La motricidad gruesa es importante para las actividades diarias de su hijo, como caminar, correr, levantar, lanzar y patear. También son fundamentales para el desarrollo de la motricidad fina, como alcanzar, agarrar y utilizar objetos con las manos. Además, las habilidades motoras gruesas son importantes en la conciencia corporal, la velocidad de reacción, la fuerza y el equilibrio.
Qué son las habilidades motrices gruesas?
Las habilidades motoras gruesas también se denominan habilidades motoras grandes. Son las habilidades que intervienen en la coordinación de los movimientos de las partes grandes del cuerpo, como los brazos y las piernas. Tu hijo utiliza su motricidad gruesa en actividades como correr, gatear, nadar y saltar. La práctica de la motricidad gruesa ayudará a tu hijo a aprender a controlar y coordinar el movimiento de su cuerpo. La motricidad gruesa también ayuda a tu hijo a perfeccionar su motricidad fina, como pellizcar y agarrar.
Tipos de habilidades de motricidad gruesa
Hay tres tipos básicos de habilidades motoras gruesas:
Locomoción. Las habilidades de locomoción están relacionadas con el movimiento. Las habilidades de locomoción incluyen cualquier cosa que su hijo haga para desplazarse de un lugar a otro, como rodar, gatear sobre el vientre o las manos y las rodillas, caminar, correr, patinar, saltar, brincar o trepar.
Estacionarias. Las destrezas estacionarias son las que implican el movimiento en un solo lugar. Las habilidades motoras gruesas estacionarias incluyen el control de la cabeza, el ponerse de pie sobre una o ambas piernas, sentarse, ponerse de pie, caerse, doblarse, girar, voltearse, balancearse, empujar o tirar.
Manipulación. Las habilidades de motricidad gruesa relacionadas con la manipulación son las que permiten a su hijo mover objetos de diferentes maneras. Las habilidades motoras gruesas de manipulación se utilizan en actividades como lanzar, atrapar, rodar o batear una pelota.
Cómo mejorar la motricidad gruesa
Los niños pequeños necesitan muchas oportunidades para practicar la motricidad gruesa en su vida diaria. Proporcionar a su hijo oportunidades para jugar en áreas grandes y abiertas le ayudará a desarrollar el control y la coordinación de su cuerpo. Los bebés y niños pequeños deben hacer 180 minutos de actividad diaria, repartidos a lo largo del día. Los niños de 6 a 17 años deben realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física de moderada a intensa.
He aquí algunas actividades que animarán a tu hijo a desarrollar su motricidad gruesa:
Jugar con pelotas. Jugar con pelotas de todo tipo es ideal para desarrollar la motricidad gruesa. Empieza con una pelota grande y blanda y lánzala lentamente a tu hijo. Su hijo tardará en desarrollar una buena destreza con la pelota. Jugar a la pelota también ayuda a desarrollar la coordinación mano-ojo. Otra variante del juego de la pelota es el uso de globos. Infla globos y juega con ellos con tu hijo. Lánzalos al aire e intenta que no toquen el suelo.
Carrera de obstáculos. Prepara una divertida carrera de obstáculos para poner a prueba la motricidad gruesa de tu hijo. Busque obstáculos por los que su hijo pueda pasar por encima y por debajo o que pueda transportar de un lugar a otro. Utiliza aros de hula, sillas pequeñas, pelotas y cubos. Ponga cinta adhesiva en el recorrido y dé a su hijo instrucciones sobre cómo completarlo.
Equilibrio. Puede incorporar actividades de equilibrio a lo largo del día de su hijo. Mientras espera en la cola del supermercado, rete a su hijo a mantenerse de pie sobre un pie todo el tiempo que pueda y luego cambiar al otro pie. Cuando pueda hacerlo con facilidad, desafíelo a hacerlo con los ojos cerrados.
Rayuela. La rayuela es un juego estupendo para mejorar la motricidad gruesa. Puedes dibujar un recorrido con tiza o cinta de pintor. Si la rayuela le parece demasiado difícil, cualquier juego de saltos le ayudará a desarrollar su motricidad gruesa. Pruebe a desafiar a su hijo a ver quién puede saltar sobre un pie durante más tiempo y luego cambiar de pie.
Burbujas. Sopla burbujas en el exterior para que tu hijo las persiga y las reviente. Dele una varita de burbujas y dígale que gire o corra para hacer burbujas en lugar de soplarlas. Deje que su hijo haga burbujas gigantes con varitas de burbujas extra grandes.
Cajas. Reúne cajas de cartón vacías para que tu hijo juegue con ellas. Corte los extremos de las cajas grandes para que su hijo pueda arrastrarse por ellas. Coloca algunas para que tu hijo gatee por encima y por debajo. Deje que las empuje y tire de ellas por la habitación.
Simón dice. Jugar a "Simón dice" es una forma estupenda de introducir actividades de motricidad gruesa en forma de juego. Haga que Simón le diga a su hijo que corra hacia atrás, que dé vueltas, que salte en un pie, que se toque los dedos de los pies, que camine como un cangrejo y que se agache.
Pillar. Juega al pilla-pilla con tu hijo, animándole a correr. También puede jugar a otras variantes, como el "Freeze Tag", en el que los jugadores que son marcados tienen que congelarse hasta que la persona que es "It" es atrapada.
Fiesta de baile. Ponga música de diferentes ritmos, de lento a rápido. Anima a tu hijo a bailar por la habitación al ritmo de la música. Haga movimientos de baile de barrido para que su hijo los copie, y luego deje que ellos hagan movimientos de baile para que usted los copie.
Cuándo acudir al pediatra
La intervención temprana puede ayudar a tu hijo a desarrollar la motricidad gruesa si tiene un retraso, por lo que es importante que hables con tu pediatra si tienes alguna preocupación. Estos son algunos signos de desarrollo físico o de retraso en el desarrollo motor temprano:
-
Poco control de la cabeza y el cuello
-
Flojedad o rigidez muscular
-
Cojera o postura corporal incómoda
-
Espasmos musculares
-
Torpeza
-
Dificultad para tragar
-
Retraso en el habla
-
Retraso para darse la vuelta, sentarse o caminar