Actividades para estimular el cerebro de los niños en edad preescolar: Leer, jugar, jugar y más

De los archivos del médico

No hay forma de garantizar que tu hijo en edad preescolar vaya a ser un pequeño Einstein. Pero ciertas actividades para niños de 3 a 5 años tienen más probabilidades de dar a sus cerebros un salto temprano y ponerlos por delante.

Hasta los 2 años, el cerebro de los bebés y niños pequeños crece a pasos agigantados cada día. Desarrollan el lenguaje y las habilidades motrices más rápido que nunca.

Pero entre los 3 y los 5 años, ese crecimiento se ralentiza. En cambio, el cerebro está haciendo innumerables conexiones dentro de sus diferentes regiones.

Los preescolares se centran más en absorber el mundo que les rodea. Sus mentes están desarrollando la capacidad de resolver problemas y utilizar el lenguaje para negociar. También están aprendiendo a coordinar sus cuerpos para hacer cosas como apuntar y patear una pelota.

"Los niños deberían estar explorando y preparándose para su próxima e importante tarea: ir al colegio", dice la doctora Michele Macias, portavoz de la Academia Americana de Pediatría (AAP) y presidenta de la sección de pediatría del desarrollo y del comportamiento de la AAP.

Tiempo uno a uno

El refuerzo cerebral número 1 para los preescolares es el tiempo uno a uno con los padres, dice Macías a la doctora.

Aunque es un momento de aprendizaje de la independencia, el apego entre padres e hijos sigue existiendo a esta edad. "El simple intercambio de lenguaje e ideas es un constructor cerebral mucho más importante que poner al niño en un millón de actividades diferentes", dice Macías, profesor de pediatría de la Universidad Médica de Carolina del Sur.

Leer juntos

No solo es una forma estupenda de pasar tiempo cara a cara con tu hijo, sino que leer juntos es fundamental para potenciar la capacidad cerebral.

Los estudios demuestran que leer con tu hijo en edad preescolar mejora la alfabetización temprana. Ayuda a los niños a agudizar el lenguaje y el vocabulario, y suscita conversaciones con los padres que favorecen una mejor comprensión, dice el psicólogo infantil Richard Gallagher, PhD.

Los libros que cuentan una historia y los que enseñan a contar, el abecedario, a clasificar y emparejar y otros conceptos básicos similares son perfectos para esta edad, dice Gallagher, que es profesor asociado de psiquiatría infantil y adolescente en el Centro de Estudios Infantiles de la Universidad de Nueva York.

Juego de simulación

Los niños en edad preescolar tienen naturalmente una gran imaginación. Aunque suelen empezar a jugar de mentira a edades más tempranas, su vida imaginativa empieza realmente a afianzarse a partir de los 3-5 años. Empiezan a jugar a los vaqueros, a fingir que son superhéroes o princesas y a jugar a disfrazarse, dice Macías.

Además de ser divertido, el juego imaginativo permite a los niños experimentar con los juegos de rol. "Al igual que la lectura, el juego imaginario permite a los niños practicar cosas que quizá no puedan experimentar en la vida real", dice Gallagher.

Por ejemplo, cuando tu hijo en edad preescolar choca un coche de juguete contra otro y luego envía su ambulancia de juguete al rescate, o envía su helicóptero para rescatar a su animal de peluche del acantilado que tú llamas encimera de la cocina, está absorbiendo y ensayando la gestión de crisis en un entorno muy seguro.

El juego imaginativo también ayuda a las habilidades lingüísticas, porque implica pensar en las cosas con palabras y repetir lo que escuchan.

Tener una vida social

Aprender las reglas del juego pasando tiempo con los amigos ayuda a mejorar la inteligencia social. Practicar con el autocontrol, compartir y negociar construye las habilidades de relación que los niños necesitarán en el futuro, dice Macías.

"Un niño que no se desarrolla bien socialmente puede ser la persona más brillante del mundo en términos de coeficiente intelectual, pero sus escasas habilidades sociales pueden hacer que tenga menos éxito en términos de salud, resultados escolares e incluso laborales", dice Macías.

