Un diagnóstico médico que incluye la palabra "indolente" puede no ser algo malo. Puede significar una enfermedad "perezosa" que avanza lentamente. Ese es a menudo el caso de los linfomas indolentes. A veces, lo único que necesitan es una espera vigilante en las primeras fases de la enfermedad. Los investigadores se esfuerzan por encontrar mejores tratamientos para estas enfermedades.
¿Qué son los linfomas?
La mayoría de la gente conoce la sangre y el sistema circulatorio. A veces olvidamos que tenemos otro sistema circulatorio, el sistema linfático. Este sistema mueve un líquido incoloro llamado linfa por nuestro cuerpo. Elimina los desechos y actúa como parte del sistema inmunitario.
Los linfocitos son glóbulos blancos que forman parte del sistema linfático. El linfoma se produce cuando estas células se vuelven cancerosas. Al igual que las leucemias, los linfomas son cánceres de la sangre. En la leucemia, las células cancerosas se encuentran en la médula ósea y en el torrente sanguíneo. En el linfoma, se encuentran sobre todo en los ganglios linfáticos y en los órganos.
Hay dos tipos de linfomas: Hodgkin (HL) y no Hodgkin (NHL). El no Hodgkin es mucho más frecuente. Los expertos clasifican a veces los linfomas no Hodgkin como agresivos o indolentes. También los clasifican según el tipo de glóbulo blanco al que afectan, si son células B o células T. El tipo de células B es más común.
Los niños también pueden padecer un linfoma no hodgkiniano, pero de diferentes tipos. El tratamiento del linfoma no Hodgkin infantil es diferente al de los tipos de adultos. Más del 80% de los niños y adolescentes que padecen LNH infantil se curan.
Síntomas del linfoma no hodgkiniano
Los síntomas son los mismos para los linfomas no Hodgkin, ya sean agresivos o indolentes. La diferencia radica en la rapidez con que progresa la enfermedad.
A menudo, el primer síntoma es el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos. Los ganglios inflamados pueden aparecer en el cuello, la axila y la ingle y suelen ser indoloros. El aumento de tamaño de los ganglios también puede producirse en zonas más profundas del cuerpo. Cuando se localizan en el interior, pueden presionar los órganos y causar diversos síntomas.
Los linfomas también pueden aparecer primero en el torrente sanguíneo o en la médula ósea, donde pueden causar una escasez de ciertas células sanguíneas:
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La escasez de glóbulos rojos provoca anemia.
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La escasez de glóbulos blancos puede impedir que el organismo combata las infecciones.
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Un número demasiado bajo de plaquetas puede provocar hemorragias y hematomas anormales.
Los síntomas como los sudores nocturnos, la fiebre y la pérdida de peso suelen ser signos de una enfermedad agresiva, no indolente.
Diagnóstico del linfoma
La biopsia es la forma habitual de diagnosticar el linfoma. Los médicos tratan de obtener suficiente tejido para saber qué tipo de linfoma está presente. Hay muchos subtipos de linfoma que requieren distintos tratamientos.
Los médicos pueden solicitar otras pruebas para ayudar al diagnóstico, entre ellas:
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Imágenes por resonancia magnética (MRI)
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Tomografía computarizada (TC o TAC)
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Tomografía por emisión de positrones (TEP)
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Aspiración de médula ósea
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Biopsia de médula ósea
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Análisis de laboratorio de las células para identificar el subtipo
Cuándo se trata el linfoma indolente?
Los médicos suelen retrasar el tratamiento de los linfomas indolentes. El tratamiento temprano puede no tener ninguna ventaja. La espera vigilante evita a los enfermos de linfomas indolentes los efectos secundarios del tratamiento.
Cuando el tratamiento es necesario, los linfomas indolentes suelen responder bien. A menudo, la enfermedad entra en remisión. Los médicos no consideran que los linfomas indolentes sean curables, pero quienes padecen este tipo de enfermedad pueden sobrevivir durante muchos años. Los que padecen linfomas agresivos suelen recibir un tratamiento intensivo y a veces se curan.
Tipos de tratamiento
El tratamiento del linfoma no Hodgkin depende de muchos factores, incluido el subtipo de la enfermedad. Los tratamientos más utilizados son:
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Radioterapia
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Quimioterapia
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Terapia farmacológica dirigida, como los anticuerpos monoclonales
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Inmunoterapia (fármacos que estimulan al organismo a atacar el cáncer)
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Trasplantes de médula ósea o de células madre
Los científicos también están desarrollando dos nuevos tipos de tratamiento.
Terapia con células T CAR. Los investigadores extraen células T de la sangre de una persona con linfoma. En el laboratorio, adhieren a las células T unas sustancias denominadas receptores de antígenos quiméricos (CAR). De este modo, devuelven las células a la sangre, donde atacan al linfoma.
Vacunas. A diferencia de otras vacunas, las del linfoma se administran a personas que ya tienen la enfermedad. Las personas con la enfermedad en fase inicial o en remisión pueden ser candidatas a recibir una vacuna. El objetivo es crear una reacción inmunitaria.
Quién padece linfomas indolentes?
Nadie sabe qué causa los linfomas no Hodgkin. Existen algunos factores de riesgo conocidos, pero éstos varían según el tipo de linfoma. El linfoma indolente más común, el linfoma folicular, tiene estos factores de riesgo:
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Antecedentes de toma de medicamentos que suprimen el sistema inmunitario
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Infección por determinados virus
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Exposición a productos químicos que matan las malas hierbas y los insectos
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Factores relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo
La edad es un factor de riesgo para todos los linfomas no Hodgkin, que son más frecuentes entre los 65 y los 74 años.