Los mejores entrenamientos para hacer durante el tratamiento del cáncer

Por Alexandra Benisek

Los médicos solían decir a las personas con cáncer que no hicieran mucha actividad física durante el tratamiento. Aunque es importante evitar los movimientos que causan dolor u otros problemas, las investigaciones más recientes sugieren que el ejercicio no sólo es seguro, sino que es útil durante el tratamiento del cáncer.

De hecho, demasiado descanso puede hacer que pierda fuerza muscular, función corporal y amplitud de movimiento.

El entrenamiento adecuado puede darle una mejor calidad de vida y ayudarle a sentirse mejor.

Por qué es importante el ejercicio durante el tratamiento

Los médicos no saben exactamente cómo la actividad física cambia la forma de recuperarse del cáncer. Pero hay muchas maneras en que los movimientos regulares pueden ayudar durante y después de su tratamiento contra el cáncer.

El ejercicio puede:

    Aliviar el dolor y la fatiga

  • Ayudar a mantener el buen funcionamiento del cuerpo

  • Hacer que tengas menos náuseas

  • Ayudar a su equilibrio, lo que disminuirá su probabilidad de caídas y fracturas de huesos

  • Hacer que la osteoporosis sea menos probable, lo que puede ayudar a mantener tus huesos fuertes

  • Ayudar a mantener un peso saludable, lo que puede evitar que el cáncer reaparezca

  • Disminuir la posibilidad de padecer enfermedades del corazón

  • Ayudar a mantener más músculo

  • Mejorar el flujo sanguíneo a las piernas, lo que hará que los coágulos de sangre sean menos probables y aliviará la hinchazón

  • Permitirle ser más independiente

  • Ayudar a que su autoestima se mantenga alta

  • Disminuir la posibilidad de sufrir ansiedad y depresión

Algunos médicos creen que el ejercicio durante el tratamiento del cáncer también puede ayudar a su sistema inmunológico a combatir los tumores.

Consejos para hacer ejercicio

Si hacías ejercicio con regularidad antes del tratamiento, es posible que tengas que bajar un poco la intensidad. Pero no es necesario que cambie drásticamente la cantidad de tiempo que hace ejercicio.

Si no hacía nada de ejercicio antes del tratamiento del cáncer, asegúrese de empezar despacio.

Intente realizar 30 minutos de actividad moderada (movimiento que incluya una respiración un poco más rápida y un sudor ligero) 5 o más días a la semana.

Si aún no se siente preparado para ello, sigue siendo importante ser lo más activo posible. Escucha a tu cuerpo.

Mantén a tu médico al tanto de tu actividad física. Tal vez pueda ayudarle a ajustar su plan de ejercicios para lograr lo que necesita. Si quieres un apoyo adicional, un fisioterapeuta, un especialista en ejercicio o un fisiólogo del ejercicio pueden ayudarte. Pueden ayudar a adaptar un programa para satisfacer sus necesidades. Su médico puede recomendarle uno de estos profesionales.

También existen programas de fitness en grupo especialmente diseñados para personas con cáncer. Pueden ayudarle a mantenerse mental y físicamente en forma durante el tratamiento del cáncer. Su equipo médico puede ayudarle a encontrar uno, si lo desea.

Cosas que hay que saber antes de empezar

Comienza cada uno de tus entrenamientos de forma lenta y aumenta la intensidad a medida que estés preparado. Si no estás seguro de estar lo suficientemente bien como para hacer ejercicio, comienza con unos pocos minutos de actividad y detente si comienzas a sentirte peor. Si estás muy cansado durante un entrenamiento, tómate un tiempo para descansar.

Asegúrate de beber al menos 8 vasos de agua cada día para asegurarte de que estás hidratado durante tu actividad. Si haces ejercicio en el calor, puede que necesites más agua que eso.

También debes asegurarte de que tu lugar de entrenamiento es seguro. Busca un lugar con un suelo llano y sin nada con lo que puedas tropezar. Si has tenido radiaciones, debes evitar las actividades en la piscina, ya que las bacterias de las piscinas pueden provocar infecciones. El cloro también puede irritar la piel que ha pasado por la radiación.

Los mejores ejercicios para hacer

Para sacar el máximo partido a tus entrenamientos, lo mejor es trabajar varios tipos de ejercicio.

Una rutina semanal debe incluir:

Entrenamiento de fuerza y resistencia. Completarás ciertas series de movimientos que utilizan peso ligero o resistencia de bandas elásticas. Esto te ayudará a:

  • Mantener el equilibrio

  • Aliviar la fatiga

  • Disminuir la grasa corporal

  • Quemar calorías

  • Ganar fuerza, ya que se tiende a perder músculo durante el tratamiento

  • Facilitar las actividades del día a día

Debes realizar este tipo de ejercicio al menos dos veces por semana.

Cardio. Este tipo de ejercicio elevará su ritmo cardíaco, fortalecerá su corazón y sus pulmones, y puede ayudarle a sentirse menos cansado durante el tratamiento. Un paseo es una forma sencilla de añadir cardio a su rutina. Su médico puede sugerirle una caminata de 40 a 50 minutos tres o cuatro veces por semana.

Ejercicios de respiración. Es posible que le falte el aire durante el tratamiento. Esto puede dificultar el ejercicio físico. Los ejercicios respiratorios pueden mejorar su resistencia y aliviar el estrés y la ansiedad. Ambas cosas le facilitarán la actividad física. Algunos ejemplos de ejercicios respiratorios son la respiración controlada y la respiración abdominal. Tu médico puede darte más información.

Estiramientos. Añade algunos estiramientos a tus entrenamientos para mejorar tu flexibilidad, postura y flujo sanguíneo. También pueden ayudar a tu cuerpo a repararse más rápidamente. Además, los estiramientos pueden ser útiles si has estado inactivo durante el tratamiento. Puedes tumbarte y levantar una pierna en el aire para estirar los isquiotibiales o tirar de un brazo sobre el pecho con el otro para estirar los hombros.

Ejercicios de equilibrio. Después de someterse a un tratamiento contra el cáncer, mantener el equilibrio puede ser difícil. Estos ejercicios pueden ayudarle a mejorar su estabilidad, lo que evitará lesiones y caídas. Por ejemplo, puede ponerse de pie sobre un pie durante 10 segundos y luego cambiar al otro pie. También puedes caminar en línea, con un pie delante del otro, como si estuvieras en una cuerda floja.

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