Alzheimer, inflamación y estrés oxidativo: ¿Cuál es la relación?

Los investigadores no están seguros de cuál es la causa exacta de la enfermedad de Alzheimer, pero sí saben que está relacionada con la acumulación de cúmulos de proteínas y grupos de moléculas anudadas en el cerebro. Denominados placas beta-amiloides y ovillos tau, son dos cambios reveladores en el cerebro asociados a la enfermedad de Alzheimer.

Ahora, los científicos sospechan cada vez más que el Alzheimer también puede estar relacionado con otros dos factores de riesgo que afectan a todo el mundo: el estrés oxidativo y la inflamación.

Cómo se produce el Alzheimer

La enfermedad se desarrolla lentamente. Los cambios en el cerebro pueden empezar 10 años antes de que se noten los primeros síntomas de la demencia relacionada con el Alzheimer, que interfiere en la capacidad de pensar, razonar y recordar. Los científicos creen que los cúmulos de proteínas dificultan la comunicación entre las células cerebrales. Con el tiempo, las células cerebrales mueren.

Sabemos que ciertas cosas aumentan las posibilidades de padecer la enfermedad de Alzheimer. Entre ellas están:

  • Edad avanzada

  • Genética (antecedentes familiares)

  • Hipertensión arterial

  • Colesterol alto

  • Diabetes

  • Fumar

  • Obesidad

Algunos de esos factores de riesgo están impulsados por el estrés oxidativo y la inflamación, que son procesos naturales de nuestro organismo.

Estrés oxidativo

Esto ocurre cuando tu cuerpo tiene demasiadas moléculas dañinas llamadas radicales libres. Tus células producen radicales libres, que son saludables en bajas cantidades. También puede exponerse a ellos desde fuentes externas como el humo del cigarrillo y la contaminación del aire.

Los antioxidantes de su cuerpo destruyen los radicales libres antes de que puedan dañar y envejecer sus células. Pero si los radicales libres superan a los antioxidantes, se produce un estrés oxidativo. A su vez, ese estrés puede conducir al Alzheimer, así como a una serie de otras enfermedades como el Parkinson, la esclerosis múltiple, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.

El beta-amiloide, la proteína que se acumula en el cerebro de muchas personas que padecen Alzheimer, es un tipo de antioxidante.

Pero el estrés oxidativo puede hacer que sus células produzcan una versión defectuosa de beta-amiloide que forme placas dañinas. A medida que se envejece, al organismo le resulta más difícil descomponer estas proteínas mal plegadas. Al mismo tiempo, las placas pueden incitar a su cuerpo a producir más radicales libres, desencadenando un círculo vicioso de estrés oxidativo y acumulación de placas.

Inflamación

Se trata de la respuesta protectora de tu cuerpo a las infecciones. Pero los gérmenes y los virus no son los únicos invasores que pueden desencadenar la inflamación. También lo pueden hacer una mala alimentación, el tabaquismo, el estrés e incluso el propio sistema inmunitario si se descontrola.

Pero la inflamación crónica, o a largo plazo, puede dañar las células cerebrales sanas. Esto es lo que ocurre en la enfermedad de Alzheimer. La inflamación en el cerebro puede agravar las placas amiloides y los ovillos tau y provocar demencia. Ciertos genes y la exposición al humo del tabaco, la contaminación atmosférica y otras sustancias químicas pueden aumentar el riesgo de inflamación en el cerebro.

Lo que puedes hacer contra el estrés oxidativo y la inflamación

No fume. Las toxinas del humo del cigarrillo están repletas de radicales libres. Fumar también aumenta el riesgo de padecer otros problemas asociados a la demencia, como enfermedades cardíacas y diabetes. Evitar o dejar de fumar puede reducir el riesgo de padecer Alzheimer.

Limite el consumo de alcohol. Algunos estudios han sugerido que el consumo moderado de alcohol protege contra el Alzheimer. Pero el consumo excesivo de alcohol está relacionado con un envejecimiento más rápido del cerebro y un mayor riesgo de demencia. El alcohol es una toxina y causa inflamación en el cerebro. El consumo moderado de alcohol es una bebida (normalmente una sola lata de cerveza o un vaso de vino) al día para las mujeres o dos bebidas al día para los hombres.

Lleve una dieta saludable. Puede combatir el estrés oxidativo y la inflamación comiendo más frutas y verduras, que suelen contener antioxidantes. Las vitaminas C y E son dos antioxidantes comunes. El pescado azul como el salmón, las verduras de hoja verde y el aceite de oliva tienen efectos antiinflamatorios. Evita los alimentos fritos y procesados.

Pero no basta con comer para gozar de buena salud. Se necesita un estilo de vida saludable para mantener alejadas las enfermedades. No se ha demostrado que los suplementos antioxidantes prevengan las enfermedades relacionadas con la edad, como el Alzheimer. Tomar demasiados podría ser incluso perjudicial, porque un cuerpo sano necesita una pequeña cantidad de radicales libres.

Pruebe los probióticos. Algunos científicos creen que el estrés oxidativo y la inflamación del cerebro podrían estar relacionados con la salud de las bacterias intestinales. Las personas con la enfermedad de Alzheimer tienden a tener menos bacterias que combaten la inflamación y más bacterias que la causan que otras personas similares. Los estudios sugieren, pero no prueban, que los probióticos, que contienen bacterias vivas útiles, podrían ayudar con algunos síntomas cognitivos del Alzheimer. El yogur, el kimchi, los pepinillos agrios frescos y el queso curado son algunos alimentos que contienen probióticos.

Ejercicio. Hacer ejercicio moderado ayuda al cuerpo a producir más antioxidantes. El ejercicio regular puede reducir significativamente las posibilidades de padecer Alzheimer. Intente realizar de tres a cinco sesiones de ejercicio (de 20 a 30 minutos cada una) a la semana. Las actividades cotidianas, como la jardinería o los paseos a paso ligero, cuentan como ejercicio. No se esfuerce demasiado: el sobreentrenamiento puede hacer que sus músculos liberen radicales libres.

Mantén un peso saludable. La obesidad (un IMC de al menos 30) puede favorecer la inflamación en todo el cuerpo, incluido el cerebro. En consecuencia, las personas con sobrepeso u obesidad son más propensas a padecer demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer.

Reduzca el estrés. El estrés mental y físico provoca inflamación y estrés oxidativo. Con el tiempo, puede aumentar las posibilidades de padecer Alzheimer y otros trastornos neurodegenerativos. Llevar un diario, hacer yoga, ejercicios de respiración profunda o meditación pueden ayudar a mantener el estrés bajo control.

Duerma lo suficiente. El sueño ayuda al cerebro a eliminar las placas de beta-amiloide. Dormir poco se relaciona con tener más placas, lo que a su vez afecta a la forma en que el cerebro almacena los recuerdos. En consecuencia, los problemas de sueño, como el insomnio, pueden causar inflamación en el cerebro y aumentar las posibilidades de padecer la enfermedad de Alzheimer. Duerma bien siguiendo un horario de sueño regular, haciendo ejercicio a menudo y dejando entrar luz brillante en su habitación por la mañana.

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