Sepsis 101: síntomas, tratamiento y más

Sepsis: lo básico

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La sepsis es una respuesta extrema a una infección. El cuerpo envía una avalancha de sustancias químicas al torrente sanguíneo para combatir la amenaza. Esto provoca una inflamación generalizada que, con el tiempo, puede reducir el flujo sanguíneo y dañar los órganos. A veces, la sepsis puede poner en peligro la vida, sobre todo si pasa a sus últimas fases: sepsis grave o shock séptico. Es importante que busques ayuda cuanto antes si crees que la tienes.

Síntomas

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Si tienes sepsis, ya tienes una infección grave. Los primeros síntomas son fiebre y sensación de malestar, desmayo, debilidad o confusión. Puede notar que su ritmo cardíaco y su respiración son más rápidos de lo habitual. Si no se trata, la sepsis puede dañar tus órganos, dificultar la respiración, provocarte diarrea y náuseas y alterar tu pensamiento.  

¿Quién padece sepsis?

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Es más frecuente entre los ancianos, las personas con una enfermedad de larga duración (como la diabetes o el cáncer), los que tienen el sistema inmunitario debilitado y los bebés de menos de 3 meses. Si tienes sepsis tendrás que estar en el hospital para recibir el tratamiento adecuado.   

¿Cómo se contrae?

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No se puede contraer la sepsis de otra persona. Ocurre dentro de tu cuerpo, cuando una infección que ya tienes -como en la piel, los pulmones o las vías urinarias- se extiende o desencadena una respuesta del sistema inmunitario que afecta a otros órganos o sistemas. La mayoría de las infecciones no conducen a la sepsis.

Sepsis y embarazo

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Es raro, pero la sepsis puede ocurrir cuando estás embarazada o poco después del embarazo. Las infecciones pueden provenir de bacterias que crecen en el canal de parto durante el embarazo, o de una infección durante partos vaginales, cesáreas o abortos.

Sepsis por heridas y quemaduras

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Las heridas, las llagas o las quemaduras aumentan la probabilidad de padecer sepsis. Cuando la piel se desgarra, las bacterias del exterior pueden entrar. Una quemadura que cubra una zona amplia también puede desestabilizar tu sistema inmunitario. La mayoría de las veces, no vas a tener sepsis cuando tienes un corte o una herida. Por lo general, tu cuerpo puede repararse a sí mismo, con el tratamiento de tu médico si es necesario.

Sepsis por SARM

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El SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina) es una infección bacteriana por estafilococo que resiste muchos tipos de antibióticos. Si no se trata, puede convertirse en sepsis. Cuando está en la piel, el SARM no suele causar problemas graves. Pero si entra en tu cuerpo a través de una herida, puede hacerlo.

Shock séptico

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La fase más grave de la sepsis se denomina shock séptico. El corazón y el sistema circulatorio comienzan a fallar, y la presión arterial desciende. Esto ralentiza el flujo sanguíneo a todos tus órganos, y empiezan a ir mal.  Te ingresarán en la UCI del hospital para que te atiendan las 24 horas del día.  

Diagnóstico

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Para diagnosticar la sepsis, su médico le hará muchas preguntas y le examinará cuidadosamente.  Tiene usted fiebre? ¿Cuál es su ritmo cardíaco? ¿Respira con rapidez? ¿Piensas con claridad o estás confuso? También le harán análisis de sangre y, si es necesario, de orina, una radiografía de tórax o un TAC. Cuanto antes lo descubras y comiences el tratamiento, mejor.

Tratamiento

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Lo mejor es un tratamiento temprano y agresivo de la sepsis.  Es posible que le ingresen en una cama monitorizada o, muy probablemente, que vaya a la UCI.  Su médico le empezará a dar antibióticos para combatir la infección. También le administrará líquidos por vía intravenosa, oxígeno y medicamentos para evitar que baje la tensión arterial y para sostener su cuerpo.

Después de la sepsis

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Las personas con sepsis pueden recuperarse por completo, aunque es más probable que vuelvan a padecerla.  Que haya efectos duraderos depende en parte de su edad, de si tiene una enfermedad de larga duración o de la rapidez con la que se trató la sepsis.  

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