El control de la frecuencia cardíaca es una forma clave de controlar la fibrilación auricular. Los médicos lo consideran uno de los cuatro pilares del tratamiento de la fibrilación auricular, junto con el control del ritmo cardíaco, la prevención de los accidentes cerebrovasculares y un estilo de vida saludable. El objetivo es que su corazón siga funcionando de forma constante y sin problemas durante los próximos años.
Qué es el control del ritmo en la fibrilación auricular?
El control de la frecuencia no es una cura para la fibrilación auricular, sino una forma de mantener la frecuencia cardíaca bajo control. Se hace con medicamentos que impiden que su corazón lata demasiado rápido. La mayoría de ellos se toman regularmente. Otros se utilizan cuando se tienen problemas repentinos.
El objetivo de estos tratamientos es reducir la frecuencia de los latidos del corazón. Esto puede reducir los síntomas de la fibrilación auricular y mejorar la calidad de vida. También pueden mejorar la hemodinámica, es decir, la forma en que el corazón y los vasos sanguíneos mueven la sangre por el cuerpo.
La intensidad de la frecuencia cardíaca depende de la gravedad de su enfermedad. Si tiene síntomas de fibrilación auricular, su médico probablemente intentará que su frecuencia cardíaca en reposo sea inferior a 80 latidos por minuto. Si no tiene síntomas y su ventrículo izquierdo (la principal cámara de bombeo de sangre del corazón) funciona bien, el objetivo puede ser un poco más alto.
Sin tratamiento para la fibrilación auricular, su frecuencia cardíaca podría alcanzar los 150 latidos por minuto o más.
Por qué el control de la frecuencia es un objetivo en la fibrilación auricular?
Cuando se padece fibrilación auricular, el corazón no bombea la sangre con cada latido tan bien como debería. Si su corazón late demasiado rápido, su ventrículo es aún peor a la hora de enviar la sangre a donde tiene que ir.
Esto, junto con los problemas de ritmo, puede empeorar los síntomas de la fibrilación auricular. También puede provocar una insuficiencia cardíaca o empeorar la existente. Si su ritmo cardíaco se mantiene demasiado rápido durante mucho tiempo, puede causar una enfermedad crónica del músculo cardíaco (miocardiopatía inducida por taquicardia).
En qué se diferencia del control del ritmo?
El control de la tasa y el control del ritmo son cosas diferentes. El control del ritmo tiene que ver con los patrones -la regularidad- de los latidos del corazón, más que con su velocidad.
Los científicos no se ponen de acuerdo sobre qué método es mejor. Pero los fármacos para el control del ritmo suelen ser más seguros y tienden a ayudar a tratar las enfermedades cardíacas de forma más amplia. Algunos estudios han demostrado que los tratamientos de control de la frecuencia junto con los fármacos anticoagulantes (diluyentes de la sangre) para prevenir los coágulos sanguíneos y los accidentes cerebrovasculares funcionan igual de bien que el control del ritmo.
Qué tratamientos se utilizan para el control del ritmo?
Existen varios fármacos para el control del ritmo. Todos actúan bloqueando las señales eléctricas en las aurículas del corazón, las cámaras que reciben la sangre del sistema circulatorio. Esto impide que estas señales lleguen al ventrículo.
Su médico decidirá cuál le recetará en función de:
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La gravedad de sus síntomas
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Qué tan bien está bombeando sangre su corazón (estado hemodinámico)
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Si tiene insuficiencia cardíaca
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La causa de su fibrilación auricular
Su médico también tendrá en cuenta cualquier otra afección que pueda tener, como una valvulopatía cardíaca, una disfunción ventricular izquierda o una preexcitación (un trastorno eléctrico del corazón).
Los tres tipos principales son:
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Betabloqueantes, como atenolol (Tenormin), carvedilol (Coreg), metoprolol (Toprol XL, Lopressor) y sotalol (Betapace). Estos reducen el ritmo cardíaco y relajan los vasos sanguíneos.
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Bloqueadores de los canales de calcio, como el diltiazem (Cardizem, Tiazac) y el verapamilo (Calan, Covera-HS, Isoptin). Estos también relajan los vasos sanguíneos, además de reducir el esfuerzo del corazón en general.
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Glucósidos cardíacos, como la digoxina (Lanoxin). Estos mejoran la capacidad de su corazón para bombear sangre (llamada gasto cardíaco).
Todos estos fármacos suelen ser menos arriesgados que los utilizados para lograr el control del ritmo. Pero tienen algunos efectos secundarios potenciales, como fatiga, dificultad para respirar y mareos. Algunos pueden incluso causar otros problemas de ritmo. Y los glucósidos cardíacos pueden ser tóxicos si se toman en exceso.
Lo más habitual es que el médico empiece con betabloqueantes. Otras opciones menos comunes son los bloqueadores de los canales de calcio y la digoxina. Si estos fármacos no funcionan o no puedes tomarlos por alguna razón, el médico puede recetarte amiodarona (Cordarone, Pacerone).
Su médico se asegurará de que está tomando la dosis correcta utilizando diferentes instrumentos:
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Electrocardiografía, también conocida como ECG o electrocardiograma.
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Monitorización ambulatoria del ritmo, como la telemetría o un monitor Holter, que comprueba su ritmo cardíaco a lo largo del tiempo
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Pruebas de esfuerzo, que miden el funcionamiento de su corazón bajo esfuerzo (estrés)
Si necesita un control rápido de la frecuencia durante un episodio de fibrilación auricular, su médico podría utilizar medicamentos intravenosos para ralentizar los latidos del corazón.
También puede realizar una cardioversión eléctrica, un procedimiento que utiliza una descarga eléctrica de alta energía para restablecer el ritmo cardíaco. (Suele programarse con antelación y no es lo mismo que la desfibrilación que se utiliza en las emergencias).
Es posible que le hagan una cardioversión eléctrica si no le llega suficiente oxígeno al músculo cardíaco, si tiene la tensión arterial baja o si sufre una insuficiencia cardíaca descompensada (lo que significa que los síntomas son lo bastante graves como para necesitar un tratamiento inmediato).