Piensa en lo fácil que es para un bebé o un niño pequeño quedarse dormido. Nacemos con el instinto de relajarnos y dormir cuando nuestro cuerpo o nuestra mente necesitan un descanso. Con el paso de los años, se hace necesario controlar e incluso suprimir estos impulsos naturales de descanso, ya que debemos permanecer alerta cuando vamos a la escuela, aprendemos una profesión, vamos a trabajar o cuidamos de una familia. Muchas personas pasan años condicionándose para rendir bien a pesar de la sensación de cansancio. Aunque nadie discute que suprimir el cansancio puede ser una habilidad necesaria, puede perjudicar nuestra capacidad de "dejarnos llevar" y relajarnos cuando encontramos el momento.
La relajación también es una actividad exclusivamente individual. Dormir la siesta o no hacer nada puede ser tu idea de relajación, pero esta cantidad de inactividad puede volver loco a otro. Otros pueden relajarse practicando deportes o realizando retos físicos, pero algunas personas encontrarían estas actividades estresantes. Sea cual sea tu idea de la relajación, los siguientes consejos pueden ayudarte a volver a entrenar y recuperar algunas de esas habilidades de relajación perdidas:
Permítase un tiempo de inactividad. Deja de rumiar problemas o tareas laborales o personales. Si te ayuda, haz una lista de asuntos y proyectos pendientes y apártala durante tu tiempo de relajación. Así no te preocuparás por olvidar o descuidar alguna responsabilidad después de tu descanso.
Decide si te interesa un programa de relajación estructurado, como cursos de meditación, yoga o artes marciales. A algunos les puede resultar útil este tipo de entrenamiento; otros pueden sentir que aumenta su estrés.
Prueba algunas técnicas breves y sencillas como la relajación muscular o la meditación.
Practica otros hábitos positivos para la salud, como hacer ejercicio y comer bien. Cuanto más sano esté tu cuerpo, mejor podrá funcionar en todos los ámbitos, incluido el de la relajación. Un estado agotado y "quemado" no va a provocar una relajación reparadora o fortalecedora.
Si es necesario, oblíguese a tomarse un "tiempo muerto" emocional para relajarse. Para empezar, practique el aislamiento de los pensamientos e imágenes estresantes durante unos minutos. Los ejercicios de imaginería (visualizar un entorno reconfortante o placentero) pueden ayudar a redirigir sus pensamientos.
Acepta la ayuda. Habla con un ser querido o con un consejero sobre tu estrés. El mero hecho de compartirlo puede proporcionar una liberación muy necesaria de la ira y la frustración.
No siempre equipares la relajación con el sueño. Sobre todo si sufres de insomnio inducido por el estrés, las siestas diurnas sólo pueden hacer que tus noches sean más despiertas. En su lugar, céntrate en una actividad que te produzca placer.
Recuerde que la mejor forma de relajación es encontrar y participar en algo que le produzca alegría, ya sea a solas o con otros, sedentario o activo, con objetivos o sin ellos, encuentre lo que sea que le produzca relajación y paz.