Al igual que la buena salud y la juventud, la mayoría de nosotros damos por sentado nuestros mechones, es decir, hasta que desaparecen. Para muchas personas, un trasplante capilar puede ayudar a recuperar lo que parece una cabeza llena -o al menos más llena- de pelo.
Si el adelgazamiento de la parte superior del cabello o la calvicie le molestan mucho, la intervención puede ser una forma de sentirse más seguro de su aspecto. Pero primero hable con su médico sobre lo que puede esperar durante y después de la operación.
¿Qué es un trasplante capilar?
Es un tipo de cirugía que mueve el pelo que ya tienes para rellenar una zona con poco pelo o sin pelo. Los médicos llevan haciendo estos trasplantes en Estados Unidos desde los años 50, pero las técnicas han cambiado mucho en los últimos años.
La intervención suele realizarse en la consulta del médico. En primer lugar, el cirujano le limpia el cuero cabelludo y le inyecta un medicamento para adormecer la parte posterior de la cabeza. El médico elegirá uno de los dos métodos para el trasplante: cirugía de tira de unidades foliculares (FUSS) o extracción de unidades foliculares (FUE).
Con la FUSS, el cirujano extrae una tira de piel de entre 15 y 20 centímetros de la parte posterior de la cabeza. La deja a un lado y cose el cuero cabelludo para cerrarlo. Esta zona queda inmediatamente oculta por el cabello que la rodea.
A continuación, el equipo de cirujanos divide la tira de cuero cabelludo extirpada en entre 500 y 2.000 injertos diminutos, cada uno de ellos con un cabello individual o con unos pocos cabellos. El número y el tipo de injerto que se obtiene depende del tipo de cabello, la calidad, el color y el tamaño de la zona donde se realiza el trasplante.
Si se somete al procedimiento FUE, el equipo de cirujanos le afeitará la parte posterior del cuero cabelludo. A continuación, el médico eliminará los folículos pilosos uno a uno desde allí. La zona se cura con pequeños puntos, que su cabello existente cubrirá.
Después de ese punto, ambos procedimientos son iguales. Después de preparar los injertos, el cirujano limpia y adormece la zona donde irá el pelo, crea agujeros o hendiduras con un bisturí o una aguja, y coloca delicadamente cada injerto en uno de los agujeros. Probablemente también reciba ayuda de otros miembros del equipo para colocar los injertos.
Dependiendo del tamaño del trasplante que te hagan, el proceso durará entre 4 y 8 horas. Es posible que necesites otro procedimiento más adelante si sigues perdiendo pelo o decides que quieres un pelo más grueso.
Expectativas y recuperación
Después de la cirugía, su cuero cabelludo puede estar muy sensible. Es posible que tenga que tomar medicamentos para el dolor durante varios días. Su cirujano le hará llevar vendas sobre el cuero cabelludo durante al menos uno o dos días. También puede recetarle un antibiótico o un antiinflamatorio para que lo tome durante varios días. La mayoría de las personas pueden volver al trabajo entre 2 y 5 días después de la operación.
A las 2 ó 3 semanas de la intervención, el cabello trasplantado se caerá, pero debería empezar a notar un nuevo crecimiento en unos meses. La mayoría de las personas verán un 60% de crecimiento de cabello nuevo después de 6 a 9 meses. Algunos cirujanos prescriben el fármaco minoxidil (Rogaine) para mejorar el crecimiento del cabello tras el trasplante, pero no está claro su eficacia.
Riesgos y costes del tratamiento
El precio de un trasplante capilar dependerá en gran medida de la cantidad de pelo que se mueva, pero generalmente oscila entre 4.000 y 15.000 dólares. La mayoría de los planes de seguros no lo cubren.
Como cualquier tipo de cirugía, los trasplantes tienen algunos riesgos, como las hemorragias y las infecciones. También existe la posibilidad de que queden cicatrices y que el nuevo cabello crezca con un aspecto poco natural.
Alrededor del momento en que empiezan a crecer los nuevos mechones, algunas personas sufren una inflamación o infección de los folículos pilosos, denominada foliculitis. Los antibióticos y las compresas pueden aliviar el problema. También es posible perder repentinamente parte del cabello original en la zona en la que te salieron los nuevos mechones, lo que se denomina caída de choque. Pero la mayoría de las veces no es permanente.
Habla con tu médico sobre estos riesgos y sobre el grado de mejora que puedes obtener con la intervención. Ellos pueden ayudarte a decidir si es una buena opción para ti.