Ser social con otros niños también ayuda a los preescolares a formar estereotipos prácticos. Aprenden cosas como cómo son los niños más pequeños o los mayores, y que los niños y las niñas actúan de forma diferente, dice Gallagher a la doctora. "Eso les ayuda a hacer un mapa mental para futuras referencias", dice.

Juegos y rompecabezas

Desde Candy Land hasta "Duck, Duck, Goose", los juegos con reglas ayudan a mejorar la inteligencia social. Los niños practican la paciencia al tomar turnos y aprenden a aceptar la frustración de no ganar. Recordar las reglas también hace que los músculos de la memoria se ejerciten. Los juegos físicos ayudan a agudizar la coordinación motriz del cerebro.

Limítate a juegos con tres o cuatro reglas sencillas y a juegos más cortos que puedan repetirse rápidamente.

Los rompecabezas fomentan el razonamiento no verbal y la capacidad de visualización. El área de coordinación motora fina del cerebro recibe una sacudida cuando los deditos aprenden a encajar las piezas. Y los rompecabezas pueden ayudar a los niños más enérgicos a pasar un rato tranquilo a solas sin dejar de estimular su mente.

Aprender otro idioma

Las investigaciones demuestran que los niños más pequeños pueden aprender varios idiomas mucho más rápido que cuando se hacen mayores. Aprender una segunda lengua a una edad temprana también da un doble golpe de estimulación a las áreas del cerebro responsables de almacenar, secuenciar y decir palabras, dice Gallagher.

Una segunda lengua también ayuda a desarrollar las capacidades verbales y espaciales, y favorece la mejora del vocabulario y la lectura. Una ventaja añadida: los niños adquieren un mayor sentido de la diversidad cultural.

Preguntas sobre la televisión y los videojuegos

Te preguntas si ese juego de ordenador del abecedario al que juega tu hijo de 4 años o esos vídeos educativos que ven realmente ayudan? Esto es lo que dicen los expertos al médico.

Sí, los juegos electrónicos educativos, los vídeos y ciertos programas educativos de televisión podrían beneficiar a tu hijo en edad preescolar, pero con varias matizaciones.

En primer lugar, tu hijo debe participar en una interacción de ida y vuelta para obtener realmente un beneficio, y no quedarse sentado. Los padres deben elegir con cuidado programas de alta calidad y estar con el niño cuando los vea o juegue. Su trabajo consiste en guiar y reforzar lo que se muestra.

Según la Academia Americana de Pediatría, hay que limitar el tiempo total de pantalla de tu hijo a no más de una o dos horas diarias. Esto incluye el tiempo con la televisión, los ordenadores, las consolas de juegos y cualquier otra cosa con pantalla. Mantén el televisor y otros aparatos fuera de sus habitaciones.

Clases para niños

Las clases de deporte son estupendas para proporcionar cierta estructura, crear un entorno social y desarrollar importantes habilidades motoras y de equilibrio. Del mismo modo, los cursos de música y arte pueden mejorar la inteligencia artística o musical de un preescolar. Sin embargo, no hay pruebas sólidas de que tomar estas clases convierta a Junior en un supergenio, dice Gallagher.

En cuanto a los programas que afirman elevar el coeficiente intelectual de tu hijo o hacer que lea a los 3 años: muy pocos estudios respaldan esas afirmaciones, dice Macías. "Seguro que tu hijo de preescolar puede leer palabras, pero no hay pruebas de que se traduzcan en comprensión. El cerebro tiene que estar lo suficientemente maduro para ello", dice Macías. Sugiere que leer libros juntos es igual de bueno para preparar a una mente joven para la lectura activa.

Que sea ligero, suelto y divertido

Recuerda el valor del juego no estructurado (libre). Involúcrese en su tiempo de juego. Pero no intentes controlar demasiado o pueden perder algunos de sus beneficios, especialmente en el desarrollo de la creatividad, el liderazgo y las habilidades de grupo.

Es importante no sobrecargar a los niños con demasiadas actividades o clases. "Puede ser contraproducente, hacer que se cansen o se frustren", dice Macías.

Sean cuales sean las actividades que elija, asegúrese de que sean divertidas para su hijo. No presione demasiado. Y, sobre todo, deje que su hijo disfrute del puro placer de ser un niño.

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