Las rutinas a la hora de dormir son importantes para los niños. Independientemente de la edad, los horarios regulares y los rituales a la hora de acostarse nos ayudan a conseguir el sueño que necesitamos y nos dan la capacidad de funcionar a niveles máximos. Cuando se trata de niños, tener una rutina es especialmente importante. Establecer y mantener unos buenos hábitos de sueño ayuda a su hijo a conciliar el sueño, a permanecer dormido y a despertarse descansado y fresco. También puede prevenir futuros problemas de sueño. Los buenos hábitos de sueño no sólo pueden eliminar el estrés de la hora de acostarse, sino que pueden ayudar a convertirla en el momento especial que debe ser para usted y su hijo.
No hay reglas fijas para la hora de acostarse. Cada persona tiene sus propias necesidades de sueño. Tu hijo es único. Si tu rutina funciona, probablemente sea la mejor para ti. Dicho esto, algunos enfoques funcionan mejor que otros. Las siguientes pautas han demostrado ser eficaces.
1. Haga del sueño una prioridad familiar. Determine la cantidad de sueño que necesita cada miembro de la familia y asegúrese de que lo consigue. Hable de cualquier problema de sueño con el médico de su hijo. La mayoría son fáciles de tratar.
2. Aprenda a reconocer los problemas de sueño de su hijo. Los signos de problemas de sueño incluyen la dificultad para conciliar el sueño, los despertares nocturnos, los ronquidos, el retraso y la resistencia a acostarse, la dificultad para respirar durante el sueño y la respiración fuerte o agitada mientras duerme. Los problemas de sueño pueden ser evidentes también en el comportamiento diurno. Si su hijo parece demasiado cansado, somnoliento o malhumorado durante el día, dígaselo al pediatra.
3. Constancia. Como en todos los aspectos de la crianza, la constancia y el seguimiento son ingredientes clave para el éxito. Sin ellos, no puedes esperar que tu hijo aprenda o cambie de comportamiento.
4. Trabajo en equipo. Es importante que usted y su pareja o cónyuge discutan su estrategia de antemano y trabajen en equipo. Si va a empezar un programa nocturno, explique sus nuevas expectativas a su hijo si tiene edad suficiente para entenderlas.
5. Establezca una hora regular para acostarse y levantarse. Esto establece y alinea las expectativas tanto para usted como para su hijo y le permite planificar la rutina de la hora de acostarse en consecuencia.
6. Rutina, rutina, rutina. A los niños les encanta, les encanta y funciona. Las rutinas establecen expectativas y ayudan a entrenar el comportamiento; una rutina nocturna para ir a la cama ayuda a tu hijo a aprender a tener sueño, al igual que leer en la cama puede hacer que algunos de nosotros, los adultos, nos durmamos (incluso cuando estamos fuera de la cama). La estructura de las rutinas a la hora de dormir también asocia el dormitorio con buenos sentimientos y proporciona una sensación de seguridad y control. Las rutinas pueden eliminar el estrés de la hora de acostarse y ayudar a que sea un momento especial, especialmente si tienes más de un hijo.
7. La vestimenta y la temperatura de la habitación. Una vez más, no hay nada absoluto, pero una regla general es vestir a tu hijo básicamente como te vistes a ti mismo, teniendo en cuenta que los niños más pequeños a menudo se quitan las sábanas por la noche y no son capaces de cubrirse. Por lo general, las personas duermen mejor en una habitación más fresca (pero no fría) que en una más cálida.
8. Objeto de transición. La hora de acostarse significa separación, y eso puede facilitarse con un objeto de transición, como una muñeca, un oso de peluche, una manta u otro artículo de confort. Este tipo de objeto puede proporcionar una sensación de seguridad y control que reconforta y tranquiliza al niño.
9. Oscuridad y silencio. Asegúrese de que el dormitorio esté oscuro y tranquilo y que el nivel de ruido en la casa sea bajo. Si a tu hijo no le gusta una habitación totalmente oscura, enciende una pequeña luz nocturna o deja la luz del pasillo encendida y la puerta del dormitorio abierta.
10. No permitas las pantallas. Mantén los televisores, teléfonos u otros aparatos electrónicos fuera del dormitorio. Los aparatos electrónicos emiten una luz azul que puede impedir que un niño -o un adulto- duerma bien.
11. Una última cosa. Los niños siempre tienen esa última cosa: besos, abrazos, un trago de agua, ir al baño. Pueden ser muy ingeniosos. Haga todo lo posible para anticiparse a todo esto y hacerlo antes de meterse en la cama. Y hazle saber a tu hijo que una vez que esté en la cama, tiene que quedarse en ella.