El desarrollo emocional en los preescolares: De 3 a 5 años

Incluso a los 3 ó 4 años, tu hijo es una persona muy propia. Tiene gustos y aversiones bien definidos, y su personalidad se desarrolla cada día más. Cada vez utiliza mejor las palabras para expresar lo que siente, lo que significa menos rabietas. Su estado de ánimo puede seguir cambiando drásticamente de un momento a otro, pero es más probable que hablen de su enfado o su tristeza en lugar de tener una crisis.

Preescolares: Gobernados por las emociones

Aunque tu hijo de 3 años empieza a entender las emociones que siente, todavía tiene muy poco control sobre ellas. Si algo les hace gracia, se reirán histéricamente. Si algo les hace sentirse tristes o enfadados, romperán a llorar.

A esta edad, tu hijo de preescolar aún no ha desarrollado mucho el control de sus impulsos. Si siente algo, es probable que actúe en consecuencia. Esto puede significar arrebatarle un juguete a otro niño si quiere jugar con él, o enfadarse cuando quiere un bocadillo después de que le hayan dicho que tiene que esperar hasta la hora de la cena. El retraso en la gratificación no significa nada para ellos: lo quieren, y lo quieren ahora.

Los niños de tres y cuatro años pueden utilizar los golpes, los mordiscos o los empujones como forma de resolver los conflictos. Sencillamente, aún no entienden la diferencia entre las interacciones apropiadas y las inapropiadas. Es tu trabajo enseñar a tu hijo que hay formas correctas e incorrectas de expresar las emociones y resolver los problemas con los demás.

A medida que su hijo crezca, empezará a ver la relación entre los arrebatos emocionales y las consecuencias negativas. Una rabieta puede tener como resultado un "tiempo fuera" o la retirada de su juguete favorito. Estas consecuencias ayudan a tu hijo de 4 años a entender que una rabieta no es una forma aceptable de mostrar sus emociones.

Tu hijo de 4 años también es un comediante en ciernes. Está empezando a desarrollar el sentido del humor, y le encanta hacer tonterías y hacer reír a la gente. No te sorprendas si le oyes llamar a su amigo "cabeza de caca" y luego reírse histéricamente; a los niños de 4 años les resulta muy divertido hablar de los orinales.

La empatía también empieza a surgir alrededor de los 4 años. Los niños de cuatro años empiezan a entender que los demás también tienen sentimientos y pueden relacionarse con un amigo que se siente triste o herido. Es posible que quieran abrazar a un amigo que llora o besar su boo boo.

A los 5 años, tu hijo ha dado pasos de gigante en su desarrollo emocional. Ha mejorado mucho en la regulación de sus emociones y habla de sus sentimientos con facilidad. También han mejorado en el control de sus impulsos. Esperan pacientemente su turno y suelen preguntar primero antes de coger algo que no es suyo.

Cuando algo hace enfadar a tu hijo de 5 años, es mucho más probable que exprese su enfado utilizando palabras en lugar de ponerse en plan físico o hacer una rabieta. La desventaja de esto es que pueden empezar a utilizar palabras malsonantes e insultos cuando se enfadan o se molestan.

Alrededor de esta edad, tu hijo de preescolar puede empezar a interesarse por la sexualidad. Puede hacer preguntas sobre el origen de los bebés. Les fascina su propio cuerpo y pueden empezar a tocar o jugar con sus genitales. También puede interesarse por explorar los genitales de los demás. Todo esto es totalmente normal, pero es importante que tu hijo de 5 años sepa lo que es y lo que no es apropiado.

Asegúrate de que entienda que está bien sentir curiosidad por las "partes privadas", pero que no está bien jugar con ellas o mostrarlas en público. Asegúrate también de que entienden que nunca está bien que otras personas les toquen los genitales, excepto mamá o papá durante el baño, si les duele algo ahí abajo o durante una cita con el médico, siempre que mamá o papá estén en la habitación.

Los preescolares y el juego de fantasía

Alrededor de los 3 años, los niños comienzan a desarrollar una vívida imaginación. A esta edad, tu preescolar empezará a pasar mucho tiempo en un mundo de fantasía de su propia creación. Sus muñecos y animales de peluche tienen nombres y personalidades. Pueden charlar con amigos imaginarios. A los padres les preocupa a veces que los amigos imaginarios sean un signo de soledad o aislamiento, pero en realidad son todo lo contrario. Los niños utilizan este tipo de juego de fantasía para aprender a relacionarse con personas reales. Es una práctica para el "mundo real". A una edad en la que tu hijo tiene muy poco control sobre su propia vida, su mundo de fantasía es su propia creación. Ellos mandan.

Más o menos al mismo tiempo que tu hijo de preescolar empieza a hablar con un amigo imaginario, también puede desarrollar un miedo al monstruo que vive bajo su cama. Este tipo de miedos son habituales. También son bastante serios para ellos, así que no hagas una broma de ello. Lo mejor que puedes hacer es tranquilizar a tu hijo diciéndole que está a salvo y que nada le va a hacer daño.

A medida que tu hijo crezca, los juegos de fantasía seguirán siendo una parte importante de su vida, pero cada vez entenderá mejor la diferencia entre la fantasía y la realidad. sus fantasías serán más elaboradas y sofisticadas, y no te sorprendas si a veces implican violencia. No dejes que los juegos de disparos te molesten; es totalmente normal que los niños estén fascinados con las armas y la violencia a esta edad, y no es una señal de que vayan a ser violentos cuando sean mayores.

 

Tu preescolar independiente

Cuanto más crezca tu preescolar, más ansiará la independencia. Puede parecer una contradicción, pero la mejor manera de fomentar la independencia y la confianza en sí mismo de tu preescolar es mantener su vida bastante estructurada. Dale opciones, pero no le des infinitas. Deja que elija entre dos prendas de vestir, o pregúntales si quieren un sándwich de pavo o macarrones con queso para comer. Cuando te pidan hacer algo que sabes que no es una buena idea, mantente firme. Permitirles elegir dentro de un marco estructurado les ayudará a aumentar la confianza en sí mismos y, al mismo tiempo, les hará saber que están seguros y protegidos.

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