Cuidado adecuado de los pies y las uñas de los pies en la diabetes y comprobación de problemas

Es más probable tener problemas en los pies con la diabetes porque puede dañar los nervios y disminuir el flujo sanguíneo a los pies. La Asociación Americana de la Diabetes calcula que es la razón por la que 1 de cada 5 personas con diabetes acude al hospital. Una de las mejores cosas que puede hacer por sus pies es mantener sus niveles de azúcar en sangre bajo control.

Los pequeños cortes o llagas no se curan tan bien, y pueden tardar más en recuperarse.

Si tu nivel de azúcar en sangre no está bien controlado, también puedes tener poca o ninguna sensibilidad en los pies. Es posible que ni siquiera te des cuenta de que tienes una pequeña lesión. La diabetes también puede resecar la piel de los pies y hacer que los talones se agrieten.

El mayor riesgo es la infección. Los gérmenes u hongos pueden introducirse en los pequeños cortes o grietas.

Hay que cuidar los pies cuando se tiene diabetes. Si crees que has contraído una infección, díselo a tu médico de inmediato. Un tratamiento temprano puede evitar que se extienda. Y así tendrás más posibilidades de evitar problemas mayores.

 Un mal cuidado de los pies puede llevar a la amputación de un pie o una pierna.

Tu médico revisará el tuyo cada año para ver si hay problemas. Si cuidas bien tus pies, puedes prevenir la mayoría de los problemas graves relacionados con la diabetes.

Lávese y séquese los pies a diario

Mantén tus pies limpios. Pero no los pongas en remojo durante mucho tiempo. Esto puede resecar su piel.

Utiliza jabones suaves y agua tibia.

Sécate la piel con palmaditas; no la frotes. Sécate bien los pies.

Después de lavarlos, ponte loción o vaselina para evitar que se agrieten. Pero no entre los dedos de los pies, ya que esto puede provocar una infección. Antes de ponerse los calcetines y los zapatos, espolvoree un polvo no medicado para ayudar a mantener los pies secos.

En invierno, el frío y la calefacción central pueden resecar la piel. Ten especial cuidado en hidratar tus pies y mantenerlos calientes. Usa calcetines para dormir si se te enfrían los pies.

Revisa tus pies todos los días

Observe cuidadosamente la parte superior e inferior de sus pies. Utiliza un espejo o pide a otra persona que lo haga si no puedes verlos.

  • Fija una hora concreta cada día para hacer esta comprobación.

  • Utiliza una buena luz para poder detectar cualquier problema.

  • Comprueba si hay piel seca y agrietada en los pies, los dedos y los talones.

  • Mira tus pies, dedos y talones para ver si hay ampollas, cortes, rasguños, moretones, raspaduras u otras llagas.

  • Revisa entre los dedos de los pies para ver si hay cortes u hongos que puedan causar el pie de atleta.

  • Compruebe si hay enrojecimiento, aumento del calor o sensibilidad cuando toca una zona.

  • Observe si hay uñas encarnadas, callos y durezas.

Si te sale una ampolla o llaga con el calzado, no la "revientes". Ponte una venda encima y usa otro par de zapatos.

Cuida las uñas de los pies

Corta las uñas de los pies después del baño, cuando estén blandas. Recórtalas en línea recta y luego alísalas con una lima de uñas. Evita cortar en las esquinas de los dedos de los pies. No dejes que las esquinas de las uñas de los pies se introduzcan en la piel. Esto podría provocar una uña encarnada.

Es posible que quieras que un técnico de uñas o un podólogo (médico de los pies) te lo haga. Si te haces la pedicura en un salón de belleza, lleva tus propias herramientas para las uñas.

No cortes las cutículas. No utilices nada afilado para limpiar las uñas de los pies ni para eliminar las callosidades. No querrás hacerte un corte accidental que pueda provocar una infección. Puedes utilizar una piedra pómez para alisar suavemente los talones después de ducharte o bañarte. No frotes con demasiada fuerza.

Cuidado al hacer ejercicio

Haga ejercicio con regularidad para mantener un flujo sanguíneo saludable. Procure mover su cuerpo durante al menos 30 minutos al día.

Camina y haz ejercicio con un calzado cómodo. No haga ejercicio cuando tenga llagas abiertas en los pies. Pregunte a su médico qué tipo de actividad es la mejor para usted.

Proteja sus pies con zapatos y calcetines

Nunca vayas descalzo o sólo con calcetines. No querrás pisar piedras, tachuelas o pequeños trozos de vidrio que puedan cortarte los pies. Protege siempre tus pies con zapatos, zapatillas de suela dura o calzado similar. Utiliza zapatos/botas que protejan tus pies de las condiciones climáticas como el frío y la humedad. Utiliza zapatillas en casa.

No use zapatos con tacones altos y dedos en punta. Evite los zapatos que dejen los dedos o los talones sin protección, como los zapatos abiertos, las chanclas o las sandalias. Te dejan vulnerable a las lesiones e infecciones.

Cámbiate los calcetines a diario. Utiliza fibras naturales: algodón, lana o una mezcla de algodón y lana. No utilices calcetines con costuras que puedan rozar la piel y provocar ampollas. Evita los calcetines apretados.

Pruébate el calzado nuevo con el tipo de calcetines que sueles usar. No lleves calzado nuevo durante más de una hora seguida.

Mira y palpa el interior de tus zapatos antes de ponértelos para asegurarte de que no hay nada irritante en ellos ni zonas rugosas.

