La exposición al COVID en el vientre materno está relacionada con los trastornos del neurodesarrollo

Relacionan la exposición a COVID en el útero con trastornos del neurodesarrollo

Por Megan Brooks

10 de junio de 2022 -- Los bebés expuestos al SARS-CoV-2 en el útero tienen un mayor riesgo de sufrir trastornos del neurodesarrollo en el primer año de vida, según sugiere una nueva investigación.

Pero no está claro si es la exposición a la pandemia o la exposición materna al propio virus lo que puede dañar el neurodesarrollo en la primera infancia, advierten los investigadores, dirigidos por el doctor Roy Perlis, del Hospital General de Massachusetts en Boston.

"En este análisis de 222 hijos de madres infectadas por el SARS-CoV-2, en comparación con los hijos de 7550 madres del grupo de control (no infectadas) que dieron a luz durante el mismo periodo, observamos que los diagnósticos de neurodesarrollo eran significativamente más comunes entre los hijos expuestos, en particular los expuestos a la infección materna del tercer trimestre", escriben.

El estudio se publicó en línea el 9 de junio en JAMA Network Open.

Trastornos del habla y del lenguaje

El estudio incluyó 7772 nacimientos vivos, en su mayoría de un solo feto, en seis hospitales de Massachusetts entre marzo y septiembre de 2020, incluidos 222 (2,9%) nacimientos de madres con infección por el SARS-CoV-2 confirmada por la prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) durante el embarazo.

En total, 14 de los 222 niños nacidos de madres infectadas por el SARS-CoV-2 (6,3%) fueron diagnosticados con un trastorno del neurodesarrollo en el primer año de vida, frente a 227 de 7550 descendientes no expuestos (3%).

Cuando se tuvieron en cuenta factores como el parto prematuro, la raza, la etnia, el estado del seguro, el sexo del niño y el de la madre, los bebés expuestos al COVID tuvieron una probabilidad significativamente mayor de recibir un diagnóstico de neurodesarrollo en el primer año de vida.

La asociación con los trastornos del neurodesarrollo fue aún mayor con la infección por SARS-CoV-2 en el tercer trimestre.

La mayoría de estos diagnósticos reflejaban trastornos del desarrollo del movimiento o del habla y el lenguaje.

Los investigadores señalan que el hallazgo de una asociación entre la exposición prenatal al SARS-CoV-2 y los diagnósticos de neurodesarrollo a los 12 meses está en consonancia con un "amplio conjunto de publicaciones" que relacionan la infección viral materna y la respuesta inmunitaria de la madre con los trastornos del neurodesarrollo de los bebés más adelante.

Sin embargo, advierten que todavía no se sabe si existe una conexión definitiva entre la exposición prenatal al SARS-CoV-2 y el neurodesarrollo adverso de los bebés, en parte porque los niños nacidos de mujeres infectadas en la primera oleada de la pandemia no han llegado a su segundo cumpleaños, un momento en el que se suelen diagnosticar trastornos del neurodesarrollo como el autismo.

También existe la posibilidad de que los resultados estén sesgados porque las madres infectadas que estuvieron enfermas durante el embarazo pueden estar más inclinadas a buscar una evaluación médica, y los médicos pueden estar más inclinados a diagnosticarlas o remitirlas para su evaluación, señalan los investigadores.

No obstante, los resultados del estudio apoyan los de una investigación similar que acaba de publicarse en el Congreso de la Asociación Europea de Psiquiatría 2022; esos resultados también mostraron una asociación entre la infección materna por el SARS-CoV-2 y el deterioro del desarrollo neurológico en bebés de seis semanas.

"Quedan preguntas"

En un comentario adjunto, Torri D. Metz, MD, MS, con la Universidad de Salud de Utah en Salt Lake City, dice que los hallazgos preliminares de Perlis y sus colegas son "críticamente importantes, pero aún quedan muchas preguntas."

"Esencialmente, todo lo que sabemos ahora sobre los efectos de la exposición en el útero a la infección materna por el SARS-CoV-2 procede de los niños que estuvieron expuestos a las variantes temprana y Alfa del SARS-CoV-2, ya que esos son los únicos niños que ahora tienen edad suficiente para someterse a evaluaciones rigurosas del neurodesarrollo", señala Metz.

En definitiva, Metz afirma que no es sorprendente que la pandemia y la exposición en el útero a la infección materna por el SARS-CoV-2 puedan afectar negativamente a los resultados del neurodesarrollo de los niños pequeños.

Sin embargo, dado que este tipo de estudios sólo analizan datos del pasado, sólo pueden mostrar asociaciones, no causa y efecto.

"Este tipo de trabajo pretende ser generador de hipótesis, y ese objetivo se ha cumplido, ya que estos resultados preliminares generan numerosas preguntas de investigación adicionales para explorar", escribe Metz.

Entre ellas: ¿Existen predisposiciones genéticas a resultados adversos? ¿Observaremos efectos diferentes en función de la variante del SRAS-CoV-2 por la que se infectó la madre, de la gravedad de su infección y del trimestre en que se produjo? ¿Se trata del propio virus o de todos los cambios sociales que se produjeron durante este periodo, incluidas las diferencias en la forma en que se experimentaron esos cambios entre las personas con y sin el SRAS-CoV-2?

"Quizá la pregunta más importante sea cómo intervenir para ayudar a mitigar los efectos adversos de la pandemia en los niños pequeños", señala Metz.

Se necesitan estudios en los que se siga y observe a las madres durante un periodo de tiempo "para validar estos hallazgos, desentrañar algunos de los matices e identificar a las personas con mayor riesgo", añade.

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