Tratamientos para la dislexia

La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que consiste en la dificultad para leer. Existen pruebas y exámenes para detectar la dislexia y son muy importantes. Sin un diagnóstico y una instrucción adecuados, la dislexia puede provocar frustración, fracaso escolar y baja autoestima.

Una evaluación de la dislexia incluye la lectura o la escritura mientras el examinador busca signos de dislexia, como añadir, dejar caer o cambiar palabras; sacar palabras de otras líneas; o invertir o transponer palabras y letras. Aunque no es un diagnóstico en sí mismo, el lenguaje corporal puede proporcionar una pista: Una persona con dislexia puede aclararse la garganta con frecuencia, dar golpecitos con el lápiz o inquietarse durante la prueba por la ansiedad que le produce realizarla.

La dislexia es un trastorno presente en el nacimiento y no puede prevenirse ni curarse, pero puede gestionarse con instrucción y apoyo especiales. La intervención temprana para tratar los problemas de lectura es importante. Los padres deben entender que los niños con dislexia pueden aprender con normalidad, pero probablemente necesiten aprender de forma diferente a los niños que no padecen la enfermedad. La enseñanza debe ser individualizada y puede incluir el modelado de letras y palabras en arcilla u otras técnicas tridimensionales para ayudar al niño a aprender las letras y las palabras.

Si nota alguno de los signos de la dislexia, el médico de su hijo puede ayudar a determinar si hay problemas físicos, como problemas de visión, que estén causando o contribuyendo a la condición de su hijo, y puede remitirle a especialistas que puedan diagnosticar y tratar los trastornos del aprendizaje. Entre ellos se encuentran un especialista en educación, un psicólogo educativo o un logopeda.

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