En este artículo
Aunque los sofocos suelen aparecer y desaparecer en un instante, su impacto puede durar más tiempo.
Muchas mujeres tienen síntomas vasomotores durante un año o más, lo que supone una gran diferencia en su funcionamiento a lo largo del tiempo. Lidiar con los sofocos y los sudores nocturnos de forma regular puede afectar a tu sueño, lo que puede tener un efecto dominó en tu salud en general.
Sofocos, sudores nocturnos y fatiga de la menopausia
Los sudores nocturnos pueden despertarte en mitad de la noche. Puede que tengas que levantarte y cambiarte las sábanas o la ropa porque están mojadas por el sudor. Las horas de sueño perdidas se suman y pueden crear una fatiga más duradera.
Cuando estás cansado, puede resultarte más difícil mantenerte activo durante el día. La actividad física es importante en cualquier fase de su vida, pero durante la menopausia es especialmente importante para
Ayudarle a mantener un peso saludable. En la mediana edad, muchas personas pierden el tono muscular y engordan alrededor de la cintura. La grasa abdominal está relacionada con muchos problemas de salud, como la diabetes, las afecciones hepáticas, las enfermedades cardíacas, varios tipos de cáncer e incluso la muerte súbita.
Fortalecer los huesos. El ejercicio ayuda a ralentizar la pérdida de masa ósea que se produce con la edad, protegiéndole de roturas, fracturas y huesos frágiles y débiles (osteoporosis).
Ayuda al corazón. Mantenerse activo reduce la presión arterial, mejora los niveles de colesterol y fortalece el sistema circulatorio, lo que contribuye a un corazón más sano.
Mantener la energía. Un entrenamiento puede hacer que te sientas un poco cansado a corto plazo, pero a largo plazo aumenta tu energía y resistencia para que puedas pasar el día más fácilmente.
Cuanto menos duermas con el paso del tiempo, más puede influir en tu funcionamiento diario. Si no descansas lo suficiente, puede resultarte difícil concentrarte y mantenerte alerta durante el día. La falta de sueño también puede tener un impacto duradero en tu cerebro.
Y una de las cosas más irónicas de estar cansada durante la menopausia es que puede desencadenar un sofoco. No es el más común, pero el cansancio puede ser uno de los muchos desencadenantes de los síntomas vasomotores.
Lo que puedes hacer
Hay muchas cosas que puedes hacer para cuidar tu salud física y mental durante la menopausia.
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Haz cosas que te hagan sentir bien, como pasatiempos.
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Encuentra una práctica calmante como la respiración profunda, la meditación o el yoga.
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Dedica tiempo al autocuidado, como un baño de burbujas relajante o un masaje.
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Mantente conectado y activo con tus amigos y familiares.
También puedes reducir tus síntomas para que tengan menos impacto en tu vida.
Esto es lo que puedes hacer para reducir los sofocos y los bochornos nocturnos:
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Pregunte a su médico sobre el tratamiento. Éste puede incluir una terapia de sustitución hormonal (TRH) o antidepresivos recetados.
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Haga ejercicio con regularidad. Estar activo te ayuda a dormir y a mantenerte en un peso saludable.
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Manténgase en un peso saludable. Los estudios demuestran que los sofocos son más intensos en las personas con sobrepeso.
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Si fuma, deje de hacerlo. Las investigaciones demuestran que las personas que fuman tienen más sofocos.
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Evita los desencadenantes. Los desencadenantes habituales de los sofocos son la cafeína, el alcohol, las comidas picantes, los ambientes calurosos, la ropa ajustada o pesada y el estrés.
Si reduces los síntomas vasomotores, tendrán menos impacto en tu vida diaria y en tu bienestar general.
Cuándo consultar a su médico
Preste atención a su sensación de bienestar diariamente. Sea consciente de cómo se siente. Observe los cambios en su estado de ánimo, el estrés y los patrones de sueño.
Si sus síntomas interfieren en su vida cotidiana, hable con su médico. Es posible que le recomiende una terapia hormonal, tratamientos alternativos, cambios en la dieta y el ejercicio, y otras formas de controlar los síntomas vasomotores para ayudarle a sentirse lo mejor posible.