Utiliza zapatos especiales si tu médico te los recomienda. Sustituye tus zapatos cuando muestren signos de desgaste, como tacones desgastados en un lado o forros rotos.

Asegúrate de que tus zapatos te quedan bien

Son tus zapatos demasiado estrechos? Le aprieta el pie dentro del zapato? Si tienes neuropatía (daño nervioso), puede que no notes que tus zapatos te aprietan demasiado.

Utilice esta sencilla prueba para comprobarlo:

  • Ponte de pie sobre un papel con los pies descalzos. (Asegúrate de que estás de pie y no sentado, el pie cambia de forma).

  • Traza el contorno de tu pie.

  • Ponte el zapato y ponte sobre otro papel.

  • Traza el contorno de tu zapato.

  • Compara los trazados.

El zapato debe ser al menos 1/2 pulgada más largo que tu dedo más largo y tan ancho como tu pie. Es mejor comprar los zapatos al final del día, cuando tus pies suelen estar más grandes.

Buenas elecciones de calzado

Los zapatos demasiado apretados o demasiado flojos pueden provocar ampollas. Las personas con diabetes deben usar zapatos que tengan:

  • Dedos y tacones cerrados

  • Una suela exterior de material rígido

  • Parte superior de cuero sin costura en el interior, lona o gamuza. Busca una suela acolchada para absorber la presión. Escoge zapatos con cordones en lugar de mocasines, porque proporcionan una mejor sujeción.

  • Plantillas que sean suaves y sin zonas rugosas.

  • Ten al menos dos pares de zapatos para poder cambiar de par.

  • Estrena los zapatos nuevos poco a poco. Llévalos aproximadamente una hora al día los primeros días.

Calcetines para diabéticos

Un calzado bien ajustado y de calidad es necesario, pero también podría pensar en usar calcetines para diabéticos. Pueden:

  • Mejorar el flujo sanguíneo de los pies

  • Mantener los pies secos

  • Mantener las infecciones por hongos fuera de los pies

  • Proporcionar amortiguación

Todas estas cosas ayudan a mantener los pies sanos y sin lesiones.

No hay un estándar para lo que hace un calcetín diabético, pero los mejores tienen cosas como:

Costuras planas o sin costuras para evitar roces y ampollas.

  • Puños elásticos que no constriñen el flujo sanguíneo

  • Materiales que absorben la humedad para mantener los pies secos

  • Suavidad, con un grosor extra en el talón y la planta del pie

  • Un color claro para detectar sangre u otros fluidos que puedan indicar una lesión o infección

  • Un ajuste que se adapte a los pies sin arrugas ni abultamientos

No uses calcetines elásticos o de nylon.

Cortes, golpes, llagas y quemaduras

No espere a tratar un problema menor en los pies si tiene diabetes. Informe de inmediato sobre las lesiones e infecciones de los pies. Siga las directrices de su médico y las pautas de primeros auxilios.

No se autotrate los callos, las durezas u otros problemas de los pies. Acuda a su médico o podólogo para tratar estas afecciones.

Comprueba la temperatura del agua con el codo o con un termómetro, no con el pie, para asegurarte de que no está caliente (más de 90 F aproximadamente). No te laves los pies con agua caliente, ya que podrías sufrir quemaduras.

No utilices almohadillas térmicas, botellas de agua o mantas eléctricas en los pies, porque podrían causar quemaduras.

No cruces las piernas ni permanezcas en una misma posición durante mucho tiempo. Esto puede bloquear el flujo de sangre a tus pies.

Ayuda a prevenir las infecciones

Vigile sus niveles de azúcar en sangre y siga la dieta que le indique su médico. Si mantiene el azúcar en sangre y el peso bajo control, puede tener menos problemas en los pies.

No fume. Fumar puede estrechar los vasos sanguíneos y aumentar la probabilidad de tener problemas en los pies.

Además, fíjate en cualquier corte, arañazo, raspadura, ampolla, callo o callosidad, aunque sea pequeño. Informa a tu médico o podólogo por si necesitas tratamiento médico.

Cuándo hablar con tu médico

Su médico debe examinar sus pies en cada visita. Llámelos cuando note problemas como:

  • Pie de atleta (agrietamiento entre los dedos de los pies)

  • Las llagas o heridas en los pies se llaman úlceras. Suelen desarrollarse en las plantas de los pies o en la parte inferior de los dedos.

  • Uñas encarnadas

  • Aumento del entumecimiento o del dolor

  • Callos, verrugas o durezas. No intentes tratarlos tú mismo con compresas o líquidos de venta libre. No intentes cortarlos de tu piel. Pide a tu podólogo o a tu médico que te los quite de forma segura.

  • Enrojecimiento, hinchazón o drenaje que podría ser un signo de infección.

  • Uñas que parecen más gruesas, amarillas, con la forma cambiada, con rayas o que no crecen como lo hacen habitualmente. Esto podría ser un signo de una lesión o infección.

  • Ennegrecimiento de la piel

  • Juanetes

  • Infección

  • Dedos en martillo (cuando la articulación media de los dedos del pie está permanentemente doblada hacia abajo)

  • Si el pie, el tobillo o el dedo está hinchado, enrojecido, caliente al tacto, ha cambiado de forma o tamaño, o le duele al moverlo, es posible que tenga un esguince o una fractura. Los daños en los nervios pueden aumentar la probabilidad de padecer una enfermedad grave llamada pie de Charcot, que provoca un cambio en la forma del pie.

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