Si su médico cree que puede tener mielofibrosis, hay varias cosas que le ayudarán a hacer el diagnóstico. No hay una sola prueba para detectar la enfermedad. Como cada caso es diferente, la exploración física, los análisis de sangre y otras pruebas son fundamentales para ayudar a determinar si tiene la enfermedad.
Esto es lo que probablemente le sugerirá su médico.
Examen físico
Incluso si no tienes síntomas, tu médico puede notar signos de la enfermedad durante un examen físico. Empezarán con tu historial médico, lo que significa que te preguntarán qué problemas de salud tienes ahora o has tenido en el pasado. Le hablará de los síntomas que pueda tener. Pero tenga en cuenta que no todas las personas que tienen mielofibrosis notan cambios físicos.
Le tomarán la tensión arterial y el pulso y le palparán el cuello para ver si los ganglios linfáticos están inflamados. Incluso puede que le pinchen en el vientre: si siente plenitud o dolor allí, podría significar que su bazo está agrandado. Te harán un análisis de sangre para ver si hay signos de anemia. Es posible que te hagan preguntas sobre la pérdida de peso o la fatiga.
Análisis de sangre
Un recuento sanguíneo completo (CBC) puede mostrar si sus niveles de glóbulos rojos están por debajo de lo normal. Esto es común en la mayoría de las personas con mielofibrosis. Su recuento de glóbulos blancos y plaquetas también puede estar fuera de lo normal. Por lo general, son más altos que la media si tiene mielofibrosis, pero a veces pueden ser más bajos.
Es posible que su médico quiera hacerle otros análisis de sangre. En ellos comprobará los niveles de sustancias como el ácido úrico, la deshidrogenasa láctica y la bilirrubina. Los niveles altos también pueden ser un signo de mielofibrosis.
Pruebas de médula ósea
Es probable que su médico realice dos pruebas de médula ósea. Pueden hacerlas al mismo tiempo en su consulta o en el hospital. Incluyen:
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Aspiración de médula ósea: El médico utiliza una aguja para extraer una pequeña muestra de su médula ósea.
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Biopsia de médula ósea: Con otra aguja, extraen un trocito de hueso lleno de médula. Probablemente te lo sacarán de la cadera.
El número y los tipos de células de la médula les ayudarán a decidir si tienes mielofibrosis. La información que proporcionan estas pruebas también puede ayudar a descartar otros problemas de la médula ósea.
Pruebas genéticas
Los médicos de un laboratorio analizarán muestras de su sangre o médula ósea para ver si pueden detectar cambios en los genes. Pueden llamarlos mutaciones. Suelen verse en la mielofibrosis.
Pruebas de imagen
Su médico puede sugerir una prueba de ultrasonido, una resonancia magnética (MRI) o rayos X. Una ecografía puede ver si su bazo está agrandado. Una resonancia magnética puede buscar cambios en la médula ósea que pueden ser signos de mielofibrosis. Las radiografías pueden mostrar cambios en la densidad ósea que pueden ser un signo de la enfermedad.