Abriendo camino: 8 tratamientos de alta tecnología para la depresión crónica

Terapia electroconvulsiva (TEC)

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La terapia electroconvulsiva es uno de los métodos más eficaces para tratar la depresión que no responde a otras terapias. La terapia electroconvulsiva se utiliza desde la década de 1940 para la depresión grave, pero tiene algunos riesgos. Se administra bajo anestesia e induce una convulsión mediante la estimulación eléctrica del cerebro. Un estudio reciente podría ayudar a los científicos a desarrollar tratamientos que proporcionen los mismos beneficios sin los riesgos. En el estudio, a los ratones que recibieron la terapia electroconvulsiva les crecieron nuevas células cerebrales en la zona del cerebro afectada por la convulsión. 

Estimulación magnética transcraneal (EMT, o EMTr)

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La EMT utiliza campos magnéticos para estimular las células nerviosas del cerebro y ayudar a aliviar los síntomas de la depresión. Se coloca una bobina electromagnética contra el cuero cabelludo para emitir un impulso magnético indoloro que estimula las células nerviosas de la parte del cerebro que controla el estado de ánimo y la depresión. Como no es invasivo, no requiere cirugía ni anestesia. 

Estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS)

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La terapia no invasiva tDCS utiliza dos electrodos para suministrar una corriente débil a áreas específicas de su cerebro. Los tratamientos se realizan en días consecutivos durante una semana o más. En este momento, la tDCS solo está disponible en estudios de investigación, pero sus resultados hasta ahora han sido prometedores. Múltiples estudios han descubierto que es eficaz para el tratamiento agudo de la depresión mayor.

Terapia magnética anticonvulsiva (MST)

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La MST utiliza una bobina magnética para enviar impulsos de campo magnético de alta intensidad a regiones muy específicas de su cerebro. Estos impulsos provocan una convulsión. Se está estudiando como tratamiento para la depresión, la psicosis y el trastorno obsesivo-compulsivo. Investigaciones recientes sobre el MST han demostrado que su uso continuado puede ayudar a prevenir una recaída de la depresión. 

Estimulación cerebral profunda (ECP)

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La ECP se está estudiando actualmente como terapia para la depresión resistente al tratamiento. Este procedimiento invasivo consiste en implantar uno o más electrodos en el cerebro. Los electrodos se conectan a un generador de impulsos bajo la piel. Se ha demostrado que la estimulación de estos centros cerebrales profundos ayuda en la enfermedad de Parkinson resistente al tratamiento. La ECP requiere una intervención quirúrgica y tiene más riesgos que las técnicas no invasivas.

Estimulación del nervio vago (VNS)

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La ENV es un tratamiento invasivo que está disponible actualmente. La ENV se realiza implantando un generador de impulsos alimentado por baterías en la pared torácica y conectándolo a un electrodo que se fija alrededor de un nervio vago. La ENV es un tratamiento establecido para un tipo específico de epilepsia, pero no se ha estudiado rigurosamente para tratar la depresión mayor.

Estimulación magnética de bajo campo (LFMS)

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La LFMS es un nuevo tratamiento experimental para la depresión y la ansiedad. LFMS utiliza una combinación de pulsos de campo electromagnético de baja intensidad y alta frecuencia para mejorar su estado de ánimo. A diferencia de la mayoría de los tratamientos para la depresión, la LFMS funciona casi inmediatamente, lo que indica que actúa de forma diferente a otros tipos de terapias. Actualmente, se están realizando estudios para evaluar la LFMS también para otros usos, como el TEPT.

Estimulación eléctrica craneal (CES)

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La CES es un tratamiento no invasivo que utiliza un dispositivo alimentado por baterías para suministrar una corriente alterna débil al cerebro con electrodos fijados al cuero cabelludo o a otras partes de la cabeza. La CES ha sido aprobada por la FDA para tratar la depresión, pero no hay estudios de alta calidad que demuestren que trata eficazmente la depresión mayor.

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