Vivir en el lado soleado
Ser feliz
Revisado médicamente por el doctor Gary D. Vogin De los archivos del médico
Ha oído el chiste del optimista y el pesimista? El optimista dice alegremente: "Este es el mejor de los mundos posibles". Y el pesimista dice cabizbajo: "Estoy de acuerdo".
¿En qué bando estás tú? ¿Y cómo afectará esto a tus posibilidades de éxito?
Las investigaciones sugieren que los optimistas obtienen mejores resultados en la escuela, los deportes, las ventas y la política. En un estudio, publicado en 1988 en el Journal of Personality and Social Psychology, los investigadores encuestaron a 99 hombres de 25 años y calificaron su grado de optimismo sobre la vida en general. Los médicos examinaron a estos hombres a los 65 años y descubrieron que los optimistas habían sobrevivido a la mediana edad con mejor salud.
Los pesimistas tienden a creer que los malos tiempos serán eternos y que un solo error afectará a todos los ámbitos de su vida. En consecuencia, suelen deprimirse y rendirse demasiado pronto.
Sin embargo, el optimismo también puede acarrear problemas, dice el doctor Andrew Shatte, de Adaptive Learning Systems en King of Prussia, Pensilvania. Los optimistas tienden a echar la culpa a los demás cuando las cosas no funcionan. También pueden ser agresivos e impulsivos, asumiendo riesgos innecesarios.
"Ninguno de los dos extremos es saludable", dice Shatte. Las personas más eficaces combinan el entusiasmo del optimista con el sistema de alerta temprana del pesimista. El truco está en aprender cuándo y cómo ajustar tu punto de vista.
Consejos para el optimista perenne
Se te da bien motivar a la gente y conseguir apoyo para las nuevas ideas -- pero recuerda que ser un animador tiene sus trampas.
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Tiendes a minimizar tus retos, así que tómate tiempo para escuchar a tus críticos.
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Cuando cometas un error, no lo pases por alto. Párate a pensar cómo este comportamiento puede afectar a otras áreas de tu vida.
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Cuando las cosas van mal, es probable que empieces a buscar culpables en los demás. Practica la asunción de responsabilidades por tu parte del problema. Sobre todo, deja de señalar con el dedo o de culpar a la gente.
Consejos para el pesimista perenne
Eres bueno analizando problemas y descubriendo lo que no va a funcionar -- pero te paralizarás si llevas esta táctica demasiado lejos.
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Cuando ocurra algo malo, no asumas automáticamente que es culpa tuya. Haz una lista de otros factores que contribuyen.
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No asumas que un error te va a costar todo... o que no puedes recuperarte.
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Concéntrese en las cosas que puede cambiar -- y practique la elaboración de nuevas alternativas.
Valerie Andrews ha escrito para Vogue, Esquire, People, Intuition y HealthScout. Vive en Greenbrae, California.