reposo absoluto en cama. En el caso de los adultos mayores, es hasta un 5% cada día.
Cuanto más débil esté, más tiempo tardará en recuperarse completamente. Así que siéntese y muévase cuando pueda. Salga de la cama en cuanto sea seguro hacerlo. Coma alimentos nutritivos que le ayuden a curarse y a mantener su energía.